Crónicas
Primera jornada de Mad Cool: Metallica, Placebo, Yungblud, Fever 333…
«Si por algo se caracteriza Mad Cool es por tener un line-up de lo más variopinto, este año compuesto por 140 bandas y artistas de todos los estilos. Una jugada ganadora para arrastrar a rockeros, indies, metaleros…»
6 julio 2022
Espacio Mad Cool, Madrid
Texto: Alex Rico. Fotos: Alfonso Dávila y @darachriss
Desde que comenzó su andadura en 2016, Mad Cool se ha convertido sin duda en la referencia de la capital española en lo que a festivales se refiere. Después de suspender por dos años consecutivos debido a la pandemia, por fin ya tenemos aquí su ansiada quinta edición. Si por algo se caracteriza Mad Cool es por tener un line-up de lo más variopinto, este año compuesto por 140 bandas y artistas de todos los estilos. Una jugada ganadora para arrastrar a rockeros, indies, metaleros…
Desde su primer avance de cartel, y a lo largo de estos dos años, el carrusel de grupos que se incorporaban y caían del festival ha sido notorio. En algún momento pasaron nombres como Billie Eilish, Taylor Swift, Mumford & Sons, Red Hot Chili Peppers, Queens of the Stone Age o Faith No More, que finalmente no estarán en la edición. A la inversa han entrado bandas como Incubus o los propios Metallica, que encabezaban este primer día de festival. El recinto ya lo conocíamos y no ha cambiado prácticamente nada. La icónica noria preside el festival compuesto por siete escenarios y una zona de restauración en la que se debe pagar con la pulsera contactless que da acceso al recinto.
Abriendo el festival teníamos a una de las joyas escondidas de esta edición, el bluesman estadounidense Seasick Steve. Si no recuerdo mal, su primera vez en Madrid, aunque ya había pasado por festivales como BBK Live, Azkena y más recientemente Cruïlla en Barcelona. Le tenía seguida la pista desde hace tiempo y no podía defraudarme siendo sus referentes Robert Johnson, Big Joe Williams o Lightnin’ Hopkins. Sus guitarras personalizadas y artesanales le dan un carácter especial encima del escenario con una base rítmica cruda y enérgica de Dan Magnusson. Repasó algunos de sus mejores temas con olor a blues del Delta como la animada "Don't Know Why She Love Me But She Do", que no te dejaba los pies quietos, “Walkin' Man”, “Summertime Boy” o “Soul Food” un adelanto de su próximo disco que según nos dice solo saldrá en vinilo, nada de Spotify ni sucedáneos. Seguro que nadie se fue indiferente después de su enérgica actuación.
Sin dilación arrancaba Wolf Alice en el escenario contiguo. La banda londinense con Ellie Rowsell a la cabeza congregó una buena cantidad de fans, sobre todo de mediana edad. Desde el riff infeccioso de “Smile” con el que empezaron se palpaba que están en el camino adecuado. Tienen una mezcla muy peculiar de rock alternativo noventero con melodías accesibles y pudimos verlo en temas como “You're A Germ”, “The Last Man On Earth”, “Safe From Heartbreak (If You Never Fall in Love)” o “Don't Delete The Kisses”.
Llegaba el primer solape del día y había que elegir entre Yungblud y Thrice. Estos últimos ya me dejaron muy buen sabor de boca a su paso por el Download Festival, por lo que me decanté a ver el show del joven artista británico. La explosión que ha tenido Dominic Richard Harrison (su nombre de pila) en los últimos tiempos le ha colocado como uno de los artistas revelación al que seguir la pista en los próximos años. Ha sabido encontrar un hueco perfecto para rockear sin perder ese espíritu alternativo que permite llegar a casi cualquier oyente con sonidos indie, pop-punk e incluso de traer a la palestra de nuevo el espíritu del hip-hop.
Comenzaba el espectáculo al con la arrolladora “Strawberry Lipstick”, correteando de un lado a otro por la pasarela que más tarde utilizaría Metallica. Sin parar de interactuar con el público prácticamente empalmaba con “Parents” y “Super Dead Friends” bajándose a las primeras filas y pidiendo a los allí presentes que hiciera pogos en un perfecto castellano. Es un showman que sabe muy bien cuál es su papel en el escenario y lo juega a la perfección en temas como este último, con un cierto rollo Beastie Boys, o una versión extendida de “Flebag”, con ayuda del público. En los apenas 45 minutos de actuación repasó temas de sus discos ‘21st Century Liability’, ’Weird!' y adelantos del homónimo 'Yungblud', como fue la aclamada “The Funeral” o “Memories”. No es de extrañar que gente como Travis Barker o Machine Gun Kelly hayan colaborado con él. Tiene todas las papeletas para marcar las portadas de una generación.
El siguiente solape era entre ver el directo agresivo de Frank Carter & The Rattlesnakes o unos legendarios Placebo que tenía pendiente desde hace tiempo. Me habían hablado mucho y muy bien de su directo y no se equivocaban. En sus casi tres décadas de existencia es una banda que va incorporando fans a la vez que los van descubriendo, da igual el rango de edad. El pistoletazo de salida lo dio “Forever Chemicals”, con el bajo como timón principal, seguida de “Beautiful James”, donde la voz de su líder, Brian Molko, suena espectacular. Mientras la gente guardaba sitio en el escenario principal para la actuación de Metallica, los londinenses seguían repasando su trayectoria, destacando la guitarrera “For What It's Worth”, “Special K”, su himno por excelencia, “The Bitter End”, para cerrar con la versión de “Running Up That Hill” de Kate Bush. Han pasado los años, Molko ya no posee ese aspecto tan andrógino como en los comienzos, pero su música parece atemporal. Tienen un directo incontestable.
Sin duda el reclamo de la noche eran unos Metallica que afortunadamente superaron a tiempo el Covid por el cual tuvieron que cancelar su actuación en Suiza una semana atrás. La última vez que pude verlos, en este mismo recinto precisamente, me fui con el sabor agridulce de un James Hetfield muy bajo de forma, probablemente por sus problemas con el alcohol que le llevaron a ingresar en un centro para tratar sus adicciones, cancelando su gira mundial. Afortunadamente, totalmente recuperado, volvió a tener el espíritu de otras ocasiones, aunque el sonido en ciertas partes del concierto no fuera el mejor.
La gente esperaba ansiosa a ritmo del “It's a Long Way To The Top (If You Wanna Rock 'n' Roll)” de AC/DC hasta que la intro de “The Ecstasy Of Gold” provocara el rugido general de las 65.000 personas allí congregadas. La banda sonora de Ennio Morricone que abre cada espectáculo sigue provocando un mar de móviles dispuestos a capturar los primeros acordes de los de San Francisco. Como apunte, debería haber empezado de noche ya cerrada, que siempre crea más ambiente para un concierto de thrash metal.
Situados en un segundo set en la cabecera de la pasarela, los redobles de Lars Ulrich daban comienzo a la incendiaria “Whiplash”, un latigazo que sonó atronador. Para muchos era su primer concierto de Metallica, por lo que todo supo a gloria, pero para otros muchos están en un estado de cumplir con profesionalidad alejados de esa furia que antaño les caracterizaba. Sin respiro, volvían a la carga con otro tema de la vieja escuela como “Creeping Death”, seguido de “Enter Sandman”, que provocó el primer delirio de la gente.
Los cuatro jinetes del apocalipsis volvían al escenario principal para continuar al ritmo de “Ride The Lightning” y “Wherever I May Roam”, que sonó especialmente bien, y la archiconocida “Nothing Else Matters”. Que fuera el tema más grabado por los teléfonos móviles demuestra que Metallica fue la isla en un océano de estilos que componen un festival de estas características.
"¿'St. Anger' sí o no?" preguntaba Hetfield a la audiencia plenamente consciente de la polémica que arrastra el octavo álbum de estudio de la banda estadounidense. En esta gira están tocando un “Dirty Window” que ciertamente suena mejor en directo que en disco, pero podría ser totalmente prescindible. La que no puede faltar es otro de los éxitos del famoso 'Black Album' como "Sad But True". Es preocupante cómo ha cambiado la forma de disfrutar de un concierto y aprovechar la magia que solo quien está presente puede apreciar. En temas como este último se podían contar decenas de teléfonos móviles emitiendo en directo en vez de sentirte un privilegiado por estar disfrutándolo en vivo. Habría que dar una vuelta a esto…
Una de las sorpresas de la noche fue la famosa canción tradicional irlandesa "Whiskey In The Jar", que ponía la alfombra a "For Whom the Bell Tolls" para que Trujillo se apoderara del escenario antes que los cañones de fuego dispararan los estribillos de "Moth Into Flame". Una de cal y una de arena, "Fade to Black" ponía la nota emotiva y "Seek & Destroy" ponía patas arriba el escenario principal de Mad Cool. Turno de los bises con "Damage, Inc.", presidida por una bandera de España gigante, los cañonazos de "One", y el cierre de fiesta con "Master of Puppets". Un show con el que cumplieron, pero no de sus mejores ocasiones.
Tengo que reconocer que hasta la edición del Download Festival de 2019 para mí Fever 333 era una banda desconocida, y creo que para muchos que los descubrimos allí. Jason Aalon, Stephen Harrison y Aric Improta se comieron cualquier actuación de esa edición con su energía, locura y entrega. No había visto algo igual en mucho tiempo, por lo que era cita obligada para cerrar la noche del miércoles.
El solape con las actuaciones de Twenty One Pilots y Chvrches además permitió que no estuviera tan masificado y disfrutarlo aún más desde la carpa “The Loop”. Saltando desde el primer momento con el rapcore de “Bite Back” o bombazos como “Only One” y “Made An America”.
La verdad que engancha mirar como Jason Aalon se hace dueño del espectáculo saltando entre monitores, elementos del backline o subiéndose a las torres laterales. “One of Us” volvía a incendiar la carpa, una llama que iba a más en “Burn It” y los reseñables pogos que se formaron durante varios momentos de su actuación. ¡El concierto en mayúsculas del festival!
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