Crónicas

La Fuga: Animado camarote

«Dos horas y pico como señores que constatan que La Fuga todavía tienen mucho que decir en el nuevo milenio, por lo menos para los amantes de la electricidad»

22 noviembre 2019

Kafe Antzokia, Bilbao.

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Los finales de gira son momentos adecuados para realizar balance. Hacer un alto en el camino y tomar un poco de aire con el futuro en lontananza. Examinar los logros conseguidos y posar la vista en nuevas metas. Colocar el listón más alto y apuntar con precisión en la siguiente ocasión. Así deberían ser los diferentes tramos en una banda con una trayectoria ya considerable que supera varias décadas. Un fenómeno que ha dejado de convertirse en una rareza destinada a cuatro excéntricos para formar parte de lo cotidiano en el panorama patrio.

Desde que La Fuga remontara el vuelo de la mano de su vocalista Pedro, allá por 2010, han demostrado que lo suyo no va a ser ni por un asomo vivir de las rentas, pese a contar con un catálogo considerable de himnos a estas alturas de su vida. Si ‘Raíces’ estableció las coordenadas por las que se moverían en años venideros, ‘Mas de cien amaneceres’ subió varios escalones de una tacada, mientras que ‘Humo y cristales’ consolidó la posición alcanzada, al tiempo que celebraba dos décadas encima de los escenarios. Su hábitat natural.

Y nada mejor que cerrar un periplo iniciado hace ya una buena temporada con un baño de masas en toda regla en un Kafe Antzokia con entradas agotadas y los ánimos del personal desbordados. Cómo ha cambiado el panorama desde que eran un grupo casi para púberes hasta transformarse en algo completamente intergeneracional y con una actitud clara que certifica que lo suyo es el rock & roll sudoroso y de garito y no las ñoñerías de radiofórmula de otros.

Tras la intro orquestal que aparecía en el DVD ‘Mientras brille la luna’, La Fuga  constató que el repertorio no sufriría excesivas variaciones respecto a lo que se ha podido ver en otros puntos de la península. “En vela” pone de inmediato las gargantas a tono y estas no cesan tampoco en “Humo y cristales”, antes de volver a lo más alto con “Camarote”, que desde que la editaran en ‘Más de cien amaneceres’ se ha transformado en un auténtico himno que define incluso la filosofía de la banda.

Pocas pegas se le pueden sacar a un repertorio mastodóntico plagado de temazos como “Trampas al sol” o “Majareta”, que no dan pie a aburrirse ni siquiera ligeramente, por mucho que proliferen las palmas. Si entre la muchedumbre el entusiasmo era desbordante desde el primer corte, encima de las tablas también andaban de subidón total, con el vocalista Pedro ganándose a los fieles deseando “domingos de resaca de puta madre”, pero, eso sí, que nunca lleguen “Lunes de olvido”.

Siguieron descendiendo a los tugurios “con nocturnidad y alevosía” en “Maldita”, con su rollo reminiscente a Platero y Tú, y no se cortaron a la hora de pillarse un “Pedazo de morón”, que marcó la nota festiva con su ritmo ska. Pero no son solo pura electricidad y no guardan reparo en sacar las acústicas para “La marea” y “Balada del despertador”, donde alguno hasta se atrevió a desenfundar mechero en plan vieja escuela entre el mar de móviles. Este tramo sirvió para relajarse y tomar aire, pero por suerte no se prolongaría mucho.

Regresarían a las guitarras potentes con “Cuestión de prioridades” o ese punteo mayúsculo que da pistoletazo de salida a “Mi perdición”. No les hace falta bucear demasiado en el armario, aunque ciertas cosas son casi obligación, caso de “Miguel” o “Sueños de papel”, que sigue siendo una rotunda declaración de principios en línea con aquel “No hierve tu sangre” de Platero. Hoy en día todavía se compra popularidad, sobre todo en redes sociales.

A pesar de que despistaran jugueteando con las guitarras a lo Pink Floyd, a estos históricos del rock estatal lo que les mueve es la farra, no necesitan subrayarlo, puesto que son capaces hasta de pedir “Baja por diversión”, cantada a pleno pulmón por la concurrencia. Ya lo hemos dicho en otras ocasiones, pero en el bilbaíno Kafe Antzokia una escaleras marcan la división entre civilización y  barbarie, por lo que no dudaron en traspasar varias veces el umbral antes de “Jaleo” y de una pieza tan auténtica como “Amor de contenedor”. Siempre con el rock n’ roll.

“No solo respirar” provocó en su época cierta estupefacción entre los fans por su descarado aire a Maná, pero Pedro le otorga en directo la garra que le faltaba a la original, con un solo tremendo en el que hasta intercalaron un fragmento del “Afraid To Shoot Strangers” de Iron Maiden, si no me equivoco. La moñada de “Por verte sonreír” para nosotros fue lo peor del concierto, aunque por fortuna tampoco duró mucho y se nos haría raro que no la incluyeran en el repertorio.

No se podían marchar sin ir a buscar al señor JB en “Las olas” ni sin rendir su peculiar homenaje a Los Calis en “Heroína”, donde destacaron sobre el griterío las voces femeninas, no en vano habría en el recinto un 90% de chicas. Y sin descanso enlazaron con el “Txus” de La Polla, un subidón total perfecto para ir despidiéndose con los galones relucientes, antes de que “Buscando en la basura” volviera a desenfundar las gargantas en ristre y en “P’aquí P’allá” lloviera confeti para finalizar el evento con propiedad.

Dos horas y pico como señores que constatan que La Fuga todavía tienen mucho que decir en el nuevo milenio, por lo menos para los amantes de la electricidad. Si uno los ve en la actualidad sin saber nada de ellos, jamás imaginaría que existió previamente otra etapa distinta. El camarote estuvo más animado que nunca. Y que así siga.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Buen directo por parte de una de nuestras mejores bandas como son LA FUGA en el mitico Antzokia bilbaíno donde tan grandes bandas de nuestro pais han pisado sus tablas.

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