Crónicas
José Andrëa + Mandrágora Negra en Donosti: El rey no ha muerto, el rey ha vuelto
«José aguantó estoicamente hasta el final a pesar de las inesperadas dolencias fruto de su aún viva intervención»
23 octubre 2021
Larratxo KE, Donosti
Texto: Iker Vicente | Fotos: Íñigo Malvido
No se nos ocurría un mejor título para la crónica de este ansiado evento que echando mano de la proclama del último plástico de nuestros queridos José Andrëa y Uróboros, ‘Bienvenidos al Medievo’. La primera lectura que pudimos hacer de esta rockera velada es que José Andrëa no solo vuelve vivo y coleando de su problema de salud, sino que lo hace poniendo todo de su parte para seguir alimentando con pasión su leyenda que mediante tan consagrados méritos se ha ganado, no solo en nuestro rock estatal, sino en toda Latinoamérica.
Tras la superación de manera positiva de su nueva, reciente y delicada intervención a vida o muerte, la expectación fue máxima cuando supimos que estaría de vuelta en los escenarios casi inmediatamente, muestra inequívoca de que José pretendía corroborar con hechos el espíritu del título de nuestra crónica.
Con una sala con asistencia humilde para tamaño evento, y tras comprobar tristemente que las restricciones covid no permitían en este recinto servir bebidas en ninguno de sus formatos, arrancaban los donostiarras heavy metaleros Mandrágora Negra. Abrieron fuego no con “Abre fuego”, mítica cover de sangre azul que hizo las delicias del público y que relegaron para el tercer lugar, sino con las cañerísimas “Sueños de realidad” y “Vencerás”.
Heavy metal clásico de la vieja escuela comandado por su cantante Moisés Montero ("Moi"), que, como si del mismísimo relato de la Biblia se tratase, iba mostrándonos todos los mandamientos de nuestra hermandad corte a corte de temas clásicos de la banda con otros que ya nos anunciaban al comienzo del concierto que sonarían en rigurosa exclusiva y por primera vez esta noche. Temas como “Imparable”, “Jamás me rendí”, “Pensando en ti” o “Mi soledad” tenían, y así nos lo hicieron saber, ciertas sincronicidades y similitudes con la situaciones recientemente vividas con motivo de la pandemia, que también conectaban con las ansias de superación y de seguir luchando tras ella con “Gritaré” o “Fue tu pasión”.
También nos regalaron otra brillante versión más, en este caso de uno de los temas más emblemáticos de los clásicos y amados Gotthard, “Anythime Anywere”, adaptada al castellano. Finalmente, quisieron volver a tener esa condescendencia con su público y seguidores más fieles (que se hacían notar) volviendo a regalar otro corte nuevo con “Símbolo de libertad”, para cerrar definitivamente y hacer levitar a buena parte de ese citado respetable con “Tocando el cielo”. Un buen bolo con buenos músicos, un cantante versátil y buena puesta en escena no podían servir de mejor antesala para lo que se nos venía.
Llegaba el ansiado y expectante momento de José Andrëa y Uróboros, con “Vive” como carta de presentación, tras la que “No cuentes con ellos” nos hacía intuir que José iba poco a poco calentando la voz y que su energía iría in crescendo. El primer impacto y la gran novedad de esta formación fue la incorporación de Ismael Filteau en los teclados, carismático músico que comenzó su andadura metalera con los adolescentes Amset y que después prosiguió con Cuatro Gatos o Silver Fist. Hoy por hoy, en las filas de Uróboros inyecta una buena vibra brutal logrando una compenetración con José y resto de la banda como si llevase toda la vida en ella, todo ello aderezado con constantes headbangings y buscando las mil y una maneras más extravagantes de tocar el órgano.
En ese contexto, es cierto es que la banda, tras la reciente de salida del apreciado Kiskilla, ha perdido veteranía, pero ha ganado en frescura, dinamismo y buen rollo. Antes de presentar “Vanidad”, el tercer corte del setlist de los madrileños, las palabras del Mägo de oro, dejando ver su nueva cicatriz en su abdomen, nos calaban hasta los huesos: “Nos creemos inmortales pero no lo somos”, apostillaba para, tras sumarse Fernando Ponce de León con su mítica flauta travesera a la escena, interpretar con exquisitez “Una fábula de mi yo”. Le siguió un momento super cañero con ese gran pepinazo llamado “Malaestrella”, una de las joyas de su último redondo medieval, cosecha del gran Juan Flores, más conocido como “Chino” (ex-Sinkope). Este guitarrista, compositor, mano derecha y segundo alma mater del grupo, amén del propio José, nos hacía la primera sublime demostración de fuerza y vibración al acometer el tema combinando su hacha medieval de seis cuerdas con un sorprendente y curioso destornillador eléctrico (técnica utilizada por Van Halen o Paul Gilbert), y que consigue impregnarle ese sonido característico y tan eléctricamente singular a la guitarra de la intro.
Llegábamos casi sin darnos cuenta al momento álgido de la noche con “Quien quiera entender que entienda”, cuando José invitó a cantar a dúo a “Moi”, voz de Mandrágora Negra. Ambos nos regalaron el momento Mägo y, por ende, más “Mágico” de la noche, ya que tristemente fue el único corte que nos tenían preparado de aquella banda que no solo llevó a José al altar de las mejores voces metaleras de nuestro país, sino que transportó nuestro heavy metal a todos los lugares del mundo e hizo que Mägo de Oz sea lo que es hoy, fruto de su enorme aportación.
José Andrëa realizó un agradecimiento especial por poder reencontrarse con su público y toda la gente que sigue apoyando a esta carismática banda ya casi clásica de nuestro rock, incluyendo a su manager, María, antes de arrancar con "Resurreción", que también fue recibida con mucho agrado por el público. El respetable, por cierto, se moría de sed y solo podía hacerle frente refrescándose el gaznate con algún botellín de agua que nos lanzaban desde el escenario o directamente yendo al baño. Esperemos que este hándicap pronto pueda verse solventado si no queremos dar la última estocada a la música en directo.
Una breve presentación de su nuevo y ya citado teclita, el cual cumplía años ese día, nos servía de antesala para “La canción de los deseos”, con el regreso de Fernando a la flauta, que, de manera intermitente, se iba sumando a lo largo del show. Es al final de este corte donde tuvo lugar el momento más especial y destacado de toda la ceremonia: un final de canción con un solo espectacular de Juan “Chino” Flores, derrochando virtuosismo y ganas por todos sus poros, junto a un José Andrëa muy activo en la voz y pegado a él, consiguiendo con gran acierto y criterio crear una atmósfera y clímax en los asistentes de toda la sala digna de remarcar:
La verdad que el valor añadido que le da “Chino” a los Uróboros no tiene parangón, no solo por su gran dominio de su guitarra ESP, sino por su gran aportación al sonido y a las composiciones del combo donde Juan ha estado y sigue estando siempre volcado y a morir con José.
Decidían entonces hacer un pequeño sorpasso de la densidad, pasión y fuerza al momento más divertido y cómico de la noche, una especie de duelo de guitarras entre Juan y Manu Acilu (gran guitarrista también proveniente de Nocturnia) con el teclado de Isma, que no hizo más que volver a evidenciar que este último es un showman de primera línea. La performance arrancó grandes carcajadas entre el público gracias a sus enormes dotes cómicas.
“La mujer lobo” nos iba poniendo ya en la recta final del evento para llegar ya casi a puerto con “Allá donde estés tú” mediante ese pegadizo estribillo que invita a cruzar los mares y que guarda muchas similitudes con el sonido Mägo más festivalero, todo ello salpimentado con un tipo de flauta distinta que usaba por momentos Fernando y que le daba un sonido más folk, si cabe, al corte.
José nos explica entonces que nuestro siguiente regalo será “Ocaso”, “una de las canciones más bonitas que nunca he cantado”, decía emocionado. Llegados a este punto, mientras transcurre la preciosa balada, y pese a que estábamos convencidos que el estado vocal de José, fruto de un largo periodo de inactividad, irá progresando de la mano de su recuperación, intuimos que nuestro querido Mägo se aquejaba llevándose la mano a su herida en el vientre. Aún con todo, echándole huevos al asunto, tal y como siempre ha caracterizado a Andrëa, van cerrando ya con “Para que nunca amanezca”, nuevamente con una banda dándolo todo, con una destacada pegada en la batería de Teto (Ars Armandi, Tako) y un "Peri" (también ex Mägo) al bajo aportando ese empaque tan necesario al grupo.
Tras un breve respiro, el broche de oro vino con “Bienvenidos al medievo”, donde José aguantó estoicamente hasta el final a pesar de las inesperadas dolencias fruto de su aún viva intervención. Gran ovación por parte del público y despedida final con todos los músicos saludando desde el escenario.
Resumiendo, un concierto muy especial, ya no solo por volver a ver a nuestro apreciado José Andrëa de vuelta cual ave fénix volviendo a los escenarios para hacer lo que mejor sabe, regalarnos su voz, sino porque además el último concierto que un servidor pudo ver en 2020 antes de las restricciones covid fue el de José Andrëa en la capital de Euskadi en febrero. Este, en cambio, era el primer concierto de pie después justamente de aquel bolo y la pandemia. Un Uróboro en toda regla que siempre recordaremos.
Gracias, José. Gracias, Juan. Gracias, Uróboros.
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2 comentarios
Solo puedo decir que ha sido un placer leer esta extensa crónica de lo que dio de si tanto el concierto de JOSÉ ANDREA y sus UROBOROS como de esta digna banda telonera como fueron MANDRAGORA NEGRA por tierras donostiarras. Da gusto ver de nuevo tras su complicada operación a uno de nuestros vocalistas más ilustres como JOSÉ ANDREA y el pedazo de solo que se marca en este video uno de nuestros mejores hachas como es el CHINO. Aún recuerdo la pedazo de actuación que nos brindarón en el BARCIA METAL FEST 2018 y con una buena pua que me dio Juan Flores el Chino.
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