Guadaña + Alan Nepa + Decum: Guerreros de la tempestad

Guadaña

Jerez y Cádiz, poco a poco, están volviendo a estar en el ojo de la escena gracias a las ofertas de conciertos emergentes que están brindando en estos meses. El último viernes de mayo se presentó un cartel variado en cuanto a estilo con tres bandas potentes, con peso específico en cuanto a ascendente, proyección y actualidad. Guadaña, Decum y Alan Nepa dieron un concierto impresionante y salvaron algunos detalles de la sala con clase y garra.

Abrieron Decum, una sólida banda de rock con sonidos de referencia tipo Jefferson Airplane, por la crudeza en algunos tramos, o cambiando de tercio hacia unos B'52 por la ironía de sus letras, en un concierto entretenido, sin aspavientos ni más armas que un show conciso apoyado en una buena base percutiva.

Decum

El grupo arrancó dando un doble golpe con las canciones "You're a Liar" y "I Like Rock and Roll", sosegados y seguros de sí mismos, bastando para que la gente se sintiera a tope. Fueron ganando confianza minuto a minuto, para ya soltarse del todo y terminar con una buena sinergia con el público y dejando muy buenos detalles de un grupo que ya está trabajando en un nuevo proyecto. Canciones como "Cabrón" o "Siento" terminaron una gran performance.

Cambio rápido, y arriba la planta arrolladora de Guadaña, por fin pudiendo presentar 'Erytheia' cerca de su casa y buenas nuevas con dos  fichajes que suman mucho al ya de por sí contundente espectáculo del grupo.

Tras un comienzo algo accidentado por fallos del sonido ajenos al grupo, Gloria y Salva, en ese tándem lírico, melódico, gutural, se cargaron el show a sus espaldas y fueron comandando los primeros minutos algo caóticos pero que, en verdad, la gente ignoró por la fuerza de las canciones "Retar al abismo" y "Guerreros de la tempestad".

Guadaña

El señor Ablaze, en la guitarra, estaba inmerso en esos tramos técnicos y rítmicos que son el sello del grupo, sumado a la furia conductiva de la batería. Ver a estos cuatro músicos como engranaje fundacional en directo terminó de completar la idea de un disco épico construido como un nuevo escalón en su carrera. Tienen potencia y la conocen muy bien. Invocando truenos, rayos y una casi obsesiva ejecución de su artística hicieron que ese candor de 'Erytheia' estuviera presente todo el tiempo. Sumamos el despliegue de Gloria, que además de voz clara y potente, tiene fuelle para arengar, saltar, bailar y contagiar al público de un buen rollo que, de nuevo, hizo desaparecer cualquier fallo de la sala.

Párrafo aparte para los nuevos. Guadaña ha fichado dos elementos que provienen de otros estilos, de otras tribus, y le han aportado personalidad y un sonido, tal vez, más salvaje, sumando mucho al show que suelen ofrecer. El bajo de cinco refulgentes cuerdas de Chesky (Kathew, banda de un groove apoteósico) también genera adrenalina y unos coros que impactan. Interpretación estelar en "Némesis", una canción salvaje y afilada, con un growl hiriente, seco y atrevido. Y luego, presentado "oficialmente" en Nueva Generación, Antonio Medina Olmo (MedictuM, banda de thrash/death con toques técnicos) se luce tanto en rítmicas, como en solos y agresividad.

La batería marcando el tempo, Salva al frente del escenario sin más atrezo que su propia estirpe, que lidera con clase y una voz imponente. De nuevo Gloria, con una bandera o trayendo al "Dios del trueno", luciendo esa voz imposible y que, la verdad, contiene una naturaleza simple y brutal. Una leona. Y para cerrar un show que se hizo corto, de nuevo, laureles para Juanma Ablaze: personalidad y calma, despliegue escénico sobrecogedor y simpleza en una sonrisa. Guadaña se ha confirmado como un portento del heavy metal nacional sin necesidad de ser Instagramers o lucir el pelito bien planchado melancólicamente. Ellos son los dioses del trueno.

Alan Nepa

Cierre, si se me permite, macarra: Alan Nepa y su presencia cruda pero divertida. Estos señores subieron con actitud recia, divertida y un sonido clásico dentro del rock español, arengando continuamente a la gente a disfrutar de golpes directos al mentón, con una guitarra afiladísima y un frontman eléctrico, fueron desgranando canciones de sus discos 'Tatuando mi destino', 'Sin nicotina' y 'Hoy quiero contar'.

Esa melancolía callejera, bien entendida, se presentaba dentro de un despliegue dinámico y purísimo. Una voz aguardentosa se ponía al servicio de una excelente versión de "Pongamos que hablo de Madrid", "Sin nicotina" o "Nunca se acabó".

El color negro parecía un uniforme entero entre gente y banda, sumando complicidad, buen rollo y afecto con un público que lo dio todo.

En un momento, acodado a la barra, como me gusta vivir estos conciertos, la sala comenzó a jugar con ciertas luces de colores clásicos. Verde, azul y rojo... Algo de humo y cervezas derramadas; un ambiente muy acorde para poder volver a disfrutar de bandas y fiestas de rock, incluso si algún taburete hubiera volado de lado a lado del local la noche lo tendría todo, porque era el ambiente propicio. Tres grupos de diferente corte dieron todo lo que tenían en una sala algo falta de empatía para el show que albergaba, porque público y bandas terminamos agotados, satisfechos y viendo el reloj para cerrar más bares y seguir viviendo una gran noche gracias a Guadaña, Decum y Alan Nepa.

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