Crónicas

Doctor Deseo + Duobite en Bilbao: La rebelión de los maketos

«Tuvimos suerte esa noche porque se cascaron un repertorio vigoroso, con momentos muy intensos y sin una pizca de aburrimiento. Solo el más profundo aldeanismo impediría afirmar que en la actualidad son un grupazo de tomo y lomo.»

20 enero 2023

Kafe Antzokia, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Ocurre a veces que términos antaño ofensivos pasan a significar algo muy distinto para lo que fueron concebidos. Frente a una palabra empleada por un racista hasta la médula que ya sonaba a vieja cuando se acuñó, un concepto inclusivo total, para el que no hace falta pureza de sangre ni demás memeces propias de acomplejados con boina enroscada. Esa sí que es la verdadera batalla cultural por la que merece la pena batirse el cobre hoy en día y así dejar en evidencia a esas reliquias políticas que apenas han cambiado sus postulados desde el siglo XIX.

Doctor Deseo

Tal se antoja la intención de los bilbaínos Doctor Deseo con su disco ‘Maketoen Iraultza’ compuesto íntegramente por piezas en euskera, una relación que tampoco es nueva, pues Francis y compañía llevan legando al respetable canciones en la lengua de Aresti desde los mismos comienzos de su trayectoria. Una vinculación de carácter emocional muy alejada de la habitual tónica partidista con la que suele abordarse el asunto y que subraya lo que debería ser la auténtica modernidad.

Había quedado pendiente presentar en condiciones el último trabajo, puesto que la publicación casi coincidió con el estallido de la pandemia. La prueba de fuego era, como no podría ser de otra manera, en una plaza tan fundamental como la del Kafe Antzokia de Bilbao, que colgó el cartel de entradas agotadas dos días seguidos y demostró que el poder de convocatoria de los de Francis sigue siendo apabullante, por mucho que sean de los habituales en fiestas veraniegas.

Duobite

Seguramente más de uno les habría visto ya varias veces, pero eso no impidió para que en el primer concierto los ánimos estuvieran por las nubes y se alcanzara una conexión impresionante entre artistas y público. El breve entremés de Duobite, dúo en el que estaba el actual guitarrista de Doctor Deseo, Josu Aguinaga, ejerció a modo de percutor para poner a la peña a tono con rock guitarrero y potente con un sonido espectacular que incluso hacía dudar de que realmente se tratara de solo dos personas. Se pasó volando su tiempo en escena y desde luego nos proporcionó otro nombre para no olvidar. Todo un grupazo.

Para no perder la tradición, la sensual “Je t’aime moi non plus” de Serge Gainsbourg y Jane Birkin sirvió de introducción para que Doctor Deseo arrancaran con “Ni Naiz”, un homenaje a Xabier Lete que luego se tornó en otro, pero a Joy Division, con “Ez Nauzu Izango Berriz”, la animada versión en euskera del clásico “Love Will Tear Us Apart”. Nunca nos convenció su excesivo enfoque festivo, pero hay que admitir que en directo resulta un verdadero subidón.

Doctor Deseo

El macarrismo suburbial llegó con “Tracy Lords”, una pieza que no solía faltar en sus recitales con un Francis épico, en plan Iggy Pop, hasta simuló masturbarse con una botella de cerveza. Aquella noche no le dio por colgarse de las alturas, quizá le suceda lo mismo que a la iguana de Detroit respecto a los saltos al público a sus años, pero siempre fue un frontman inigualable. De lo mejor que se puede contemplar por estos lares.

Ni siquiera la intensa “Eta Moxua Hil Atsekabez” cortó el rollo al bajar las revoluciones. Era lo normal cuando se cuenta con un vocalista en el que sigue predominando ese componente inesperado que muchos veían en el histórico Jim Morrison. En otras manos tal vez se hubiera producido cierto amuermamiento, pero eso no se contemplaba en las dinámicas circunstancias de la velada.

Doctor Deseo

La homónima “Maketoen Iraultza” puso enfervorizadas a las chicas de las primeras filas, con Francis dejándose querer y el saxofón también disfrutando de un considerable revuelo cuando se acercaba a las escaleras. “Pequeños héroes” mantuvo el tirón con el tono bailongo y los ecos a Bowie del estribillo, mientras que nos proporcionaron uno de los puntos álgidos del bolo en la intro con saxo de “Busco entre tus labios”, parecía incluso la E Street Band de Springsteen.

La lluvia de confeti disparó todavía más la emoción y sin desperdiciar un lance arremetieron con “Olas y naufragios”, otro de los temas que sufrió un lavado de cara hace unos añitos que le ha convertido en una apuesta ganadora en las distancias cortas. “¡Cuánto frío hace en Saturno!” ha superado ya la década y sigue desatando las gargantas como pocas, algunos en cuanto la reconocieron soltaron: “¡Es un temazo!”.

Doctor Deseo

La vena sentimental subió otro escalón con la inevitable “Abrázame”, oscura como un tizón y desgarradora a tope, aunque en esta ocasión no contáramos con la ayuda de Aiora Renteria de Zea Mays. Por lo que he leído luego por ahí, parece que sí que estuvo en el segundo bolo del sábado. En cualquier caso, se trató de una interpretación sublime, con Francis arrodillado cogiendo la pierna del guitarra. Brutal.

Apelaron de nuevo a lo más hondo con “Soñar, desear, atreverse”, donde el vocalista se dio un garbeo por el segundo piso y cantó con la peña que se iba encontrando en su periplo. “A mí pequeña María” elevó las voces desde las primeras notas, ni falta hacía presentar determinadas canciones, y después de que Francis se colgara la guitarra evocaron a unos primigenios Héroes del Silencio en la inmensa “¿Quién mueve las cuerdas?”, seguramente mi corte preferido suyo. Que permanezca por muchos años en el repertorio.

Doctor Deseo

Los móviles se levantaron al unísono con la celebérrima “Corazón de tango”, nunca nos convenció demasiado, pero había que tragar. Se entonó a capela el estribillo y también se desataron los habituales actos de confraternización entre semejantes. Habíamos vivido aquello en otras ocasiones, tal vez por eso ya no nos impresione demasiado.

Para los bises se guardaron joyitas como “Ahora que estás dormida”, más desgarro a punta pala, con un Francis impecable una vez más en su papel de showman total cantando desde lo alto de un bafle mientras deshojaba su boa de plumas, o “Isla de cielo”, con más de tres décadas a sus espaldas. Después de aquello, solo quedaba permanecer “De nuevo en tus brazos (Morirse en Bilbao)”, un himno fundamental en la historia del botxo.

Doctor Deseo

Dieron la puntilla con un glorioso “La chica del batzoki” al que le añadieron a modo de intro el “Misirlou” de Dick Dale popularizado en la peli ‘Pulp Fiction’ y que además le sentaba cual guante. Puro costumbrismo local elevado a la categoría de leyenda, por canciones como esta siempre fueron un grupo la mar de especial. Orgullo tremendo para los bilbaínos de pro.

Lo cierto es que llevábamos tiempo sin coincidir con ellos en los escenarios y apetecía un reencuentro en condiciones. Tuvimos suerte esa noche porque se cascaron un repertorio vigoroso, con momentos muy intensos y sin una pizca de aburrimiento. Solo el más profundo aldeanismo impediría afirmar que en la actualidad son un grupazo de tomo y lomo. Los más adecuados para encabezar la rebelión de los maketos y reinterpretar un concepto tan caduco en una óptica integradora. A cascarla Dios, la ley vieja y toda esa mierda.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Pedazo de resumen hacia el gran concierto que se marcaron una de las bandas más históricas del Rock Vasco como son DOCTOR DESEO en el Antzokia bilbaino a través de esos grandes clásicos junto a DUOBITE como digna banda telonera.

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