Crónicas
AmigOz + The Wild Ones + Daily Dreamers + Redención: Rock Festival del día de la música 2018
«¡Que nunca falte la música en las calles!»
24 junio 2018
Plaza de Cortilandia, Madrid
Texto: Pablo Camacho. Fotos: Jorge Sanz
37º centígrados y ni una sola nube en el cielo de Madrid invitaban a buscar refugio en casa o en algún bar con buen aire acondicionado. Sin embargo, el centro de Madrid rara vez se encuentra vacío y en la plaza de la calle Maestro Victorio, más conocida por los gatos como la plaza de Cortilandia, el flujo de paseantes, entre ellos muchos turistas, es siempre constante. Se celebraba la última jornada del día de la música, con un escenario por el que durante cuatro días, más de una docena de bandas habían presentado sus creaciones. El cierre quedaba de la mano del rock y el metal. Cuatro bandas madrileñas pondrían todo su empeño en llevar la alegría y la música a la calle, para goce y disfrute de los viandantes.
Tras una rimbombante presentación, en la que se ensalzó los valores de la música, Redención ocupó, puntualmente a las 18:00, su lugar sobre el escenario. Los de Aranjuez venían a presentar su primer álbum, ‘Zero’, del que dieron buena cuenta en su media hora de concierto. El show empezó con “Crueldad”, durante la cual, la plaza se fue llenando poco a poco entre los sorprendidos peatones y los, no pocos, fans que llegaban ataviados con la camiseta de la banda. Empezar con el concierto más “duro” de la jornada era arriesgado, pero muchos curiosos se acercaron y disfrutaron de temas como “Fluir” o “Dogma”.
El sol aún pegaba fuerte a esas horas, por lo que pocos se atrevían a posicionarse frente al escenario y buscaban recovecos en la sombra o frente a las puertas de los comercios de donde emanaba frío. El momento álgido del concierto fue la versión que la banda realizó de “Esta es una noche de Rock&Roll” de Barricada, que dedicaron a su cantante, Boni, que recientemente ha perdido la voz a causa de una operación. El show acabó entre aplausos con “Mundo Piramidal”, primer single de ‘Zero’. Muy correcto concierto de Redención, que se quedaron por la zona para firmar discos.
Con una organización perfecta y unos horarios que se cumplieron, a las 18:45 fue presentado Daily Dreamers. El grupo salió a por todas, tocando varias canciones seguidas en las que demostraron su técnica a base de cambios de ritmo y fusión de estilos. El uso de elementos de swing, jazz o blues, e incluso ingredientes de la cultura pop como la celebérrima sintonía de La Pantera Rosa hacían que todos los presentes tuvieran algo a lo que agarrarse.
Con una nueva formación, prácticamente recién sacada del horno, funcionaron a la perfección. La flamante frontwoman, Marta Oliva, puso en movimiento a los acalorados espectadores, entre los que se podía oír “que buenos son, ¿eh?”. Daily Dreamers domina también los medios tiempos, como se demostró con “A Kiss is Enough”, que dio pasa al enloquecido funky de “Dance that Funk”. La intensidad del concierto no dejaba de crecer, llegando al punto de romper las cuerdas de la guitarra durante “The Hills”. El grupo se despidió con “Pretended Love”, un corte un tanto atípico para terminar, que sirvió como fade out, pero que dejó muestras de la enorme habilidad y creatividad de sus músicos. El proyecto de Miguel Beneyto anunció además que su segundo disco llegará el próximo otoño. No podemos esperar a ver qué más nos puede ofrecer este ecléctico grupo.
La tarde avanzaba y el siguiente grupo iba a poner a bailar a los más serenos. The Wild Ones aparecieron a escena para trasladarnos 60 años atrás en el tiempo, a la edad dorada del rock ‘n’ roll, en los tiempos que en los que Bill Haley, Little Richard o el mismísimo rey, Elvis Presley, dominaban las discotecas de costa a costa de Estados Unidos. La fuerte presencia de los teclados en la banda nos hacía recordar a Jerry Lee Lewis, algo enfatizado por la magnífica actuación de su vocalista Hugo Ventura, que no dejó de bailar y de mover de un sitio a otro su micrófono vintage.
Temas como “In The Summertime” devolvían el espíritu del surf rock a un Madrid deseoso de playa. Los temas caían uno a uno sin descanso, en un setlist al que hubiese dado el visto bueno Tarantino para uno de sus films. Turistas en chanclas, familias al completo, parejas de pensionistas y heavys con chalecos de parches disfrutaron de igual manera y pusieron sus caderas a bailar al ritmo incontrolable del rocanrol. Temas muy conocidos por todos como el “Summertime Blues” de Eddie Cochran permitían que más de uno también se pasase al cante. El concierto se cerró con el “Be-Bop-A-Lula” de Gene Vincent, no sin antes anunciar que el próximo otoño tendremos nuevo disco de The Wild Ones.
Tras una presentación rococó en la que prácticamente se pregonaron todas la hazañas de la banda, a las 20:25 dio comienzo el último concierto de la jornada. Los componentes de AmigOz, que en buena parte habían estado rondando el público desde el comienzo de la tarde, ocuparon sus puestos y arrancaron con “La taberna del Kiski”, corte que abre también su debut homónimo.
AmigOz cuenta ya con una buena legión de fans propios, que, con buena parte de la plaza ya a la sombra, no dudaron y se posicionaron en las primeras filas. El ambiente era inmejorable y la música, alegre y divertida, de unos artistas experimentados hizo que tanto los que fueron de forma consciente, como los curiosos que acabaron quedándose al show lo disfrutasen de principio a fin. El ya clásico “El que quiera entender que entienda” sirvió para celebrar la proximidad del día del orgullo gay, que se celebra en la capital el próximo 7 de julio. Con “Borracho de placer”, el vocalista, Juanma Lobón, aprovechó para reclamar más música en las calles de las ciudades y recordó los tiempos del alcalde Enrique Tierno Galván, que durante los ochenta apostó por la cultura en Madrid.
Lo cierto es que los presentes pudieron disfrutar en pleno centro de instrumentos más atípicos, como la gaita de Fernando Ponce de León en “Cuando Amanezca” o del metal clásico de “Te invito a soñar”. Pero cuando los presentes estallaron de auténtico júbilo fue con la inmortal “Molinos de viento”, una canción coreada por todos los presentes, que, fans o no de la banda, todos habían escuchado antes. Con un público ya totalmente entregado, pidieron a todos que cantasen con ellos el estribillo de “Amigo”, canción con la que se despidieron, no sin antes anunciar su próximo concierto en Madrid, el 6 de julio en el Café Berlín. Pero el respetable quería más. Era demasiado pronto para que todo acabase y, aunque la banda había empezado ya a recoger, el público insistió en querer otra canción y los organizadores finalmente dieron el permiso. “Soy lo que buscas” fue finalmente la elegida para despedirse de todos y dar por concluida una estupenda jornada de música en una plaza del centro de Madrid. Una iniciativa maravillosa, con la que todo el mundo pudo deleitarse y algunos incluso conocer estilos que iban más allá de sus gustos personales. Esperamos más eventos de este tipo, que la música nunca falte en las calles.
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