Momo

Pequeño acto de rebeldía, muerte y posterior resurrección

Autoeditado (2017)

Por: Pablo Camacho

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Momo ha forjado su nombre en letras de oro para los amantes del rock gracias a sus magníficos homenajes a su banda de referencia, Queen. La voz de Momo Cortés no nos pilla de sorpresa, pero nos sigue fascinando. En ‘Pequeño acto de rebeldía, muerte y posterior resurrección‘ hay un despliegue de todo aquello que se puede abarcar bajo el nombre del rock, con un uso constante de platillos, unos ritmos muy marcados con los que juega sin piedad y la potente voz de Momo como total y absoluta protagonista.

El disco abre con “Enemigo fiel (revolución)” con un tono alegre y positivo, sacando a relucir el bien que hay en los elementos negativos de la vida. “Hambre de poder (revolución)” tiene un tono muy distinto, más duro y pesado, pero con un estribillo muy potente y coreable que puede triunfar en los directos. “Perdido (muerte)” es el primer acercamiento a la guitarra acústica del disco, que acompaña a una letra sufrida y llena de melancolía. No serán pocos los que empaticen con este corte, que crece y crece a medida que avanza la partitura. “No aguantaré (revolución)” coquetea con sonidos electrónicos y tiene a los sonidos graves como protagonistas, pero la guitarra y el piano están introducidos en ciertos puntos con exquisitez, una canción digna de análisis.

“A quien creíste querer (muerte)” vuelve a bajar el tempo para hacer una canción crítica cuya letra no tiene desperdicio. “Después de caer (resurrección)” vuelve a llevar el positivismo por bandera a ritmo de bajo funky, mientras que el piano de “En caída libre (muerte)” nos encoje el alma. Con guitarreo y sintetizadores nos llega “Sobreviviré (resurrección)”, una pista que puede evocar a los hermanos Escobedo. Un sonido más pesado, propio de la escuela Iommi, lo podemos encontrar en “Podría (muerte)”, que juega con el piano que tan bien le sienta a las baladas en las que la voz de Momo puede lucirse. Por otro lado, “Atrapado (resurrección)” recorre géneros desde un rock duro a un pop coreable enmarcado en un riff bluesero. Momo es un profundo conocedor de la música actual, sabe usar sus elementos y se saca temazos de la chistera como si no le llevase ningún esfuerzo.

El disco cierra con “Canción de resurrección”, una pieza titánica de casi diez minutos en el que Momo da rienda suelta a todo su potencial, con coros a lo “Bohemian Rhapsody”, solos estratosféricos, cambios de ritmo, orquestación, momentos propios de Broadway… Todo lo que puedas imaginar está en este tema que podría haber supuesto por sí solo un lanzamiento independiente. Cuando finaliza no queda más que aplaudir este titánico esfuerzo.

Momo es un artista increíble, cuya capacidad trasciende ya la de su portentosa voz. La banda al completo consigue sonidos prodigiosos en esta montaña rusa en la que no acabamos de acomodarnos en ningún momento, cada giro nos hace estar atentos a lo que está por venir. Este ‘Pequeño acto de rebeldía, muerte y posterior resurrección’ bien podría ser un musical, en el que tras el saludo al público la ovación se eternizase en el tiempo.

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