Gritando en Silencio

'Material Inflamable'

Warner Music Spain (2018)

Por: Javier Pérez

8.5

 

Cerca de cuatro años que llevaban los sevillanos sin poner a la venta nuevo temario; demasiado para los tiempos que vivimos. ‘La edad de mierda’ les ha dado de sí para hace una gira eterna con ciertos volteos al repertorio, subir varios escalones a nivel de popularidad, tocar en todos los sitios donde han sido requeridos, y aún con todo, ponerte el disco hoy y que suene fresco. Por si no me he explicado bien: era muy bueno. Es muy bueno.

Tarea ardua, por tanto, la de plasmar una nueva cantidad de ideas, sensaciones, letras y sonoridades en un LP que mantuviera el tipo, que estuviera a la altura de su legado. Con una herencia cercana y brillante, y unos antepasados igualmente soberbios, no ha de ser fácil evitar la repetición, cuya lógica hace que caiga por su propio peso cualquier tipo de auto-imitación o acercamiento disimulado. Dicho esto, aclaremos que han llevado la producción y el sonido un paso más allá. Desmarcados de cualquier deriva identificativa de las latitudes en las que navegan, han dado un golpe de remo para traernos un plástico que suena crujiente y poderoso. Y sí, la inspiración musical, que engloba todo, también aspira a notas altas.

Así te enfrentas a la primera de cambio con “Mi último cartucho”, un arañazo de vieja escuela, directo. Cumple con su cometido, finalizando con la voz de Marcos libre de acompañamiento. Para el final vamos a dejar las tres que de una forma u otra ya conocíamos. De tal modo que el cuarto corte sorprende por afrontar una temática que no habían tratado nunca, al menos de manera tan directa. Se titula “Ya debió cambiar”, y bajo un manto reposado pero ácido cargan contra la fiesta de los toros.

El primer medio tiempo con marca registrada es “Días grises”; tiene intenciones y puntos álgidos en un estribillo desgarrado. Sin embargo, escasea de empaque que la redondee. Para que no sepas por donde te vienen los tiros, a medio camino meten “Estamos muertos”; country acelerado y fresco para poner ruido a una letra que no conecta con la alegría de las melodías.

Rotunda y cadente es “Volviendo a casa”; concluyente y con exhalaciones del hard rock americano de finales de los '80. Tras tal espacio pantanoso, la locuacidad musical recae a las espaldas de “Los ojos del huracán”, que acelera para poner ese ritmo de crucero que tan bien trabajan los andaluces.

La crítica envuelta en épica y poesía retorna al compacto con “Lágrimas de un paria”, en este caso para dar voz en primera persona a toda esa gente que llama a las puertas de Europa en busca de un futuro mejor. O de un futuro, simplemente.

El epílogo lo escribe “Atrapado en tu mundo”, una canción que trata de condensar varias de las singularidades de la banda, aglutinando esa carga de blues que aflora en cada una de sus obras, soltando lastre hacia la mitad para finiquitar el propósito en un desboque controlado.

Vamos ya cerrando la crítica, y hagámoslo con los cortes que, como comentaba al inicio, ya habían aparecido a nivel público. “Rumbo de colisión” ha caído en sus últimos coletazos en directo; en mi caso han sido dos veces las que había tenido oportunidad de escucharlo, y me reafirmo en mis primeras impresiones: sangre fresca para un cancionero en el que encaja brillantemente. Un tema duro, denso, estandarte de ese aroma robusto que impregna todo el álbum.

“Como si no hubiera nada más” se lo sacaron de la manga a modo de lyric video, y se completa a sí mismo a base de rock ligero, que se digiere rapidito. Corta y al pie. Y para “Sácame de aquí” han grabado videoclip y todo; carta de presentación idónea en una pista que supura la esencia de Gritando en Silencio, de ritmo machacón y narrativa estudiada.

Un plástico homogéneo que quizá carezca de uno o dos himnos variopintos; pero resulta que a las más intrépidas, se les suben a las barbas sus hermanas pequeñas. He aquí el problema. Pero bendito sea.

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Esta entrada fue escrita por Javier Pérez

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