Kumar Kislo

II

Autoeditado (2024)

Por: Alfredo Villaescusa

9

Podría asustar reparar en la cantidad de gente entre nosotros que simplemente pasa de escuchar grupos nuevos. Encontraron su zona de confort años o décadas atrás y de ahí no se movieron por pura vagancia, falta de curiosidad o ese qué dirán tan decimonónico que todavía sigue subyugando voluntades con la saña de antaño. Desechemos ese repetido y falso mantra de que en la actualidad no existen bandas que merezcan la pena, más propio de alguien que encara la recta final de su existencia que de un ser humano en pura plenitud.

Muy ciego habría que estar para no advertir el tremendo talento de los tinerfeños Kumar Kislo, que en su nuevo EP ‘II’ nos demuestran un impresionante abanico de estilos con el rock y la autenticidad como denominador común. Y ojo, que no se trata para nada de poca cosa viniendo de unos tipos que se jactan de tener más calle “que Google Maps”. Ahí queda eso.

Para empezar, este trabajo compuesto de cuatro cortes, cada uno de un padre y una madre en cuestión de influencias, se inicia con un contundente puñetazo sobre la mesa como “Palique”, que supone un evidentemente endurecimiento en su sonido, a la par que destila lo mismo la chulería de Sexy Zebras que el filo contemporáneo de Royal Blood. Ah, y muy fan de esa especie de manifiesto artístico en el que dejan claro lo mucho que les gusta la fiesta y lo poco que les importan las críticas o comentarios negativos. Esa es la actitud.

“Tu minuto de gloria” es otro maravilloso himno contra el postureo y la necesidad de aparentar. Salta a la vista, y a la oreja, que aquí no encontramos cancioncillas facilonas para llamar la atención en ese patio de colegio en el que se han convertido las redes sociales. El poso contundente en las guitarras le emparejaría con la pieza anterior o con los momentos más rotundos de Muse, aunque la letra directa sin paños calientes vuelve a convertirse en uno de los principales atractivos de esta soberbia composición.

“Carrusel de pastillas” cambia de rollo por completo con un punteo sensacional y un aire fronterizo que podría recordar tanto a Quique González como a Los Rodríguez, Pereza o Leiva. Diría que aquí tenemos lo mejor del trabajo, quizás porque se acercan al rock patrio de Burning o Tequila, entre otras cosas, aparte de confirmar esa costumbre de tener a Keith Richards y The Rolling Stones siempre en la cabeza. La letra canalla y castiza termina de hacerme derretir.

Y “Lo tuyo” se mueve del mismo modo en plan sosegado, con el horizonte puesto en el rock americano de Tom Petty, pero sin cerrarse a picotear en otros géneros. En esta ocasión vuelvo a acordarme de la desaparecida banda de Leiva y Rubén Pozo, o incluso podríamos ir hasta Buenas Noches Rose, siguiendo la trayectoria de este último.

Al igual que sucede con otros trabajos de estas características, parece que cuando mejor te lo estás pasando es ya la hora de irse. Lo cierto es que este EP supone un ladrillo muy consistente de cara a ese edificio sónico que esperamos construyan sin dificultad en el futuro. Tienen temazos, actitud a raudales y letras para epatar al personal por su cercanía y falta de artificiosidad. Se lo merecen todo.

Alfredo Villaescusa
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