Grapeshot

Oblivion

Autoeditado (2024)

Por: Borja Díaz

8.5

Si algo caracteriza a los madrileños Grapeshot, es la variedad estilística de unos temas en los que no faltan diversión y brutalidad. Esa era su carta de presentación, pero tres años después de su anterior trabajo nos sorprenden con una vuelta de tuerca en ‘Oblivion’. No se han vuelto un grupo de baladas ni se han pasado a la morralla que se escucha hoy en día, sino que han ampliado todavía más su desafío.

Nos presentan un EP de tan solo 5 canciones. Cada una es un trallazo en el que no falta la esencia del grupo, pero sí es cierto que han querido jugar con sonidos más suaves y rockeros. A ello ha contribuido Esteban, el vocalista, que ha querido arriesgar con voces limpias y aunarlas con las rasgadas y los guturales, creando una sensación melódica y, a la vez, abrasiva.

Empiezan con todo: a base de doble bombo y con su habitual mezcla de groove con toques stoner en “Lost My Way”. Las señas de identidad de la banda estas presentes y posiblemente, junto a “Vortex”, sea las que más conecta con sus anteriores trabajos. Esta segunda, por cierto, tiene un sonido más pesado, con una guitarra marcando un riff machacón y una sensación de angustia que no te abandona.

Pero ya avisaba que no se han quedado solo ahí, y con “Toxic Love” lo demuestran. Las voces limpias se apoderan de un tema que, por momentos, te puede recordar al hard rock de Volbeat. La batería es menos atronadora, pero no por ello se olvidan de la agresividad, ya que el cantante nos deja tonos rasgados llenos de fuerza. Por si no teníamos suficiente, “I’m Rock N’ Roll” comienza a modo de rock con toques sureños, buscando más la melodía, para ir subiendo de intensidad hasta volverse un cañonazo con la línea vocal por encima de los riffs que dibujan las guitarras.

El punto final lo ponen con “Oblivion”, corte en el que mejor han sabido condensar la brutalidad de su pasado con la búsqueda de melodías de este EP. Un tema que pasa de un inicio más extremo a un estribillo con mucha fuerza, posiblemente el mejor del trabajo: la épica se apodera de ti y, casi sin darte cuenta, estás gritando con ellos el título, que repiten una y otra vez convirtiéndolo en un himno.

Borja Díaz
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