Alienfood

Mantis

JBC Music (2021)

Por: Alfredo Villaescusa

8

Encontrar un estilo no es algo que salga de la noche a la mañana. Hace falta un tiempo necesario de exploración, picotear diversos palos hasta dar con alguno en el que uno se mueva cual pez en el agua y pueda destacar en el mismo. Una hazaña verdaderamente complicada si uno se halla en una habitación realmente concurrida donde la peña se da codazos para intentar salir por la puerta. En cambio, cuando lo que uno ofrece resulta tan original que la mayoría de comparaciones resultan inservibles podría decirse que el viaje se torna en una apacible travesía con toda la tranquilidad del mundo. ¿Paramos a mear? No hay problema.

Eso último es el caso de estos valencianos que le dan a una peculiar mezcla de rock alternativo, stoner, industrial y algo de punk rock, una inusual receta que por lo menos llama la atención de primeras. Unos ingredientes que sazonan en la proporción adecuada en un segundo larga duración que a buen seguro no se parecerá a nada de lo que hayáis escuchado anteriormente, tal es la personalidad arrolladora de estos tipos. Abran de par en par los oídos para este interesante viaje cósmico.

“Me suda todo” da comienzo al periplo rememorando a los Alice In Chains más pesados, aunque sin desdeñar el aporte sludge de unos Down. “Kilo y medio” pisa a fondo el acelerador con voz distorsionada y guitarras contundentes, no sería descabellado acordarse en este punto de los Ministry de Al Jourgensen. Y “Mantis” atesora del mismo modo suciedad a punta pala, los fanáticos de las producciones cristalinas mejor que huyan despavoridos. Se tornan más pantanosos en “Lenny Jack & Joe”, con distorsión a tope y unos punteos que se te clavan en el tuétano, mientras que “Cayó su aliento” se convertiría en uno de los mejores cortes del conjunto por su conseguida atmósfera lúgubre y esa siniestra voz que evoca a una criatura arrastrándose. Buenrollistas, ahí está la salida.

“Cuerpo a cuerpo” vuelve a subir el listón con otra intro de paisajes desamparados y una letra con malditismo a paladas, su adictivo ritmo te hará como mínimo menear ligeramente la cabeza. El rock alternativo noventero reluce en “Cruzado” antes de que metan zapatilla en “Desierto” y bordeen el metal más convencional, ideal para conducir con gafas de sol por el Mojave y escupir por la ventanilla. Y “Vacío” es ya el temazo de puestón, para liarse un porro y mirar al techo. No en vano en su anterior disco ya tenían una pieza titulada “Marihuana”. Los colgados siempre en mi equipo.

Pues no resulta nada habitual toparse con una empanada mental de estas características, algo que no nos parece en absoluto negativo, sino fiel reflejo de una voluntad manifiesta de apartarse de esquemas preestablecidos. Si te va fliparlo en colores, la costra sónica o la desesperación absoluta, ni te lo pienses. Estos son de los tuyos.

Alfredo Villaescusa
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