Woodstock Festival 1969-2019: Medio siglo de historia viva del rock

Blog: Mariano Muniesa

14 agosto, 2019 1:03 pm Publicado por  7 Comentarios

Marcó uno de los momentos más memorables de toda la historia de nuestra música, es un nombre sagrado en la cultura rock y dejó para la posteridad un episodio mítico que en estos días cumple medio siglo de vida. 25 años después, Heavy Rock estuvimos allí, en su segunda edición, trajimos reportajes de un valor documental único a nuestras páginas y su espíritu solidario y comunitario siempre impregnó nuestro ánimo a la hora de hacer periodismo musical. Mariano Muniesa, que en su día organizó varios cine-fórums en diversas universidades para comentar, explicar y presentar la película ‘Woodstock’ de 1970 y que fue enviado especial de Heavy Rock a Saugerties para cubrir la segunda edición del Festival de Woodstock en agosto de 1994, nos deja en este blog la historia de lo que fueron aquellos inolvidables eventos.

Una historia que comenzó en 1967 en un campo de golf

Paradojas de la vida. El festival de rock más multitudinario, trascendente y que dejó una huella social más profunda en la cultura popular del siglo XX, el festival de Woodstock, fue puesto en marcha por dos hombres de negocios de Nueva York, lo que hoy conoceríamos como dos “yuppies”, llamados John Roberts y Joel Rosenman que no tenían absolutamente nada que ver con el mundo del rock, la contracultura y los hippies. El primero trabajaba como broker en la bolsa y Rosenman acababa de empezar a ejercer como abogado, aunque eso sí, a los dos les unía la afición al rock.

Recordaba Rosenman: “Estábamos hartos de ir todo el día con chaqueta y corbata y de estar tratando todos los días con chupapollas que en su vida habían oído a Jimi Hendrix. Teníamos que trabajar en ese mundo, pero no nos gustaba. A los dos nos gustaba Bob Dylan, los Rolling Stones, fumar marihuana, ya sabes… y pensamos que con nuestros contactos en el mundo de los negocios, incluso en las agencias de publicidad, quizá podríamos montar una empresa que trabajase en el mundo de la música, que era lo que de verdad nos gustaba.” 

En el otoño de 1967 pusieron un anuncio en el New York Times buscando socios capitalistas con ideas originales y se cuenta que a lo largo de todo 1968 aparecieron por allí gente que pretendía llevar a cabo los proyectos más disparatados e irrealizables, hasta que en enero de 1969 contactó con ellos la persona que sería decisiva en la organización del festival de Woodstock: Michael Lang.

Michael Lang era en ese momento un manager de grupos de rock semi-profesionales y del mundo del underground en Florida, que había organizado algunos conciertos y festivales, uno de los más famosos el Miami Pop Festival en mayo de 1968, en el que intervinieron The Jimi Hendrix Experience, Frank Zappa & The Mothers of Invention, Blue Cheer, Chuck Berry, John Lee Hooker, The Crazy World of Arthur Brown, Blues Image, Charles Austin Group y Evil. Buscando nuevas oportunidades, en el otoño de 1968 se mudó a Nueva York y allí se hizo amigo de Artie Kornfeld, que trabajaba en el departamento de promoción de Capitol Records.

Cuando ambos leyeron el anuncio de Roberts y Rosenman, fueron a verles en enero de 1969 y los cuatro acordaron la idea de construir y regentar unos estudios de grabación en Woodstock. Dado que las negociaciones con los bancos para obtener un crédito que les permitiera cubrir los costes fueron infructuosas, fue Michael Lang quien dada su experiencia organizando conciertos, lanzó la idea de organizar un gran festival de rock, cuyas ganancias se invertirían en la construcción del estudio.

En busca de la tierra prometida

En un primer momento se pensó en montar el festival en un terreno de 200 acres en la ciudad de Walkill con una inmensa explanada que podría acoger a más de 100.000 personas. El problema principal consistía en que los propietarios de los terrenos eran unos granjeros extremadamente conservadores que odiaban todo lo que significase pelos largos, hippies y rock, de manera que tuvieron que venderles la idea de que no se trataba de un festival de rock, sino una feria en la que habría música, pero como complemento a actividades de teatro, exposiciones de pintura y otras actividades artísticas, motivo por el cual el evento fue llamado y ha pasado a la historia con el nombre de ‘The Woodstock National Festival of Music and Art Fair’.

Cerrado el acuerdo con los granjeros en marzo de 1969, unas semanas más tarde, bulldozers para cortar la hierba y un numeroso equipo de operarios empezó a hacer prospecciones de todo tipo para poner a punto el terreno. Todo iba bien, pero a mediados de junio… cuando ya tenían cerrados los contratos con más de la mitad de los grupos que iban a intervenir, los granjeros exigieron reunirse con Woodstock Ventures –la empresa que montaron Michael Lang, Kornfeld, Robert y Rosenman- para decirles que estaban muy preocupados por lo que pudiera pasar y que exigían que en previsión de cualquier imprevisto, se comprometiesen a pagar por adelantado un seguro por valor del triple de lo que se había acordado y firmasen un nuevo contrato en el que se comprometieran a asumir una indemnizaciones absolutamente inasumibles en caso de que que se produjera el más mínimo desperfecto. De no hacerse así, los granjeros de Walkill rescindirían el contrato. La respuesta de Woodstock Ventures fue negativa, de tal suerte que el festival, a dos meses de su celebración y del que ya se empezaba a hablar en la prensa musical e incluso iba a poner a la venta las entradas pocos días después, se había quedado sin emplazamiento.

Ante esta situación, hubo más de un momento en el que se pensó seriamente en cancelar el festival, pero afortunadamente, otro granjero que se había enterado por la prensa de todo el affaire de Walkill, telefoneó a Michael Lang y les ofreció por un porcentaje bastante elevado de las ganancias que reportase el festival más un adelanto de 75.000 dólares, unos terrenos de su propiedad de 1500 acres en White Lake, Woodstock.

Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana… los terrenos de Max Yasgur, que es como se llamaba el granjero que negoció con Woodstock Ventures, tenían todo lo necesario: la explanada era todavía más grande que la de Walkill, pasaba un río cerca de allí, había bosques que aplacarían un poco el calor si era muy fuerte en esos días… el único inconveniente era que el acceso por carretera era difícil, lo cual podría provocar no solo grandes embotellamientos para el público, sino problemas de movilidad con el transporte de comida, equipos médicos móviles, servicios sanitarios, etc. pero siendo a dos meses del festival la única alternativa posible y viable, se cerró el trato con Max Yasgur y desde el 12 de junio, en maratonianas jornadas literalmente de 24 horas al día, se empezó a trabajar en todo el montaje de la infraestructura del festival: traslado de la estructura del escenario, camerinos portátiles, líneas de teléfono, abastos de comida y bebida, tiendas de campaña…

El monstruo empieza a dar sus primeros pasos

Michael Lang ha declarado en más de una ocasión que Woodstock fue un evento que empezó con la pretensión de parecerse a Monterey, pero que acabó por convertirse en un monstruo que se les escapó de las manos. Conforme se iban confirmando incorporaciones al cartel, llegaban más ofrecimientos de bandas, el cartel iba creciendo, creciendo… las entradas se agotaban de un día para otro, con lo cual se ponían más entradas a la venta, y se seguían vendiendo…por tanto, había que asegurar que habría más comida, más servicios sanitarios, más seguridad… a 24 horas del inicio del festival, los accesos por carretera estaban ya colapsados en 25 millas a la redonda y se calculaba que la afluencia de asistentes estaría cerca de las 350.000 personas. Y para colmo, la mayoría de los artistas que iban a intervenir llegarían el mismo día de su actuación a través del Aeropuerto de La Guardia, en donde se había convocado una huelga de controladores aéreos justo para esos días.

El viernes 15 de agosto de 1969 dio comienzo finalmente el festival, con las actuaciones de Richie Havens, John B.Sebastian, Arlo Guthrie, Joan Baez, Melanie, Tim Hardin, Bert Sommer, Sweetwater y Ravi Shankar. De esta primera jornada siempre se ha recordado, sobre todo por cómo se reflejó en la película oficial del festival la suerte de trance en el que entró Richie Havens al final de su actuación, la emotiva actuación de Joan Baez y sus intervenciones contra la intervención de Estados Unidos en Vietnam, que provocaron la amenaza de un militar de alta graduación que se presentó en la oficina del producción del festival diciendo que si Joan Baez seguía haciendo “apología del comunismo” llamaría a la guardia nacional para disolver el evento – Michael Lang se limitó a contestarle “Fuck off!!” -  y la decisión de la organización, ante la llegada de más del doble de personas que habían calculado al lugar del evento, de abrir las puertas de y dejar entrar a todos los que llegasen. Aunque resultó imposible cuantificar cuanta gente llegó a haber en Woodstock, fuentes de la seguridad militar americana, que fue movilizada ante la desproporcionadamente masiva afluencia de gente que llegó a Woodstock, aseguraron que en algunos momentos llegó a haber mas de 600.000 personas ocupando los terrenos del festival.

Sábado 16 de agosto de 1969: Santana, la nueva gran estrella del rock se consagra en Woodstock

Canned Heat, Creedence Clearwater Revival, Incredible String Band, Santana, Keef Hartley, Grateful Dead, Quill, Janis Joplin, Jefferson Airplane, Mountain, Sly & The Family Stone y The Who fueron los protagonistas de la segunda jornada del festival, la que ha quedado en el recuerdo como la más grandiosa, primero por la actuación de unos Canned Heat que saltaron a la fama multitudinaria a partir de su sensacional concierto en Woodstock, un Carlos Santana casi desconocido en el verano de 1969, y que tras su histórico concierto en este evento se convirtió en una leyenda viviente –inolvidables sus interpretaciones históricas de “Soul Sacrifice” o “Jingo”- unos Creedence Clearwater Revival en el mejor momento de su carrera que arrancaron ovaciones ensordecedoras y unos Jefferson Airplane que representaban el espíritu más puramente hippie procedente del Monterey Pop de 1967 junto a Grateful Dead, y que se ganaron gracias a su entrega a todo el público del evento.

También se recuerda este día como el día de la lluvia. El viernes ya había llovido a ratos, pero fue una llovizna casi anecdótica. Sin embargo, ya en la madrugada del sábado la lluvia arreció con fuerza, y prácticamente no cesó en todo el sábado, con algunos momentos en los que cayó sobre Woodstock una verdadera tromba de agua que retrasó los horarios de algunas actuaciones para poder mantener el escenario en condiciones adecuadas y motivó constantes llamamientos desde la organización a la gente advirtiéndoles de que no se acercasen a las torretas de alta tensión para evitar posibles electrocuciones. Por si no fuera poco el que hubiera que recurrir a helicópteros del ejército que lanzase paquetes de comida ante el agotamiento de las reservas y la distribución de ácidos en mal estado que produjeron cientos de intoxicaciones, la lluvia convirtió todo el terreno en una suerte de mar de arenas movedizas en el que mucha gente, tal y como se demostró en la película optó por desnudarse por completo y zambullirse en el barro como si de una piscina se tratara, y vestirse literalmente de barro. Exactamente lo mismo sucedió 25 años después, en 1994.

Domingo 17 de agosto de 1969: El día que Jimi Hendrix se elevó al Olimpo de los dioses del rock

Joe Cocker, Country Joe & The Fish, Sha Na Na, The Band, Blood Sweat & Tears, Jimi Hendrix, Crosby, Stills, Nash & Young, Ten Years After, Paul Butterfield Blues Band y Johnny Winter aportaron su magia, su talento y su música a la jornada final del festival de rock más grande de la historia. A destacar de esta jornada actuaciones míticas como la de Joe Cocker, que esa mañana hizo de su versión de los Beatles “With A Little Help From My Friends” un himno que ha trascendido todas las épocas, Ten Years After, cuyo demoledor “I´m Going Home” fue puro heavy metal sobre el escenario de Woodstock y sobre todo, por el mítico show de Jimi Hendrix. Recién disuelta la Jimi Hendrix Experience, se presentó en Woodstock con una banda con la que solamente había hecho dos ensayos un día antes y en la que estaban Billy Cox en el bajo, Mitch Mitchell en la batería y Jerry Velez como segundo guitarra.

Si Hendrix ya se había convertido en la estrella total y absoluta de Monterey en junio de 1967, en Woodstock su consagración como auténtico monstruo del rock quedo plasmada en una actuación memorable, que acrecentó su leyenda hasta extremos casi estratosféricos y que sirvió para relanzarle por completo y volver a despertar el interés sobre él, merced a sus sensacionales interpretaciones de “Foxy Lady”, “Fire”, “Purple Haze” o sobre todo, a su singular versión del “Star Spangled Banner”, la versión rockera del himno americano. Para muchos de sus biógrafos, su última gran actuación.

Frente a grandes triunfadores… sonoros fracasos

Woodstock, un festival en el que participaron casi todos los grandes del rock mundial del momento, tal y como hemos señalado, dejó para la historia actuaciones realmente memorables, pero también algunas que dejaron que desear y otras que sus protagonistas no recuerdan en modo alguno como de las mejores de su carrera.

En este sentido, Blood, Sweat & Tears afirmaron: “Comprendemos que era virtualmente imposible mantener un mínimo control sobre aquel festival tan desproporcionadamente gigantesco, pero nunca pudimos entender como aquel día todo el sonido estuvo genial excepto para nosotros”.

Janis Joplin, a pesar de que en la película oficial de Michael Wadleigh aparece contenta e ilusionada en el backstage, se opuso a que a las grabaciones y filmaciones de su actuación aparecieran tanto en la banda sonora del disco en directo como en la película dado que pensaba que esa noche no habían hecho una buena actuación e incluso se sabe que al terminar su actuación en el backstage, echó una bronca a gritos espectacular a su banda reprochándoles que al salir a tocar colgados de marihuana, habían arruinado el show.

Finalmente, los Who tampoco recuerdan con agrado, en especial Pete Townshend, su experiencia en Woodstock. Llegaron a la actuación muy cansados y parece ser tras un vuelo que fue una montaña rusa de tres horas, al instalarse en el backstage tuvieron una discusión muy conflictiva con los organizadores acerca del cómo y el cuándo debían cobrar su caché. Según recuerda el guitarrista, todo aquello le provocó un dolor de cabeza tremendo, que en ningún momento cesó durante la, a su juicio, pésima actuación.

Los grandes ausentes

Tanto alguno de los grupos que estaban anunciados en el cartel que no actuaron, como otros a los que se les propuso participar pero rehusaron, siempre se han arrepentido de no haber estado en aquellas tres históricas jornadas.

En referencia a los grupos que estaban confirmados, solo dos de ellos fallaron. En el caso del The Jeff Beck Group, que contaba en sus filas entre otros, con Rod Stewart y Ron Wood en sus filas y estaban en plena gira americana de presentación de su álbum ‘Beck-Ola’, se disolvieron escasamente 48 horas antes de llegar a Woodstock debido a diferencias y desencuentros cada vez más conflictivos entre Jeff Beck y Rod Stewart. De hecho, el 15 de agosto Jeff Beck ya estaba de vuelta en Londres.

El caso de Iron Butterfly fue diferente. Según recuerda Michael Lang: “Estaba previsto que tocasen el sábado a las 18.30 de la tarde, y nos llamaron alrededor de las 12.30 de la mañana diciendo: “Oye, estamos en el Aeropuerto de La Guardia y mañana tenemos otra actuación muy importante en Texas, de manera que necesitamos que adelantes nuestra actuación a las cuatro de la tarde, nos envíes un helicóptero para recogernos, y que tengas otro preparado para que en cuanto acabemos nuestra actuación, volvamos a La Guardia y podamos tomar un avión a Texas ¿OK?” con todos los problemas que tenía encima, le dije que no podía y el tío se echó a reír preguntándome en un modo arrogante y despectivo que clase de promotor era. Me tocó tanto los cojones que le mandé a tomar por culo y colgué el teléfono”. 

Simon & Garfunkel fueron tanteados para participar, pero declinaron la invitación porque no querían interrumpir la grabación de su siguiente disco. Led Zeppelin rechazaron acudir porque en opinión de Peter Grant, su manager, la hora en la que les ofrecían tocar no era la adecuada a un grupo que ya llenaba grandes anfiteatros en los USA. Según Michael Lang, el problema fue que pidieron por actuar en Woodstock una cantidad de dinero absolutamente desorbitada.

Frank Zappa & The Mothers Of Invention no acudieron porque Frank Zappa aseguró que “detestaba la mierda del ambiente hippie”. Idéntica argumentación fue la de Bob Dylan, que de hecho vivía muy cerca de los terrenos donde se celebró el festival.

The Doors estuvieron considerando la oferta hasta el último momento, pero al final dijeron que no, en palabras de Robbie Krieger, porque la experiencia de Monterey en 1967 no había sido satisfactoria y no les gustaba el caos de los grandes festivales multitudinarios. Finalmente, también se habló con el management de los Rolling Stones, pero Mick Jagger reconoció años más tarde que ante la irregular actuación que habían hecho a su juicio unos Stones faltos de forma tras mucho tiempo sin actuar en directo en el concierto homenaje a Brian Jones del 5 de julio en Hyde Park, teniendo en perspectiva una gira americana en otoño y no teniendo tiempo suficiente para ensayar, ya que él mismo estaba rodando la película ‘Ned Kelly’ en Australia, prefirió que el grupo no corriera el riesgo de hacer otra actuación poco afortunada.

El Legado

Del festival de Woodstock se filmó por Michael Wadleigh y producida por la Warner Bros una película en la que se recogieron fragmentos de muchos de los mejores conciertos celebrados allí –especialmente recordados el impresionante “I´m Going Home” de Ten Years After y por supuesto, el “Star Spangled Banner” de Jimi Hendrix- que ganó en 1970 el Oscar de la Academia de Hollywood al mejor documental y a la mejor banda sonora original. Como dato sumamente significativo, uno de los principales ayudantes de dirección y responsables de montaje de la cinta fue un por aquel entonces desconocido Martin Scorsese, actualmente uno de los más grandes directores de la historia del cine.

El festival de Woodstock de 1969 fue el más masivo y multitudinario de cuantos se celebraron en América a la lo largo de la década de los 60 y gran parte de los años 70 de siglo XX. De hecho, incluso por encima de lo que significó el famoso Monterey Pop de junio de 1967, Woodstock fue el evento que demostró a todas luces que el rock se había establecido como una manifestación cultural, como un lenguaje generacional, como un fenómeno social de una incidencia y de una trascendencia que ya en modo alguno podía obviarse ni ignorarse.

En muchos aspectos, significó claramente el final de una era y el comienzo de otra; de un lado, Woodstock’69 significó el adiós a todo lo que había sido los años de gloria del movimiento hippie, del rock entendido como forma de expresión y comunicación libre y al sueño de que la música podía cambiar el mundo. La guerra de Vietnam siguió hasta la bochornosa huida a la desesperada en helicópteros de los últimos soldados y funcionarios americanos desde el techo de su embajada en abril de 1975 mientras las banderas rojas de Ho Chih Minh ondeaban por toda la capital, los asesinatos de “La Familia” de Charles Manson quebraron para siempre la idílica imagen de la California de los 60 y tan solo cuatro meses más tarde, la tragedia del concierto de los Rolling Stones en Altamont acabó definitivamente con lo que los años 60 habían significado.

De otro lado, la gran industria tomó conciencia de que si más de medio millón de personas eran capaces de convertir Woodstock en el acontecimiento en el que se convirtió, ahí había un gran negocio… que tan sólo tres años más tarde, en 1972, había superado en recaudación y generación de ingresos al fútbol, al béisbol y al cine. Empezaban los años 70 y ya nada volvería a ser igual.

25 años después

En agosto de 1994 se cumplía un cuarto de siglo de la celebración del Woodstock’69 y Michael Lang, el único de los organizadores del evento original que seguía activo en la música, esta vez bien apoyado por importantes patrocinadores –La marca de refrescos Pepsi entre otros- decidió revivir la historia del gran festival y montar un nuevo Woodstock en recuerdo del original en la Granja de Winston en Saugerties, cerca de 100 millas (160 kms.) al norte de la ciudad de Nueva York.

Los días 12, 13 y 14 de agosto de 1994 tuvo lugar la segunda edición del festival, en la cual se repitieron muchas de las circunstancias de 1969. A pesar de que el primer día fue caluroso aunque nublado, a mediodía del sábado 13 de agostó se desató una tormenta que provocó un lluvia torrencial que duró la mayor parte del día y de nuevo, convirtió el terreno en un lodazal en que era fácil hundirse –literalmente- hasta las rodillas y que hizo repetirse las clásicas escenas del 69, con muchísima gente desnudándose y embadurnándose en barro en medio del ambiente de desenfado, alegría y fraternidad que se vivió en aquellos tres inolvidables días.

Quien suscribe estas líneas y Mariskal Romero viajamos a Saugerties como enviados especiales de Heavy Rock al lado de otros compañeros de los medios como El Pirata de Cadena 100-COPE, los grandes fotógrafos Fernando Aceves, Domingo J.Casas y Juan Luis Vela, Gregorio Ramón de Radio España, Santiago Alcanda del diario El País, Manu Dávila de Onda Cero y la hoy reconocida y reputada narradora Silvia Grijalba del diario El Mundo entre otros.

Por supuesto, el evento, que volvió a congregar al triple de asistentes que se habían calculado, como en 1969, ocupó la portada y varias páginas del reportaje central de nuestra revista aquel verano, y nunca he olvidado como aquel número de Heavy Rock fue uno de los más vendidos de toda nuestra historia, ocupando su portada una pareja totalmente y absolutamente anónima, a quienes fotografié yendo de un escenario a otro en la mañana del domingo 14 de agosto nadando entre barro y cubriendo la cámara de fotos de la fina llovinza que caía con una bolsa de plástico. Eran de los que habían tirado la ropa y se habían llenado de barro, riéndose a carcajadas… de inmediato me vino a la memoria la película de Michael Wadleigh, con las escenas de la gente revolcándose por el barro y me dije: “esta será una magnífica foto de ambiente”.

De regreso a Madrid, Mariskal y yo nos sentamos en la redacción de la revista escudriñando una por una los centenares de diapositivas –lo de las cámaras digitales y las fotos con el móvil eran todavía ciencia ficción en 1994- para elegir la de portada, y en el momento en el que apareció esa foto, Mariskal exclamó: “¡Esta!”. No eran ni Metallica, ni Aerosmith, ni Nine Inch Nails, eran dos absolutos desconocidos, pero Mariskal tuvo el instinto periodístico de entender que esa imagen reflejaba todo el espíritu de Woodstock’94 mejor que la de ninguno de los grupos que tocaron allí. Fue la primera vez que una fotografía hecha por mí ocupó la portada de la Heavy Rock y como os digo, fue de las revistas más vendidas de nuestra historia.

En aquellos años, seguramente muchos de los lectores más veteranos lo recordaréis, además de la Heavy Rock mensual editábamos 6 números extra  al año, nuestros míticos “especiales”. Me tocó en los meses inmediatamente anteriores a la celebración del festival, entre mayo y junio de 1994, preparar uno de esos especiales, centrado monográficamente en el Festival de Woodstock, en el cual además de narrar con toda clase de detalles toda la historia del festival del 69, incluí entrevistas y biografías de los artistas que iban a participar en el festival del 94, letras de canciones, posters… cuando en el otoño la compañía discográfica Polygram editó el disco oficial en directo del Woodstock’94, sacó también una edición especial muy limitada en forma de box-set para coleccionistas en la que se incluía el doble disco en vivo, el video-concierto y un ejemplar de ese número especial de Heavy Rock que redacté.

Musicalmente, Woodstock’94 fue un festival – como había sido el de 1969- muy ecléctico y variado en cuanto a estilos y géneros representados, pero en el que también tuvo una nutrida y fuerte presencia el rock en la práctica totalidad de sus vertientes y facetas. El viernes 12 de agosto vimos en vivo el metal alternativo de bandas como Candlebox, Collective Soul o King´s X, puro heavy metal de la mano de Jackyl, así como rock más convencional por parte de Blues Traveler o una por aquel entonces casi desconocida Sheryl Crow.

El sábado 13 de agosto nos dejó actuaciones especialmente emotivas, como las de Joe Cocker y Crosby, Stills & Nash, unos de los pocos que repitieron de la edición de 1969, Blind Melon, cuyo líder y vocalista Shannon Hoon desgraciadamente murió poco después, en el otoño de 1995, unos Metallica que hicieron un conciertazo espectacular, de los mejores que personalmente les he visto nunca y unos Aerosmith cuya vibrante, rotunda y cruda interpretación de “Toys In The Attic” ha sido uno de los recuerdos más vívidos que he conservado siempre de mi experiencia en Woodstock’94.

Aunque esa noche, los triunfadores absolutos y los que se convirtieron en leyendas vivientes fueron los Nine Inch Nails de Trent Reznor, que acababan de editar su legendario ‘The Downward Spiral’. Se dijo en su momento que la brutal, demoledora e impresionante actuación de Nine Inch Nails, todos ellos cubiertos de barro, fue el equivalente a lo que significó Jimi Hendrix en el 69. Estoy de acuerdo. Su show fue adrenalina, agresividad, energía pura, y lo recordaré siempre como uno de los conciertos más impactantes que he disfrutado nunca.

El último día de Woodstock’94 brillaron con luz propia los Allman Brothers, que hicieron un show lleno de la mejor esencia del southern rock más clásico, Spin Doctors, Traffic -¡inolvidable su versión de “Feelin´Allright”!- Santana, que también repetía y que de nuevo se consagró como el inmenso artista que siempre ha demostrado ser, y especialmente la Paul Rodgers Rock and Blues Revue, banda formada por el ex – vocalista de Free y Bad Company en la que estaban Slash, Neal Schon, Andy Fraser y Jason Bonham.

Primus, con su muy apropiado en ese momento “My Name Is Mud” serán siempre recordados en esta edición del festival y Bob Dylan, quien tras negarse a actuar en Woodstock’69 esta vez sí quiso estar presente, son otros de los que quedarían en la memoria colectiva de lo mejor de esta edición conmemorativa del 25 aniversario.

Cerraron el evento en otra actuación espectacular, en especial por lo visual, Red Hot Chili Peppers y un Peter Gabriel cuya interpretación de “Biko”, la famosa canción que compuso en homenaje al conocido activista sudafricano anti-apartheid Steve Biko, terminó por ser uno de los himnos no oficiales de Woodstock’94.

¿Se secó la flor…?

En 1999, para celebrar el 30 aniversario de Woodstock, se puso en pie un nuevo festival, pero que estuvo mal planteado desde el principio, cuyo cartel apenas tenía atractivo y que acabo en fracaso absoluto, degenerando en una batalla campal en la que el recinto del festival, la explanada de un aeropuerto, tuvo que ser tomada casi militarmente por la policía para restablecer el orden. Y este mismo año, Michael Lang había organizado una edición conmemorativa del 50 aniversario de Woodstock’69, que tal y como informamos en nuestra web, debido a diversos problemas, fundamentalmente de carácter administrativo, se canceló hace algunas semanas.

Con estos precedentes, cabe imaginar que ya no habrá más ediciones del festival, y de hecho, tal vez ya no sean ni necesarias ni pertinentes. Woodstock, como decíamos al principio, fue la foto, el testimonio, la captura de un momento que adquirió dimensión histórica en una circunstancia especialísima de la historia del siglo XX, y nos quedan los documentos sonoros y fílmicos de aquel evento, así como lo que dejó de eco en el maravilloso Woodstock’94, los tres días en los que quienes tuvimos la inmensa fortuna de estar allí, vivimos en una suerte de viaje en la máquina del tiempo algo muy parecido a lo que se vivió en 1969.

Hoy, el espíritu de Woodstock queda en Sweden Rock, en Wacken, en Graspop, y aquí en nuestro país en Resurrection Fest, en Rock The Coast, en Leyendas del Rock, y en todas esas grandes citas que año a año llenan de buena música, amistad y solidaridad los escenarios españoles y europeos.

Mariano Muniesa
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Esta entrada fue escrita por Mariano Muniesa

7 comentarios

  • Juandie dice:

    Pedazo de resumen el que se ha marcado Mariano Muniesa en conmemoración hacia esos 50 años de historia de tan mitico festival como fue WOODSTOCK 69 con algunos videos de las actuaciones mas destacadas de esos tres intensos y pacificos días en el estado Neoyorkino. Pocos festivales con el paso de los años fueron tan grandes como WOODSTOCK 69.

  • Javier dice:

    Ningun festival lograra nunca lo que fue Woodstock 69, yo no estuve pero gracias a las filmaciones que se hicieron me hago una idea del ambiente y de las actuaciones,habia un espiritu de fraternidad,libertad y diversion sin igual.

  • Cristina Aisa dice:

    Que pedazo de documental te has trabajado. Es necesario reseñar y conocer todos estos hechos y datos. Es un referente necesario. MUCHAS GRACIAS MARIANO.!!!

  • Javi dice:

    Sin ninguna duda, el Woodstock '69 fue el mejor y mayor festival de la historia del rock y de la música en general. Hace algunos años adquirí un lanzamiento en dvd de 4 discos genial, fue editado en 2009 con metraje nunca antes visto y 4 horas del montaje del director remasterizado. Para el que este interesado: "woodstock, 3 dias de paz y música, edición 40 aniversario", asi se llama el dvd, editado por waner bros en una gruesa caja de cartón roja. Se lo recomiendo a cualquier aficionado a nuestra música e historia, vale mucho la pena tenerlo en casa.
    También recomiendo la pelicula "Destino: Woodstock" (2009), basada en como se preparó y desarrolló el festival, con un gran Emile Hirsch, recientemente rescatado en la última pelicula de Quentin Tarantino, Erase una vez en Hollywood (la cual fui a ver hace unos dias, y también recomiendo, además de estar basada también en aquel mágico año 1969).
    De todo lo que fue aquel Woodstock y los grandes artistas que alli tocaron, creo que al igual que mucha gente, me quedaré siempre con la actuación mágica de Joe Cocker y su versión del tema de los Beatles. Aquel "grito" poderoso, ahogado, libre, desgarrador...creo que simboliza por si solo lo que todo aquello significó.
    Gran artículo de Mariano Muniesa.
    Saludos!

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