Whitesnake: 40º aniversario de “Ready an’ Willing”, el Mark III de la banda de David Coverdale

31 mayo, 2020 4:09 pm Publicado por  8 Comentarios

Un 31 de mayo de hace cuarenta años, la banda de David Coverdale, Whitesnake, lanzaba al mercado su tercer álbum de estudio: ‘Ready an’ Willing’. Un artículo de F.J. Villasante.

Para su grabación, Ian Paice sustituyó a Dave Dowle, quien había grabado los dos primeros discos del sexteto británico. Con la inclusión de Paice, Whitesnake presentaba en su alineación a tres miembros del Mark III de Deep Purple, ya que Jon Lord formaba parte del grupo desde sus inicios. Completaban la banda Neil Murray al bajo y los guitarristas Micky Moody y Bernie Marsden. Fue esta, sin duda, la formación más aclamada de la banda en su primera etapa, cuando transitaban por un sonido más blusero y menos comercial que el que tomarían en 1985, en busca del ansiado éxito en EE. UU. Pero eso ya es otra historia.

Producido por el gran Martin Birch -el “arma secreta”, como le llamaba Marsden-, en ‘Ready an’ Willing’ fue fundamental la buena química que había entre los miembros del grupo, tal y como confesó a Ultimate Classic Rock el propio guitarrista: “Estuvimos de gira durante unos seis meses antes de comenzar a grabar ‘Ready an 'Willing’, y ahí se vio [la buena química]. Creo que también encontramos una especie de veta de oro en cuanto a las canciones, sabiendo que Jon e Ian se habían convertido en miembros permanentes de la banda en ese momento, eso realmente marcó una gran diferencia. Intentábamos encontrar las mejores canciones. Nunca nos interesó ser héroes de la guitarra, siempre fui más consciente de ser un buen compositor y contribuir con buenas partes de guitarra. Nunca me interesó tratar de ser Ritchie Blackmore o Jimi Hendrix, porque nunca me atrajeron ese tipo de cosas”.

Después de la controversia generada por la portada de su anterior entrega, ‘Lovehunter’, en la que una chica desnuda montaba a horcajadas una enorme serpiente, esta vez se decantaron por un arte mucho más “light”: un dibujo de los miembros del grupo en blanco y negro sobre un fondo gris, junto con el título del disco debajo del mítico logotipo de la banda. Sin embargo, lo que no abandonaron fue el estilo mujeriego, denominado cock rock (que cada uno lo traduzca como quiera), de sus letras. Y es que ese siempre fue parte del encanto de la banda, sin el cual las famosas sesiones de sexo de Coverdale con el micro hubieran carecido de sentido.

Metiéndonos ya de lleno con el disco, una histórica “Fool For Your Loving” abría la cara A. Un tema con un claro sabor a otros tiempos, para mí bastante mejores y menos hipócritas en algunos sentidos. La prueba es que como sencillo alcanzó el puesto 53 en el Billboard yanqui y el 13 en las listas británicas. Hoy probablemente les hubieran dado la barrila con la letra, eso si la propia discográfica no les hubiese sugerido modificar alguna línea de la misma. Inspirada en el divorcio de su primer matrimonio, el propio Coverdale declaró a Firecracker Magazine que “Si miras mi primer matrimonio puedes ver “Fool For Your Loving” y “Don’t Break My Heart Again”. Canciones sobre una relación que una vez fue muy positiva, pero que lamentablemente se estaba transformando en algo negativo”. Una anécdota curiosa de la canción es que fue originalmente escrita para B.B. King, sin embargo, pronto se dieron cuenta de que era demasiado buena para dejarla pasar y se la quedaron.

A continuación, viene una potentísima “Sweet Talker”, probablemente el tema más contundente del disco. El comienzo de la canción deja bien claro lo bien que puede quedar una slide guitar tocada por alguien que sabe: míster Micky Moody, su sonido brillante nos acompaña durante toda la canción y ni siquiera el gran solo de Jon Lord es capaz de eclipsarlo. Una joya de tema. E

l tercer corte de la cara A y segundo sencillo del disco es el tema que da título al álbum, “Ready an’ Willing”. Aunque no triunfó como single, es un temazo en el que se aprecia, tanto en la música como en las letras, todo el blues que Coverdale llevaba dentro en aquellos tiempos. Nuevamente tenemos la oportunidad de disfrutar con un gran solo de Moody, corto, pero por eso mismo, dos veces bueno.

Le sigue “Carry the Load”, un tema lento y, precisamente por ello, donde más destaca la voz de Coverdale entre tanto megacrack. Yo personalmente discrepo de quienes argumentan que es un tema más en la línea de los discos en solitario del vocalista, y creo que no está para nada fuera de lugar.

Whitesnake en 1980. De izda. a dcha.: de pie, Neil Murray, Ian Paice y Micky Moody; sentados, David Coverdale, Bernie Marsden y Jon Lord.

Otro tema lento y con el alma cargada de blues es “Blindman”, que cerraba la cara A. Ya había sido grabado para el álbum ‘White Snake’, debut de Coverdale en solitario lanzado en 1977. De nuevo, gran momento para el lucimiento personal de David, que está enorme y al que los compis se lo ponen a huevo, con perdón, con un desarrollo grandioso. Particularmente emotivo es el solo de Bernie Marsden. Pese a no ser de los temas más famosos del disco, sí que es, a mi modo de ver, en los que mejor se aprecia la química que había entre todos los miembros, y para mí sin duda alguna supera la primera versión, que no estaba nada mal.

Otro temazo imperecedero abría la cara B. Hablamos de “Ain’t Gonna Cry No More”. Una guitarra acústica que te pone tierno da pie a una entrada suave de la voz de Coverdale. A continuación, los teclados de Jon Lord incrementan un poco más el sabor de balada que la canción tiene durante casi la mitad del recorrido, hasta que la batería implacable de Ian Paice lleva el tema a otro nivel, más contundente, más duro, en definitiva más rockero, como demuestra el agresivo solo de Mickey Moody antes del estribillo final.

Toma el relevo “Love Man”, otro tema con aire blues-rockero y mogollón de slide guitar. Básicamente, lo que en los ochenta los chavales que oíamos heavy entendíamos por un blues. Líricamente es otro de esos temas por el que hoy te podrían quemar vivo. A mí me mola sobre todo el juego de palabras hootchie cootchie, que al menos yo soy incapaz de trasladar a su versión castellana, cuchi cuchi.

“Black and Blue” es una de mis favoritas, marchosa y vacilona hasta el extremo, no sé si me gusta más ahora o hace cuarenta años. El detalle de añadir en la mezcla del disco sonido de público, le confiere una atmósfera de bareto de conciertos, o de honky tonk que diría un gringo, que queda “dabuten”. Esta vez le toca destacar al piano de Jon Lord, que pese a la simpleza de las notas, nada rebuscadas, queda genial y a juego con la atmósfera de garito. Cierra la cara B, y en consecuencia la versión original del disco, una guitarrera “She’s A Woman”. En ella podemos escuchar a Coverdale más desatado que de costumbre, incluso intentando algún tono alto. Es un dignísimo final, las guitarras están sublimes, al igual que los tambores de Paice y, aunque apenas le haya mencionado, el bajo de Neil Murray, aunque esto es aplicable a todo el disco, pero una vez más, entre los instrumentos destacan los teclados de Jon Lord. Se ve que les daba pena terminar porque en el final de la canción recurren al viejo truco de bajar el volumen, un fade out, pero hay que reconocer que hasta eso les queda bien.

Probablemente estamos ante el mejor álbum de estudio de Whitesnake, aunque eso va en gustos. En lo que a las cifras se refiere, en las listas del Reino Unido llegó al puesto número 6, en el que se mantendría durante 15 semanas, todo un bombazo para los chicos de Coverdale, que como guinda del pastel verían como se convertiría en su primer trabajo en alcanzar la categoría de disco de oro en su país. Mientras, en los EE. UU. fue su primer álbum en entrar en el Billboard 100, consiguiendo el puesto 90, lo cual, teniendo en cuenta que para nada fue un disco pensado para el mercado norteamericano, no estuvo nada mal. Resumiendo, uno de esos vinilos que uno no se cansa de escuchar por muchos años que pasen.

¿Sabes que David Coverdale tiene a la venta la casa en la que le visitaron unos peludos plantígrados?

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Esta entrada fue escrita por Redacción

8 comentarios

  • F. J. Villasante dice:

    Hola chicos. Simplemente deciros que hay un fallito, es el 40 aniversario, pero en el título pone que es el 30.
    Un abrazo

  • Moisés. dice:

    Gracias por éste artículo, y pues bueno cuando revisé la vida y obra de Whitesnake me gustó mucho su época de blues desde que debutaron en el 78 con su disco homónimo. Luego vino lo del glam en 87 pero como dices eso es otra historia... (En su momento se contará) La voz tan típica de Coverdale, De esos primeros pasos de Whitensake me gusta mucho Ain't no love in the heart of the city con su gran feeling y letra, por último ni no es mucho pedir deberían hacer un artículo especial sobre Mötley quizás del Too fast o Shout at... Por favor. Saludos desde Caracas... .

    • F. J. Villasante dice:

      Por mí encantado Moises, pero Too fast for love no hace 40 años hasta noviembre del año que viene. Si te fijas, los artículos que escribo yo son cuadragesimos aniversarios. Un saludo y gracias por leer mariskalrock.com desde Caracas

  • Anónimo dice:

    Fabuloso álbum, temazos increíbles y sobre todo la sensación de que Whitesnake entonces era una banda y no el proyecto de David Coverdale junto a asalariados de lujo, entre ellos Steve Vai, Adrián Vandenberg o John Sykes

  • Maruco dice:

    Desde Córdoba, Argentina, excelente reseña de unos de los mejores trabajos de la serpiente blanca si no es el mejor...y ya me pongo a pinchar el vinilo que lo tengo bastante olvidado...un gran saludo y larga vida al heavy metal.

  • Juandie dice:

    Cojonudo resumen para uno de los mejores álbumes de WHITESNAKE en ese 40 aniversario y con una de sus mejores formaciones de las mucho que tuvo la banda inglesa. Feliz 40 aniversario.

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