Llevas casi 40 años en el mundo de la producción. ¿Cuál fue tu primer encargo?

“Mi primer disco de verdad fue ‘Back onthe Streets’ de Gary Moore. A partir de ahí hice tantas cosas que tendría que tirar de Internet para acordarme” (risas).

¿Entablas amistad con los artistas que produces?

“No podría trabajar con una banda o artista sin que haya buenas vibraciones. En caso contrario se notaría en el resultado final. Con The Quireboys tuvimos química al instante. La agenda de trabajo fue una locura, grabábamos en los intermedios entre gira y gira, así que teníamos sesiones intensas de tres días por ejemplo. Eso fozó que los temas se grabaran de manera fresca y espontánea, sin comernos la cabeza”.

Robert John “Mutt” Lunge es considerado uno de los mejores productores de la historia del rock…

“Me encanta su trabajo y dicho sea de paso, tenemos el mismo management. De hecho fue él quien me descubrió y añadiendo el nombre de Martin Birch (Purple, Maiden, Jeff Beck…), entre los tres produjimos la créme de la créme del rock. Lo que aprendí junto a ellos no tiene precio y es gracias a aquel periodo de aprendizaje que llegué donde llegué”.

¿Cuáles son las cualidades de un buen productor?

“Saber y querer escuchar, incluso lo que dicen los miembros de la banda entre ellos. Siempre estar dispuesto a probar las ideas que la banda pueda tener pero saber imponerte si, una vez probado, no funciona, y saber también admitir que algunas de tus ideas no fueron las más adecuadas. Sacar a la superficie la magia que oculta un tema es otro de los grandes talentos de un productor, y no lo tienen todos”.

¿Quién fue el artista que más te satisfizo a nivel artístico y quién el que más te decepcionó?

“Guardo gratos recuerdos de Gary Moore y el disco ‘Back onthe Streets’, quizás porque por entonces ambos estábamos verdes y el plan era: “Tú tocas y yo grabo”. Había buenas vibraciones porque todo estaba por descubrir y ambos buscábamos abrirnos camino. También me gustó “Thunder and Lightning’ de ThinLizzy  y ‘Painkiller’ de Judas Priest. Con respecto a las decepciones, no he tenido ninguna, aunque con Helloween no hubo buena química grabando ‘Pink BubblesGoApe’. Había problemas internos en la banda y los temas me parecían sobras de discos anteriores. Les dije que no teníamos buen material pero insistieron y desgraciadamente los resultados me dieron la razón. Es el único disco de mi carrera que hice sin estar convencido, pero no había manera de hacerles cambiar de opinión, ni siquiera su management consiguió hacerlo, así que me dije a mi mismo: “Al carajo, es su dinero y su música. Que hagan lo que quieran”. Nos vimos posteriormente en conciertos y festivales y me pidieron perdón por su obstinación, ahora somos buenos amigos y les quiero mucho”.

¿Con qué artista te encantaría trabajar?

“Con Pink Floyd, sin duda. Tom Petty o Dylan también son artistas de ensueño. Me temo que la mayoría de los artistas con los que me encantaría trabajar ya están muertos” (risas).

¿Crees que la profesión de productor tiene los días contados?

“Puede que en general sí, pero personalmente nunca antes había estado tan ocupado como ahora. Es verdad que las cosas han cambiado: ya no hay grandes presupuestos y las bandas graban sus discos ellas mismas gracias a las nuevas tecnologías, pero afortunadamente sigo teniendo mucho trabajo. De hecho los chicos de Quireboys me invitaron a venir a Ibiza para que descansara unos días”.

¿En qué proyectos estas metido ahora?

“Estoy con una banda tejana llamada Darkology. Su vocalista, Kelly SundownCarpenter, ahora está con Firewind también. También trabajo con una banda inglesa de rock, muy joven, que se llama Blind Tiger. La media de edad ronda los 19 años pero me han dejado perplejo con su destreza”.

Cuando empezaste, ¿imaginaste que la música acabaría tal como está ahora debido a la piratería?

“Nunca me lo habría imaginado. En aquellos tiempos, el negocio de la música movía millones y millones de dólares. Era un buen negocio, pero los principales culpables de la debacle actual son las propias discográficas, porque nunca bajaron los precios de los CDs. De su precio el mayor porcentaje siempre ha sido para los sellos, mientras que los artistas cobran un fijo por unidad vendida. Inflaron los precios de los CDs de manera artificial para obtener mayores beneficios, ya que los costes de producción son básicamente los mismos que los de un vinilo, por no decir que más baratos aún. En los años ’60 y ’70 la gente de las discográficas entendía de música y no tenía esa obsesión por el dinero. Por entonces mimaban a una banda hasta que empezara a dar beneficios. Zeppelin no fueron unos superventas desde el primer disco pero su sello creía en ellos y finalmente llegaron a ser superestrellas. Hoy en día los grandes sellos se componen de gente que solo calcula los posibles beneficios que un artista les podría dar, y cuanto antes mejor. Si alguien no alcanza el nivel de aceptación mínimo requerido desde su primer álbum está automáticamente rescindido de contrato. Si Zeppelin hubiesen empezado hoy en día no habrían llegado al tercer disco. Hoy a la música solo se le ve como un producto de usar y tirar para hacer dinero fácil y rápido. Lo curioso es que vas a los grandes festivales rockeros y están hasta arriba con decenas de miles de fans. ¿De verdad las compañías son incapaces de vender discos con tanta demanda de música?”

¿Qué recuerdos tienes de Barón Rojo? ¿Sabes que ahora solo están los hermanos De Castro de aquella formación?

“¿Sí? No lo sabía. Me lo pasé bien con ellos, buena gente. Recuerdo pillar una gripe terrible, vino el médico y me puso una inyección en la espalda. Aparte de eso, me lo pasé genial y me gustó su música. Me encantaría volver a verles, aunque solo fuese para saludarles”.

¿Eres capaz de saber si un músico tiene talento al instante?

(T) “Incluso desde la primera nota. Recuerdo una anécdota de cuando trabajé con Gary Moore. Estaba aparcando fuera del estudio y me topé con Jeff Beck y CozyPowel, así que entramos todos juntos. Gary se quedó de piedra, ante él tenía a uno de sus ídolos, y como un fan más le dijo: “Mira, Jeff tengo una nueva guitarra”. Sin siquiera enchufarla tocó una nota y a todos se nos pusieron los pelos de punta”.

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