Crónicas

Vargas Blues Band en Bilbao: La llave que abre la jaula

«Dicen que la clave para que un show funcione es que fluya un intercambio en dos direcciones y aquella noche desde luego que se produjo.»

26 abril 2024

Sala Rocket, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Hay artistas que son todo un universo. Aproximarse a su inmensa obra es una tarea titánica que no se acomete ni en un día ni en dos, sino que necesita tiempo y una mínima dedicación seguramente imposible de comprender para los que consideran la música un bien más de consumo. Hay que tener desde luego una voluntad firme para recorrerse de principio a fin las discografías de David Bowie, Aerosmith o The Cure, por citar tres ejemplos en los que hacerse con discos equivaldría más o menos a las colecciones de cromos de antaño.

Con Javier Vargas podría suceder lo mismo, con casi una treintena de álbumes publicados y un sinfín de colaboraciones hasta marear. Mencionar entre tan vasto panorama que al mismísimo Carlos Santana le encanta tocar con este señor o que este tipo viajó hasta Las Vegas para grabar con Carmine Appice, aparte de tener el honor de abrir para The Rolling Stones en su última visita al madrileño Estadio Metropolitano.

Hablábamos de toda una leyenda patria que ha sabido codearse con los más grandes, pero a la vez no se le ha subido en absoluto el pavo a la cabeza y en sus recitales destila cercanía con sus fieles, que tampoco son escasos. Si su inclusión en el último BBK Bilbao Music Legends supuso el reconocimiento a una prolífica trayectoria digna de admiración, no menos importante cabría considerar una gira de salas a la antigua usanza, a una terrenal distancia de la afición.

Por todo ello, no resultó sorprendente que la bilbaína sala Rocket estuviera bien concurrida de peña madura, pero muy respetuosa, es decir, sin cotorras ni molestos documentadores con móvil en ristre. Que la gente le tenía cariño al protagonista de la velada quedó patente cuando empezaron a llover gritos de “guapo” a escasos minutos de comenzar la actuación.

Afrontar un concierto de Vargas Blues Band implicaba adentrarse en un versátil universo, ya lo hemos dicho, pero el genio de las seis cuerdas nos facilitó el camino con un par de temas instrumentales perfectos para lanzarse por esa pendiente del blues y otros estilos que nos deparaba la velada. “The King of The Latin Blues” cursó de manera adecuada y sin duda uno de los picos se produjo con “Sácalo”, donde brilló ese bajista llamado Luis Mayo tan competente, no solo a las cuatro cuerdas y a la guitarra, sino también a la voz.

El personal respondió desatando bailoteos por el recinto y podría decirse que aquello marcó un punto de no retorno del show, a nivel positivo, por supuesto. Nos presentaron aquello como una adaptación de Santana y John Lee Hooker y lo cierto es que dentro del repertorio parecía algo aparte, como una isla en sí misma. De este poso latino también podrían haber bebido combos contemporáneos como The Mars Volta, entre muchos otros.

Las sensaciones que embargaban al ver a este tipo eran similares a las de ir a un concierto de Joe Bonamassa, ahí teníamos a una criatura de otra dimensión, un señor de una grandeza incuestionable en su género. Pero lo mejor de todo es que no existía rasgo de divismo ni en su música ni en su actitud sobre las tablas. Carlos Santana dijo de él que era como “un arcoíris, porque contiene todos los colores”, al tiempo que subrayaba su habilidad para llegar a un amplio espectro de público. No podríamos estar más de acuerdo.

“Mojo Hand” certificó el tremendo poderío del dueto vocal que se marcaron tanto el bajista como el batera. Me atrevería incluso a decir que sus habilidades con las cuerdas vocales eran realmente notables, no estaban ahí solo porque alguien tenía que cantar.

El sistema solar de Vargas seguía exhibiendo signos de fortaleza con “Black Cat Boogie”, toda una aproximación al hard rock que por momentos se asemejó a una pieza de ZZ Top. La leyenda de las seis acuerdas aceleraba y ralentizaba el ritmo a su antojo o incluso le daba por sacar sonidos imposibles de su guitarra. Y, por supuesto, no faltó el mítico truco a lo Deep Purple para que el respetable repitiera lo que tocaba, un clásico.

El recuerdo de los bailables echados con “Sácalo” pudo pesar a la hora de presentar “Why You Left Me” como “un funky blues que se puede bailar”. El bajista Luis dijo que la chica en cuestión nunca le dijo por qué lo había dejado. “Nunca lo va a saber”, sentenció el batera Peter Kunt. “Texas Tango” quizás posea un aire más stoniano, pero la afición continuaba dejándose la piel, en especial las señoras.

Vargas, que iba sazonando canciones con historias, al igual que hacía otro compi guitarrístico suyo como El Twanguero, nos contó que aprendió a cantar blues en castellano en Buenos Aires, el lugar donde comenzó a tocar la guitarra, por cierto. Con esta introducción encajaba cual guante la oda a la vida bohemia de “Todo el día me pregunto”, con una letra que lo mismo valdría para músicos, artistas o periodistas musicales, gente que se mueve más por unos principios que por un deslumbrante sueldo a final de mes.

“Body Shock” incitó del mismo modo a desentumecer caderas y articulaciones con esa atmósfera funk que recordaba al “Changeling” de The Doors. Y en todo concierto de blues debería haber sí o sí alguna referencia a los cruces de caminos, ahí estaba “Playing At The Crossroads” en ese sentido. Si algo hubo en aquel bolo, fue variedad, eso ni se discutía.

Y ese ambiente impagable de blues de garito, ese que se escucha en cada vez menos sitios, sobresalió en “Blues Local”, tributo al icono del rock argentino Pappo. Volvieron a mostrar predilección por los sonidos hard rock en “Blues Magic”, todo un pepinazo para arremeter en directo.

Dicen que la clave para que un show funcione es que fluya un intercambio en dos direcciones y aquella noche desde luego que se produjo. Vargas alabó a los asistentes y además afirmó que “la música es la llave que abre la jaula”. Por ahí seguramente se escapó un desbordante chorro de talento, rebotó entre el público y cristalizó en ese espectacular crisol de estilos del que hablaba antes Santana. Lección magistral y un saber estar impecable.

Alfredo Villaescusa
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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Pedazo de resumen hacia el gran concierto que se curraron la VARGAS BLUES BAND en dicha sala bilbaina presentando su nuevo álbum junto a sus temas más conocidos.

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