Crónicas

Triángulo de Amor Bizarro en Bilbao: Culto al ruido

«Continuaremos soñando con un recital de Triángulo de Amor Bizarro a un volumen desorbitante en el que casi nos sangren hasta los tímpanos, similar a esas bolas sonoras que suelen montar los norteamericanos Swans no aptas para todos los públicos. Renovamos los votos para el culto al ruido.»

31 marzo 2022

Sala BBK, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Algunas palabras pueden significar diferentes cosas dependiendo de la intención del hablante. El ejemplo más palmario lo encontramos en los insultos, que en determinados contextos de familiaridad dejan su carga ofensiva y se convierten incluso en términos cariñosos que denotan afecto. Por algo nos decía Foucault aquello de que todo discurso es poder, a la par que exploraba los diferentes condicionantes que influían en la mera transmisión de conocimientos.

Si echamos un vistazo a lo que entendemos por ruido, obviamente no será lo mismo para una ancianita que para un jovenzuelo, o para un aficionado a la música rock que para un fanático del pop. Con estas variables quizás juegue el llamado noise, que al igual que sucede con otros estilos, trata de generar belleza de una supuesta fealdad y transgrede todas esas convenciones artificiales que nos dicen lo que debería entenderse como canción.

En este aspecto, a los gallegos Triángulo de Amor Bizarro siempre les gustó explorar los límites en sus composiciones. Basta mencionar que hace poco han editado un trabajo en el que abordan diversas variaciones alrededor de un tema con tanta miga como “No eres tú”, una suerte de aquelarre sónico que llamará la atención de los amantes de lo peculiar. Por si fuera poco, también sacaron previamente una versión de su último disco de estudio homónimo interpretada por artistas como Carolina Durante o Biznaga, entre muchos otros.

A pesar de que se tratara de una jornada complicada con múltiples opciones donde elegir, una considerable multitud se congregó en la bilbaína sala BBK para recibir a Triángulo de Amor Bizarro. El cambio de fecha del concierto de Ilegales por la operación de Jorge Martínez nos hizo un poco la puñeta, pero no queríamos resignarnos a perdernos alguno de los dos bolos, por lo que optamos por hacer doblete y así todos contentos. He aquí el relato de lo que contemplamos aquella noche.

Con el recuerdo todavía muy presente de aquella gloriosa vez en la que en un BBK Live tocaron con tanta distorsión que hasta temblaba el suelo de una carpa, los coruñeses nos engatusaron de primeras con esa especie de dub siniestro llamado “No eres tú” que ya hemos mencionado antes. Y para incrementar más aún la sensación opresiva se proyectaban imágenes de la película ‘Metrópolis’ que aludían al control de masas. Brutal. Esto sí que era una puesta en escena cuidada.

Puede que alguno de nuestros lectores les asocie con el indie, pero en determinados momentos de moñas no tienen nada, ahí estaba para certificarlo el soberbio “Gallo negro se levanta” a tope de revoluciones, ramalazos a lo Black Sabbath y el guitarrista Rodrigo en un estado pletórico a la voz. No en vano los momentos más salvajes del recital estuvieron protagonizados por él.

El shoegaze chirriante de “Amigos del género humano” operó con suma precisión y remitió a The Jesus and Mary Chain, My Bloody Valentine y otras de sus influencias ruidistas. Isa tomó el relevo a las cuerdas vocales para “Les llevaré mi cruz” e introducir su faceta más melódica, que también moló lo suyo, porque apenas había separación entre tema y tema. Hablaron lo justo para saludar y demás, por lo que la actitud fue similar a la de cualquier grupo punk, sin brasas gratuitas y a degüello. Lástima que en la sala BBK  no se pueda oficiar a un volumen ensordecedor, que era lo que nos pedía el cuerpo en esos instantes.

Las imágenes proyectadas de fondo seguían reclamando su cuota de protagonismo, como ese recorte de prensa que decía que “La música de relleno es demoníaca”. “El crimen: cómo ocurre y cómo remediarlo” se tornó una apoteosis de ruido, con la batería atronando y esas marañas sónicas que se asemejan a un burbujón de porros en una tienda de campaña. Quizás hasta salgas mareado.

Isa llamó la atención sobre el hecho de que no hubiera barra en el recinto y trató de congraciarse con el respetable: “Es una putada que no haya bebida, pero ya hemos bebido por todos vosotros”. Pues gracias, maja. Relajaron levemente con “Seguidores”, un corte que no alcanza velocidad desorbitante, pero que conserva su dosis mínima de ruido. Y lo mismo aplicaríamos a “Estrellas místicas”, otra pieza de orientación pop que debido a su envoltorio estridente jamás se clasificaría como tal. La bajista se luce mucho a la voz en este tipo de cortes.

Pero a nosotros lo que nos molaba de veras era cuando el guitarrista Rodrigo recuperaba el micro y se cascaba arrebatos punk del calibre de “Robo tu tiempo”, con cierto deje industrial a lo Esplendor Geométrico, o ese “Ruptura” con el que te tiembla el corazón incluso si lo escuchas en casa. No hablemos ya de disfrutarlo a escasos metros y que encima añadan un “puto virus” para hacerlo más salvaje. Una pasada.

Que en esta tesitura aguerrida pasen de golpe y porrazo a “Fukushima”, una canción con sintetizadores oscura como un tizón y con retazos dark wave, solo puede confirmar lo grandes que son. Y ya para saltar lágrimas fue el comienzo de “Asmr para ti”, con ese rollito sentimental tipo Slowdive que te hace flotar cual puesto de alguna droga o bebida. Maravilloso.

Cómo nos jodió tener que pirarnos raudos al bolo de Ilegales en la sala Santana, pero ahí son muy estrictos con el asunto de las fotos en los tres primeros temas y no se podía llegar tarde. Agradecimos, eso sí, el sacrificio, pues logramos ver un par de conciertos de órdago.

Continuaremos soñando con un recital de Triángulo de Amor Bizarro a un volumen desorbitante en el que casi nos sangren hasta los tímpanos, similar a esas bolas sonoras que suelen montar los norteamericanos Swans no aptas para todos los públicos. Renovamos los votos para el culto al ruido. Esperando con ganas la próxima misa.

Alfredo Villaescusa
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