Crónicas

Toundra: Maestros del post-rock

«Los belgas no son de sangre caliente como los españoles, pero a medida que avanza la presentación, la temperatura en el recinto aumenta»

9 mayo 2018

DOKbox, Gante (Bélgica)

Texto y fotos: Hughes Vanhoucke

En vísperas del famoso Dunk Festival en Zottegem, la crema y nata del post-rock español pasó por el viejo puerto de la ciudad belga de Gante, ciudad natal del rey Carlos I. Los madrileños Toundra vinieron a presentar su largamente esperado y flamante álbum ‘Vortex’ como parte de su gira europea, la cual comenzó dos semanas antes en la sala Vortex de la ciudad alemana de Siegen.

La banda belga del puerto costero de Ostende, Maudlin, tiene la grata tarea de calentar a la asistencia que ha llegado a este espacio semi-abierto, un lugar de encuentro brillante e inspirador con eventos de todo tipo para jóvenes y menos jóvenes durante los meses de verano. Los muchachos de la costa soplarán quince velas el próximo año y tienen tres álbumes y un EP bajo el brazo, de los cuales los dos últimos fueron lanzados por el sello subterráneo Consouling Sounds, una etiqueta especializada en la publicación de álbumes de bandas de post, doom, noise y ambient; entre ellas, se encuentra la famosa banda de sludge Amenra.

Durante su presentación, Maudlin recurre principalmente a su más reciente álbum, ‘Sassuma Arnaa’, con cuatro de los cinco temas del show. Llena perfectamente el espacio con su doom psicodélico y obtiene el aplauso del público después de cada pieza.

Delante de un muro de hormigón cubierto de un telón negro y una pared de luces LED, Toundra inicia firmemente su set a las nueve de la noche con "Cobra", el primer corte del excelente “Vortex”, primer álbum de la banda madrileña que recibe título después de cuatro plásticos inscritos con un número romano. Vio la luz a través de InsideOut, un sub-sello de Century Media, que a su vez es un sub-sello de Sony Music. Para cuando comenzaron su descarga, el espacio medio abierto se había llenado de más de 200 amantes de post-rock, entre ellos un número de estadounidenses muy entusiastas y un puñado de españoles.

Por supuesto, 200 asistentes no es muchísimo, pero el post-rock es un género que no atrae inmediatamente a las masas, lo que en realidad convierte la cifra en un verdadero éxito. Para que os hagáis una idea, los cabeza de cartel en el escenario principal del festival de post-rock más grande de Europa, el Dunk Festival, cuentan de media con una asistencia de mil y picos asistentes. Esto dice mucho sobre la popularidad del género, a pesar de la muy buena música que manufacturan.

Los madrileños muestran una mezcla homogénea de composiciones tranquilas y otras más pesadas, provenientes de sus trabajos anteriores y el más reciente que, por supuesto, es la vedette y, por cierto, el más heavy en los once años de historia de la banda. Después de “Cobra” y “Tuareg”, dos canciones muy fuertes de ‘Vortex’, el combo regresa a trabajos anteriores con “Kitsune”, “Bizancio” y “Strelka”, tan contagiosas como las nuevas canciones. El público aprecia completamente lo que traen los capitalinos, quienes dominan el arte de mantener al público cautivado desde el primer corte hasta el final del show.

En cierto momento, Esteban Girón se sube a un altavoz entre el escenario y el público para animar a la audiencia. Los belgas no son de sangre caliente como los españoles, pero a medida que avanza la presentación, la temperatura en el recinto aumenta; mientras tanto, la temperatura al exterior va en descenso después de un cálido día de primavera.

Debido a la falta de micrófonos estáticos, los dos guitarristas usan los micrófonos de sus guitarras para dirigirse al público y agradecerles el haber venido a este lugar alternativo. Sin más demora, siguen con lo que mejor hacen: tocar sus guitarras de manera divina. Los dos guitarristas, Esteban Girón y David López, armados con instrumentos Gibson Les Paul, regularmente se buscan mutuamente y juegan un papel protagonista en esta destacada actuación en la que, sin duda, Esteban Girón quema la mayor cantidad de calorías.

Seguimos con dos canciones de ‘Vortex’: “Kingston Falls” y “Mojave”, un tema de nada menos 11 minutos y mi favorito del álbum con “Cobra”. Los maestros del post-rock acaban el set con el único corte de “III” tocado en la noche, “Cielo Negro (Black Sky)”.

Después de un estruendoso aplauso, los músicos consultan entre ellos y presentan dos bis que no aparecían en el setlist: “Zanzibar” de ‘II’ y “Cruce Oeste” de ‘Vortex’. Esto, por supuesto, es aceptado con gratitud por un público entusiasta que, después del espectáculo, se dirige en masa al stand de merchandising o bebe una cerveza en la terraza a lo largo del canal.

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Esta entrada fue escrita por Hughes Vanhoucke

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