Siouxsie + Warpaint en Madrid: Un icono del gótico

Siouxsie

Susan Janet Ballion formó además parte del llamado ‘Bromley Contingent’, el grupo de fans que comenzó a acompañar a Sex Pistols en sus conciertos y entre los que había figuras que posteriormente adquirirían relevancia, caso de Billy Idol o de Steven Severin, uno de los componentes de Siouxsie and The Banshees.

De un tiempo a esta parte pareció como si se la hubiera tragado la tierra, pues llevaba como una década sin hacer una gira, por lo que cuando se anunció su inclusión en el cartel de Noches del Botánico, hubo el predecible revuelo en el mundo gótico de la capital, pues muchos eran conscientes de que se trataría de una ocasión única de ver a un mito viviente, quién sabe si por última vez.

Los vídeos que habíamos visto por la red daban a entender que su estado de voz no era malo y sus movimientos en escena ya parecían más de lo que podríamos esperar en una señora de sesenta y seis años. El feo detalle de impedir hacer fotos ya nos predispuso en cierta manera negativamente, difícil encontrar el sentido en vetar a los profesionales y en cambio permitir que cualquiera tome una instantánea con su teléfono móvil. La charlotada de los tiempos actuales.

Warpaint

Abrieron previamente las jovenzuelas de Warpaint, que le daban a una especie de post punk con marcado ramalazo folk y voces etéreas que conferían un carácter hipnótico a su música. A veces parecía que estábamos en medio de una sesión de meditación o yoga, pero molaron piezas suyas, como “Champion” o la cadenciosa “Love Is To Die”. Se te podían hacer duras si te pillaban con el pie cambiado. Veías a la guitarrista de falda escocesa agitar la cabellera y entonces se te olvidaba todo.

Que la puesta en escena cobraría importancia durante el espectáculo de Siouxsie nos lo confirmaron las varias pantallas que proyectaban diversos motivos de fondo, desde velas o auroras boreales hasta una mujer flotante en plan cuadro prerrafaelista, un universo particular que desde luego era diferente a cualquier otra cosa que uno hubiera visto.

Siouxsie

El arranque con “Night Shift” nos resultó un tanto frío, no nos epató, sino que fue más una pequeña toma de contacto, como cuando uno mete primero el pie en el agua. Caliente no estaba. El vestido plateado de la diva del gótico le daba un aire como sideral, tipo Bowie, de criatura procedente de otra dimensión. Y los ramos de flores que le tiraban de vez en cuando eso ya le asemejaba a la difunta reina Isabel II.

Añadieron cierto brío con “Arabian Nights”, pero no mantuvieron ni de lejos el subidón con el aire cabaretero de “Here Comes That Day”. A todo esto, decir que la voz tampoco era exactamente la de estudio, pero cumplió por lo menos para salir satisfecho en ese sentido. Aunque, como bien apuntaba un colega, es probable que la propia Siouxsie haya hecho una selección de los temas que mejor puede interpretar en la actualidad. Eso explicaría, por ejemplo, que desde que iniciara la gira en mayo apenas haya modificado una coma del guión previsto para cada noche.

Tal vez se deba a una apreciación personal, pero el repertorio no nos conquistó especialmente, quizás esperábamos más en ese aspecto. No parecía justificada la excesiva preponderancia de material del disco en solitario de Siouxsie, ‘Mantaray’, y quedarse con “Dear Prudence” de The Beatles de su glorioso álbum de versiones también clama al cielo. Sobre todo teniendo por ahí pepinazos como “Hall of Mirrors” de Kraftwerk o su colosal reinvención con trompetas del “The Passenger” de Iggy Pop. Por no mentar “This Wheel’s on Fire” del gran Dylan.

Al margen del cancionero ajeno, recuperó del proyecto The Creatures “But Not Them” y pilló guitarra para “Sin in My Heart”, de los Banshees. Echamos en falta “Playground Twist”, la punkarra “Love in a Void” y tantas otras, pero esto era lo que había.

Siouxsie

Comenzamos a despertar con “Christine”, pero ya estábamos cerca del final. Esta vez no permitió que aquello bajara con el himno “Happy House” y luego un “Into a Swan” que pasó más desapercibido. No tardaría en regresar Siouxsie afirmando: “It’s been fantástico”. No se podía olvidar de una piedra angular como “Hong Kong Garden”, que los cinéfilos recordarán por formar parte de la BSO de ‘María Antonieta’ de Sofía Coppola.

Le tiraron más flores y alguno hasta gritó: “God Save the Queen” en el sumun de la devoción. La diva volvió una vez más colándonos la mentirijilla de que lo que iba a tocar no estaba previsto y no era para nada habitual, cuando se trataba de lo que había venido haciendo en cada concierto de la gira. Hablamos de acabar con “Spellbound”, donde dio patadas al aire y dejó satisfechos a los seguidores más exigentes.

Habíamos contemplado a un icono del gótico, una figura de las que se podrían tachar de la lista de deberes pendientes, aunque nos quedará la espinita clavada de lo mucho que hubiera ganado con un repertorio más dinámico y vigoroso. Su faceta punk, tan importante en los inicios de su carrera, ni se sintió. En cualquier caso, que este regreso no sea más que la primera piedra de una nueva etapa.

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Alfredo Villaescusa

Eclecticismo en vena. No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos.

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