Crónicas

Roger Waters (Pink Floyd) en Madrid: Epílogo en la cumbre

«Es una auténtica delicia volver a escuchar estas canciones en directo de manos de uno de sus grandes creadores ante lo que puede haber sido su última aparición en vivo con un escenario de esta magnitud.»

24 marzo 2023

WiZink Center, Madrid

Texto: José Luis Martín. Fotos: Iñigo Malvido

El casi octogenario músico de Surrey (Inglaterra), Roger Waters, que cumplirá los ochenta años el próximo 6 de septiembre, nos visitaba de nuevo con la que sería la tercera actuación de su gira europea, que comenzó en Lisboa, continuó en Barcelona y aterrizaba en Madrid durante dos noches consecutivas, en un Palacio de los Deportes a rebosar. No estamos ante un artista que cause indiferencia, su expresión musical está envuelta en unas letras que invitan a la reflexión y a la reivindicación, con una fuerte carga política, y con unas declaraciones sobre la guerra de Ucrania o el conflicto de Israel que han suscitado una gran polémica y que han originado las cancelaciones de algunos conciertos como ha ocurrido en Polonia o Alemania.

Su particular sentido del humor también queda patente al denominar esta gira "This Is Not a Drill" (esto no es un simulacro) “primera gira de despedida”. Hay algunas bandas que van por la tercera, y sin anunciarlo previamente, no hace falta dar los nombres.

En esta ocasión no se cumplió aquello de la puntualidad británica, pues a pesar de estar anunciado el inicio del concierto a las 21:00 horas, cuando pasaban cinco minutos de dicho horario, en las pantallas se anunciaba que empezaría quince minutos más tarde.

Cuando llegó el momento, una voz en off acompañada de los subtítulos en las pantallas, nos hacía una socarrona y provocativa advertencia: “Si eres de los que te gusta la música de Pink Floyd pero no te gustan las opiniones de Roger Waters, vete a tomar por culo al bar”. Su canción “El Bar”, que vendría después, nos invitaba a reflexionar sobre algunos conflictos internacionales.

La disposición del mastodóntico montaje lo formaba un escenario de 360 grados, con pantallas en forma de cruz gigante y en tres dimensiones, con los músicos separados en cuatro grupos. Desde nuestra posición solo podíamos ver a los dos teclistas, que tras terminar el primer tema, el conjunto se elevaba por encima de ellos, dejándonos la visibilidad de todos los músicos y permaneciendo así durante toda la actuación.

Después de ver las giras de “The Dark Side of The Moon”, “The Wall” y “Us + Them”, sabíamos de la espectacularidad a nivel visual y de la extraordinaria calidad del sonido envolvente al que Waters nos tiene acostumbrados y que está al alcance de muy pocos músicos.

Curiosamente, el show se iniciaba con la mítica “Comfortably Numb”, que fue la elegida para cerrar su anterior concierto de 2018 en este mismo recinto perteneciente a la gira de “Us + Them”. Una versión más ralentizada y prescindiendo de los dos solos de guitarra que grabó en la versión original su otrora compañero y amigo David Gilmour. De hecho, se convirtió en la última canción que Pink Floyd tocó como cuarteto con la formación clásica (Waters, Gilmour, Wright y Mason), reunida para el concierto benéfico ‘Live 8’, organizado por Bob Geldof.

Siguiendo con su selección de ‘The Wall’, llegaba “The Happiest Days of Our Lives” y uno de los momentos más vibrantes que supone siempre la coreada “Another Brick in the Wall” con su parte 2 y 3.

La puesta en escena estaba perfectamente planificada, puesto que Waters, que todavía se encuentra en un estado vocal más que aceptable, alternó el bajo, las guitarras y el piano, rodeado de una pléyade de músicos de mucho nivel, dejándoles su momento de protagonismo y rotando por las distintas posiciones del escenario, para que todos los espectadores tuvieran un plano frontal de los mismos. Jonathan Wilson y Dave Kilmister (Steven Wilson, Ken Hensley), se encargaron de las guitarras y las voces, Jon Carin de los teclados, guitarra y voz, Gus Seyffert del bajo y voz, Robert Walter de los teclados, Seamus Blake del saxofón, Joey Waronker de la batería, y Shanay Johnson y Amanda Belair de los coros y voces.

El artista británico no ha querido ceñirse a vivir de las rentas como hacen muchos músicos de dilatada trayectoria y se reivindicó con sus composiciones propias, como ocurrió con “The Powers That Be”, del álbum ‘Radio K.A.O.S.’, “The Bravery of Being Out of Rage”, de 'Amused to Death', o “The Bar”, una reciente canción gestada durante la pandemia, que incita a los ciudadanos a fomentar el diálogo para erradicar las guerras y combatir las injusticias de los gobiernos.

Y llegaba el momento para otra de las cumbres floydianas como es ‘Wish You Were Here’, que abordaron con “Have a Cigar”, su título homónimo y las partes VI, VII y V de la imprescindible “Shine on You Crazy Diamond”, que finalizó con excelente solo de saxo, mientras por las pantallas veíamos imágenes de Waters y Syd Barrett de su época universitaria en Cambridge. Concluyeron la primera hora de actuación con “Sheep”, única referencia a su álbum ‘Animals’, mientras que ante nuestros ojos pasaba una enorme oveja volando.

Tras veinte minutos de descanso, se reanudó el espectáculo con más referencias a ‘The Wall’, como “In the Flesh”, que terminó con el sonido atronador de una ametralladora y la contundente “Run Like Hell”, con Waters uniformado como el líder y dictador que nos contaban en la película e incluyendo el icónico cerdo volando que llevaba frases inscritas como: “Que se jodan los pobres” o “Robar a los pobres, dar a los ricos”.

Volvió a su faceta en solitario con “Déjà Vu” e “Is This the Life We Really Want?”, ambas de este disco, intercalando “Déjà Vu (Reprise)”, del álbum en directo ‘Us + Them’. Los mensajes que se proyectaban eran para pedir la libertad del activista australiano Julian Assange, los derechos de los pueblos palestinos, yemeníes o indígenas y del colectivo trans.

Y turno después para una de las partes más deseadas por los seguidores más fieles de Pink Floyd, como eran los temas del emblemático álbum ‘The Dark Side of the Moon’, un álbum conceptual que cumple este año su cincuenta aniversario y que ha vendido más de 50 millones de copias en todo el mundo, contando con una portada reconocible por la mayoría de los mortales.

El sonido de la caja registradora nos introducía en “Money”, una de sus canciones más comerciales y exitosas, pasando después por “Us and Them”, “Any Colour You Like”, “Brain Damage” y “Eclipse”, todo ello con un extraordinario montaje visual al servicio de la música, en la que los rayos láser formaban ese simbólico triángulo que era atravesado por un arcoíris. Tenemos que destacar el gran trabajo de los guitarristas Dave Kilmister y Jonathan Wilson, junto al saxofonista Seamus Blake, que brillaron con luz propia en algunas fases del concierto.

Con “Two Suns in the Sunset”, de un álbum menos recordado como ‘The Final Cut”, compuesto casi al completo por Waters y último que grabó con Pink Floyd, nos volvía a recordar los peligros de esta espiral bélica por la que estamos atravesando, incluyendo una estrofa que dice “el sol está en el este, aunque el día haya terminado”, que es una terrible metáfora sobre la gran bola de fuego que provoca una explosión nuclear.

Con “The Bar (Reprise)”, se produjo un reagrupamiento de todos los músicos alrededor del piano de Waters, que brindó con todos con un chupito de mezcal mientras aparecían imágenes familiares, pudiendo comprobar el extraordinario parecido con su progenitora.

El punto y final llegó con “Outside the Wall”, una entrañable y peculiar despedida, con todos los músicos abandonando el escenario y desfilando sin parar de tocar sus instrumentos hasta concluir desde el backstage.

Evidentemente, no asistimos al mejor show de un irrepetible músico como Waters (en nuestra retina todavía permanece el recuerdo en el recinto de Sant Jordi, en la gira de ‘The Dark Side of the Moon’), ni por el repertorio, ni por la grandiosidad de otros montajes, pero podemos decir que siempre es una auténtica delicia volver a escuchar estas canciones en directo de manos de uno de sus grandes creadores ante lo que puede haber sido su última aparición en vivo con un escenario de esta magnitud.

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Esta entrada fue escrita por José Luis Martín

2 comentarios

  • Juandie dice:

    Extenso resumen hacia el buen concierto que se marcó un ilustre como fue ROGER WATERS y sus buenos músicos en el histórico Palacio De Los Deportes de la rockera Madrid a través de estos clásicos de los históricos PINK FLOYD junto con algún que otro tema de su carrera en solitario.

  • Daniel dice:

    Todos exelentes musicos,aunque pink floyd( waters) son unicos.

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