Crónicas

The Aristocrats: Licencia para experimentar

«Una nueva exhibición de estos prestidigitadores musicales que, durante dos horas, supieron mantener la atención del espectador sin hacernos caer en el hastío, con momentos realmente brillantes y conjugados con grandes dosis de humor»

15 noviembre 2023

Sala Changó, Madrid

Texto: José Luis Martín. Fotos: Jason Cenador

Once años han transcurrido desde que vimos a este súpergrupo denominado The Aristocrats en su primera visita a nuestro país, con su homónimo debut discográfico, en una pequeña sala madrileña en la que imperaban los ritmos latinos y ante poco más de cincuenta personas. En esta ocasión, con su música más difundida y con tres álbumes más en estudio, multiplicaron por diez la asistencia en Changó, un recinto más acorde con su poder de convocatoria y sus logros musicales.  Esta actuación formaba parte del "The Defrost Tour Europe", que ha hecho parada en siete ciudades españolas, agotando entradas en varias de ellas.

Tras aparecer durante la previa en las pantallas de la sala un aviso en el que se rogaba por favor que no se realizaran fotos ni vídeos durante el concierto por expreso deseo del artista, el concierto estaba listo para iniciarse con mucha puntualidad.

Con la introductoria y casi irreconocible versión del “Satisfaction” que los estadounidenses Devo realizaron de sus satánicas majestades sonando por los altavoces de la sala, se fueron incorporando uno a uno cada músico, agarrando sus instrumentos y consiguiendo fusionar su música con la citada canción.

Las credenciales de estos aristócratas no son asunto baladí: el guitarrista, Guthrie Govan, ha pasado por Asia, GPS, Steven Wilson y Hans Zimmer entre otros; el bajista, Bryan Beller, por Dethklok, Steve Vai, James Labrie, Dweezil Zappa y Joe Satriani; y el batería, Marco Minnemann, ha hecho lo propio con Steven Wilson, Kreator, Joe Satriani y Necrophagist.

“Stupid 7”, de su disco ‘Tres caballeros’, daba comienzo al peculiar viaje sonoro que nos tenían preparado estos disciplinados instrumentistas. El trío anglo-germano-americano transita por un territorio musical extremadamente complejo, configurando un estilo difícil de clasificar, en el que podemos encontrar elementos de rock progresivo, instrumental, metal, country, jazz y fusión, con gran destreza técnica, máxima compenetración y aderezado todo con su particular sentido del humor.

No tardaron mucho en ofrecernos “Hey… Where’s My Drink Package”, la primera de las canciones que irán en su próximo trabajo en 2024, con un toque funk; y la siguiente fue otra nueva, “Sergeant Rockhooper”.

“Bad Asteroid” nos devolvía a los tiempos pretéritos de su homónimo primer álbum, pasando después por “The Ballad of Bonnie & Clyde”, una excelente composición registrada en ‘You Know What...?’, donde los slides de Govan desembocan en un creciente e intenso final. Aquí Beller hizo mención a que surgió cuando hace unos años les robaron varios instrumentos y la policía detuvo a los ladrones a los tres días, aunque no pudieron recuperar lo sustraído.

“Aristoclub”, que dará nombre a su nueva obra, fue la tercera y última de las nuevas composiciones presentadas, comentando que menos la música dance de los 90 tocaban todos los estilos.

En la parte final entró el majestuoso solo de batería de Minnemann, todo una alarde de virtuosismo, técnica y dominio de un instrumento, con cambios constantes de ritmo y aprovechamiento al máximo de los platos, caja y bombo, y usando efectos sonoros con muñecos de goma que causaban la sonrisa del respetable. Una gran ovación reconoció su esfuerzo y derroche.

Llegaba después un largo “Through the Flower”, donde la melancolía y el virtuosismo de Govan ayudaban a poner un poco de serenidad entre los entusiasmados asistentes. La sombra de Joe Satriani se dejaba ver entre el sonido de las seis cuerdas.

Las líneas muy marcadas del bajo de Beller tenían una destacada presencia en “Ohhhh Noooo”, único corte de aquel disco de 2003 llamado ‘Culture Clash’, mientras se sucedían los punteos y sus particulares melodías. Como el mismo Minneman nos comentó, la compuso con un riff de guitarra, inspirándose en el himno “Metal Gods” de su banda favorita, Judas Priest.

“Furtive Jack” era una pieza para escuchar en silencio y poder apreciar toda esa amalgama de sonidos, moviéndose entre el ska, el jazz y el blues, con un Govan mostrando un portentoso despliegue técnico, que iba desde los slides, armónicos, tappings, hasta el sweep picking.

Tras el momento de vender las excelencias del merchandising por parte de Beller, “Last Orders”, que hace referencia a la campana que suena en los pubs británicos cuando quedan veinte minutos para pedir la última consumición, ponía el cierre provisional. Un corte muy intimista y pausado, aunque lleno de recursos y feeling por parte de Govan y Beller.

Tras la foto con el público y los agradecimientos, regresaron para ofrecernos un frenético e interactivo tema, “Blues Fuckers”, donde solicitaron la participación del público para que contara de uno a cuatro y arrancaran ellos al unísono, además de pedir que gritaran cada golpe de platillo. La improvisación y la experimentación son santo y seña de su sonido, y aquí dieron rienda suelta a esos pasajes sonoros que les identifican y en los que se mueven como pez en el agua.

Una nueva exhibición de estos prestidigitadores musicales que, durante dos horas, supieron mantener la atención del espectador sin hacernos caer en el hastío, con momentos realmente brillantes y conjugados con grandes dosis de humor.

En el debe, tenemos que anotar que, aunque hayan disminuido sus charlas entre canción y canción, en algunos momentos esos discursos lastran en alguna medida el ritmo del concierto, con el riesgo que eso conlleva. Y respecto al merchandising, los CD a 20€ y los vinilos a 50€, a las puertas del "black friday", no resultaban una propuesta muy seductora.

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Esta entrada fue escrita por José Luis Martín

1 comentario

  • Juandie dice:

    Cojonudo resumen hacia este gran concierto que se marcaron estos veteranos como son THE ARISTOCRATS en la Changó madrileña a través de estos clásicos y con todo lleno hasta arriba.

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