Crónicas
Rock Imperium Festival 2023 (sábado y domingo) con Kiss, Deep Purple, Europe o Skid Row: Hard rock en vena y un beso de despedida
«Hasta aquí esta edición del Rock Imperium Festival, que ha sido absolutamente exitosa y épica, con Deep Purple y Kiss cerrando las demoledoras jornadas finales.»
24 y 25 de junio
Parque El Batel, Cartagena
Texto: Andrés Brotons. Fotos: Josep Fleitas
Prácticamente sin tiempo para recuperarnos, llegaban las jornadas finales del Rock Imperium Festival, donde la afluencia de público continúo siendo muy grande pese a la competencia en la capital con el concierto de Mötley Crüe y Def Leppard el sábado. El último día esta segunda edición, que ha resultado un completo éxito, confirmó que se había superando a la del año pasado con creces en cuanto a público y organización. En este día, los protagonistas serían todos los fans de Kiss que tuvieron el detalle de maquillarse como ellos ante el esperadísimo concierto que, si no nos mienten, será el último en nuestro país… al menos con los dos miembros fundadores. Puedes leer la crónica de la primera jornada aquí).
Sábado, 24 de junio
De este modo, dentro del tercer escenario, los cartageneros Skullmanía dieron una buena muestra de metal con influencias como Paradise Lost, Him o Sôber, con una afinación más grave pero no exenta de calidad, con temas como “Estado subyugado”, “Sombra irracional” o “La balanza de libra”. Su profundidad y energía a partes iguales resultaron especialmente refrescantes ante el abrasivo calor, que no les frenó en absoluto a la hora de ejecutar sus canciones con pericia y toneladas de pasión. Lo cierto es que esta banda tiene un potencial enorme por explotar, comandada en directo por el vocalista Diego Perela, que lo dio todo pese al poco tiempo del que disponían.
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Llegaba The Big Deal, combo serbio de hard rock melódico, de presencia mayoritariamente femenina. Sólo disponen de un único disco en el mercado, ‘First Bite’, así como unos cuantos singles digitales, incluyendo versiones de algunos clásicos del rock.
No obstante, sus temas originales valen su peso en oro, y aunque sean un grupo donde ha metido mano una vez más el omnipresente Rey Midas de Frontiers, Alessandro del Vecchio, tienen una calidad destacable, como lo demostraban rolas como “Never Say Never” o “Top Heaven”. Mucha presencia escénica, pero también calidad compositiva, con composiciones melodiosas de corte muy pegadizo.
En este día las chicas eran especialmente guerreras, por eso llegaba también el turno de una de las artistas británicas que más atención de los medios especializados y del público se ha llevado en los últimos años, la gran Chez Kane.
Con sólo dos discos en su haber, el primero de título homónimo y su más reciente 'Powerzone', la joven vocalista se ha ganado por derecho propio ser sucesora de artistas del género como Vixen, pues guarda muchísima conexión con éstas.
En su concierto sonaron temas como "I Just Want You", "All of It" o el single "Too Late For Love" (nada que ver con la de Def Leppard a pesar de la admiración que siente Chez por estos, pero de igual calidad). No faltaron la ochentera y bailable "Love Gone Wild", la rápida "Powerzone" o, en el final, una coreadísima "Rocket On The Radio".
La verdad es que Chez Kane desprende simpatía, sensualidad y una gran voz a partes iguales, lo que la dota de un carisma que se necesita más para que nuevos valores del rock atraigan a las nuevas generaciones. Esperamos verla en más festivales por estos lares próximamente, porque en tour propio volverá a principios del año que viene en varias ciudades españolas tal y como se acaba de confirmar.
Con músicos procedentes especialmente de Finlandia, llegaba Midjungards al escenario pequeño, una banda liderada por el guitarrista valenciano Toni HL. Con un único disco en su haber editado este mismo año, 'From Scandza', temas como “From Scandza To Covadonga”, “Still Here” o “Horders Of Hate” levantaban al más dormido a las cuatro de la tarde, con su estilo thrash que recordaba a bandas como Sodom.
Era el turno de otra banda sueca, Metalite, alejados del espíritu hardrockero que imperaba en esta jornada, pero con idéntica calidad musical, con un metal muy influenciado por el estilo épico de bandas como Within Temptation o incluso Amaranthe, por la introducción en su música de elementos electrónicos.
Con cortes como “Beyond The Horizon”, “Apocalypse” o “Cloud Connected”, se ganaron al público congregado a esa calurosa hora. No faltó “Peacekeepers” o, en la parte final, su clásico “We Bring You the Stars”, con su vocalista, Erica Ohlsson, cantando como los ángeles.
Aunque soy poco amigo del uso excesivo de elementos pregrabados, tengo que reconocer que este quinteto de Estocolmo dio un buen concierto y que, sin duda, ganaron nuevos adeptos gracias a su original propuesta.
The Night Flight Orchestra es una de las bandas suecas más originales en su propuesta, pues aunque su sonido no es precisamente original (beben muchísimo de los años 80 y de bandas como Toto o Genesis), su actuación sorprendió a propios y extraños.
Liderados por el vocalista de Soilwork, Björn Ove Ingemar "Speed" Strid, que con este proyecto gasta un particular y elegante look con traje, gafas de sol y boina, dieron un gran concierto de unos quince temas con temas directos y pegadizos como "Midnight Flyer", "Burn For Me" o "Gemini".
Las dos coristas que la banda lleva, ataviadas con uniformes de auxiliares de vuelo, dieron también grandes momentos desbordando simpatía y realizando coreografías bailando y algunas performances. Sin lugar a dudas, transmitieron muy buen rollo y pusieron a todo el mundo a bailar con canciones cortas pero directas como "Satellite", "White Jeans" o la fantástica "West Ruth Ave", con la que se despidieron. Muy buenos musicalmente.
En el tercer escenario comparecían dos bandas diferentes, pero ambas con la tralla por bandera, como fueron, por una parte, los potentes españoles Bloodhunter, liderados por la imponente Diva Satánica, que se dedica en cuerpo y alma a estos una vez fuera de Nervosa.
Vinieron a presentarnos su último trabajo, 'Knowledge Was The Price', con temazos como el tema homónimo, “Never Let It Rest” o “The Forsaken Idol”, bien defendidos por el estilo gutural de Diva, muy bien respaldada por los guitarristas G. Starless y Dani Arcos, el bajista Daniel Luces y el batería Adrián Perales.
Por otra parte, el trío holandés Cryptosis nos desgranaron su potente álbum ‘Bionic Swarm’, con trallazos como “Death Tecnology”, “Conjuring The Egoist” o “Flux Divergence”. El potente thrash metal de corte clásico de este combo, que proviene de las cenizas de Distillator, calentó (todavía más) a un público ávido de este género en una jornada sobre los escenarios principales esencialmente hardrockera.
Llegaba el turno de otros suecos en el primero de los escenarios grandes, en este caso de los cada vez más consolidados y admirados H.E.A.T, que a pesar de los cambios de formación y la reincorporación de su vocalista original, Kenny Leckremo, hace un par de años, están que no paran y editarán en breve un pequeño recopilatorio con temas en directo e inéditos.
De este modo, arrancaron con el single "Back To The Rhythm", de su último disco hasta la fecha, 'Force Majeure', en el que desde el primer momento pudimos comprobar lo mucho que ha crecido esta banda, con muchos fans entregados dándolo todo.
Su repertorio fue bastante similar al que hicieron en su tour del año pasado o en el Granito Rock (festival donde se salieron), tocando mucho de su magnífico penúltimo disco, 'II', como fueron "Dangerous Ground", "Come Clean", "One By One" o "Rock Your Body".
Por supuesto, no olvidaron su presente más candente con cortes como la ya popular "Hollywood" o "Nationwide", ya en la parte final, o clásicos más calmados como "Redefined o la "bonjoviera" "Breaking The Silence".
En el tema "Beg Beg Beg", de su segundo álbum, hubo una larga improvisación, donde Kenny nos gritaba en español: "¿Quieres cantar algo conmigo?", e incluso bajó del escenario para mezclarse con el público durante la interpretación.
El cierre definitivo fue con imprescindibles himnos como "1000 Miles", "Living On The Run" o la última que tocaron, "A Shot at Redemption", que comenzó cantando a pleno pulmón su vocalista a capela. Desde luego, se lo pusieron muy difícil a sus compatriotas y admirados Europe. (Recordad que tendremos una nueva ocasión de vivir la descarga de H.E.A.T en Lion Rock Fest en noviembre).
Europe volvían por segundo año consecutivo al Rock Imperium con un repertorio ampliado tras arrasar el año pasado cubriendo la espantada a última hora de Whitesnake.
Se habían ganado por derecho propio ser recompensados por el gesto que tuvieron con este festival, en el mismo horario, aunque esta vez estarían en el escenario de la derecha, al contrario que en 2022.
El repertorio fue bastante similar al de la anterior edición, aunque con tres canciones cambiadas, en mi modesta opinión, a mejor. De este modo, comenzaron de nuevo con “Walk The Earth”, de su último disco hasta el momento, que ya se ha ganado el puesto de clásico en su repertorio.
Siguieron con la primera sorpresa de la noche, “Seven Doors Hotel”, el single más conocido de su álbum de debut, de título homónimo, y que fue genialmente recibida. Joey Tempest cantó muy bien, aunque estuvo algo más comedido que otras veces, y Norum, aunque falló algunas notas, sigue teniendo un feeling increíble, a pesar de que el sonido del concierto, aunque fue bueno, no superó la potencia y calidad del concierto del año pasado.
No obstante, clásicos como la celebrada “Rock The Night”, “Scream of Anger”, la de nueva hornada “Last Look At Eden” o “Sign Of The Times” volvieron a conquistar a las almas rockeras.
A temas más recientes de la nueva era como “Firebox”, la también recuperada “Love Is Not The Enemy” o “War Of Kings” se sumaban los clásicos de siempre, como la balada “Carrie”, coreadísima una vez más (juro que tenía a alguien llorando a mi lado cuando sonó, por los recuerdos que le evocó de una persona), o “Heart Of Stone”, del mismo celebrado álbum.
También era bonito y espectacular ver las portadas de cada álbum proyectadas en la pantalla según el corte que sonaba, como sucedió con el imponente águila que ilustraba la recuperada “Stormwind”, de su segundo disco, ‘Wings of Tomorrow’.
El trío del álbum ‘Out of This World’ conformado por “Let The Good Times Rock”, “Ready Or Not” y “Superstitious”, con fragmentos del “Here I Go Again” de Whitesnake y del “No Woman No Cry” de Bob Marley, dieron paso al colofón final con las inevitables “Cherokee” y “The Final Countdown”, grabadas una vez más por miles de teléfonos móviles.
Teniendo en cuenta que volvieron a triunfar por segunda vez (por no decir tercera, puesto que también estuvieron en el Rock The Coast 2019 en Fuengirola, que fue el preámbulo del Rock Imperium), no sería descabellado que los hagan residentes en el festival año tras año tal y como pedían muchos de los asistentes por redes sociales.
A modo de anécdota, Tempest nos contó lo emocionados que estaban de poder tocar con sus ídolos Deep Purple (el grupo se llama así en honor al álbum ‘Made In Europe’), a los que confesó vieron siendo veinteañeros por primera vez en el tour de ‘Perfect Strangers’.
Llegaba el turno del gran cabeza de cartel del sábado, Deep Purple, primera banda en ser anunciada hace justo un año para esta segunda edición. Las opiniones del concierto fueron, en general, positivas, con sólo con algunas voces críticas de los típicos haters listillos, comentando el estado vocal de Gillan (que prácticamente sigue siendo el mismo desde los 80).
En mi opinión, la banda dio un concierto sobresaliente y sonaron francamente impresionantes, con un arranque espectacular con “Highway Star” y “Pictures of Home”, de su mítico álbum de 1972, ‘Machine Head’.
A la novedosa y hard rockera “No Need To Shout” le siguió la menos habitual “Into The Fire”, de ese álbum que fue el principio de su etapa como leyendas del rock de los 70, su obra maestra, ‘In Rock’.
He de decir que me sorprendió muy gratamente su nuevo guitarrista, el irlandés Simon McBride, pues su técnica es magnífica e impoluta, algo más cercano a Blackmore que su predecesor, Steve Morse, con un gran solo de guitarra al que siguió “Uncommon Man”. No obstante, pronto llegarían otros clásicos, como la infaltable “Lazy”, su gran balada “When A Blind Man Cries” o la noventera “Anya”, del último disco de la formación clásica, ‘The Battle Rages On’, con su magnífico riff de teclado.
Hablando de teclados, nuevamente Don Airey demostró ser un auténtico maestro y fiel sucesor heredero del recordado Jon Lord, marcándose un solo increíble, que incluyó, entre otros, fragmentos del “Mr. Crowley” de Ozzy Osbourne o la "Malagueña" del sexto movimiento de la Suite Andalucía de Ernesto Lecuona.
Aunque lo más divertido fue escuchar un pequeño cameo al “The Final Countdown” de los propios Europe, un gesto de compañerismo más que bonito, devolviendo el gesto de admiración a los suecos. La recta final fue increíble, con “Perfect Strangers”, “Space Truckin’” y la esperadísima “Smoke On The Water”, tras la cual mucha gente emprendió retirada.
Craso error. Todavía quedaba un magnífico solo de bajo a cargo de Roger Glover, y temas como la primigenia versión de Joe South, “Hush”, que no sólo popularizó Deep Purple en los 60 y regrabó con Ian Gillan en 1988, sino que también ha sido versionada por bandas como Kula Shaker o los suizos Gotthard, por los que esos “nah, nah, nah…” del estribillo fueron reconocidos por el público y cantados de inmediato.
El broche de oro de su show, muy vistoso gracias a las proyecciones en la pantalla, fue para otra joya de la corona, “Black Night”, y lejos de ser una negra noche, fue otra noche púrpura para recordar con músicos como el batería Ian Paice, que sigue tocando como los ángeles y perfectamente conectado con el resto de sus compañeros.
Son maestros, sonaron como dioses pese a quien pese, y sigue siendo encomiable que Ian Gillan, que cumplirá 78 años en agosto, siga ahí y encima con un palo tan reciente como ha sido el de perder a su esposa. Que duren muchos años más.
Finalmente, en este segundo día, Soen, el grupo musical sueco formado hace casi veinte años por Martín López, exbatería de Opeth, se encargarían de cerrar esta jornada del festival. Su metal de corte progresivo invitaba a verlos tranquilamente, sentado en un lateral desde las pantallas, para ver la magnífica ejecución que tuvieron temas como “Monarch”, de su álbum ‘Imperial’ de 2021, del que también sonaron “Modesty”, “Antagonist” e “Illusion”.
Soen son una máquina de precisión perfecta, y a pesar de que los cuerpos estaban ya cansados a esas horas, fue una delicia poder disfrutar de temas como “Savia”, “Lucidity”, o en la parte final “Lascivious”, “Jinn” y “Lotus”, comprobando cómo a pesar de los numerosos cambios de formación que la banda ha sufrido desde su formación, Martin López siempre ha fichado a músicos de primera categoría, como el vocalista Joel Ekelöf, del que nos encantó su interpretación.
Estábamos cansados, pero quedaba otra jornada y había que reservarse, para, nunca mejor dicho, la gran traca final.
Domingo, 25 de junio
Dos bandas italianas inaugurarían los escenarios principales en esta tercera y última jornada de domingo, comenzando los hardrockeros Siska en primer lugar su actuación. Formados por Diego Trenti como vocalista, Mattia Sisca y Marco Fragalà a las guitarras, BunnyBertetti al bajo y RiccardoFantinel a la batería, vinieron a desgranarnos su nuevo álbum, ‘Romantic Dark and Violent’. De este modo, cortes como “NothingLeft To Say” o “Waiting Now” hicieron las delicias del público a esa temprana hora de la tarde, donde era una locura estar.
Frozen Crown, con un estilo que mezclaba power metal con algunas partes death, llegaban a otro de los escenarios principales con cortes como “Neverending”, “Fire In The Sky” o “Kings”. Liderados por el guitarrista Federico Mondelli, lo cierto es que su mezcla gustó a curiosos y extraños que se agolpaban junto a los fans de Kiss maquillados que ya empezaban a llenar las primeras filas. En definitiva, los milaneses triunfaron, a pesar de los cambios de formación que sufrieron hace pocos años, siendo liderados por la cantante Giada 'Jade' Etro.
Que se cayeran los suecos Nestor por una sinusitis de su vocalista fue una auténtica faena, más cuando había muchísimos fans que querían verlos en el festival por primera vez en nuestro país. Sin embargo, al contrario que el año pasado con la caída del cartel de Whitesnake, a la organización le dio tiempo de reaccionar a tiempo y buscaron un grupo sustituto más que coherente.
En este caso, repitieron los magníficos hardrockeros murcianos 91 Suite, que hicieron un repaso por los tres discos que han editado hasta la fecha. El vocalista, Jesús Espín, y el guitarrista, Iván González, que también tienen un proyecto paralelo maravilloso llamado Secret, lo dieron todo justo a sus compañeros, y es que, según me comentaba luego éste guitarrista, tuvieron el tiempo justo para ensayar y montar el concierto.
Fue ilustrado con bonitas proyecciones con su logo y algunos de sus videoclips oficiales, sonando clásicos como "Times They Change", el single "Sealed With A Kiss" o "All For Love".
Estuvieron bastante bien, a pesar de que el público, ya numeroso en el recinto, estaba disperso por las horas tempraneras de su show, haciendo un calor insoportable, pero cortes como "Give Me The Night", "Sunrise of Your Love" o su versión de "Animal" de Def Leppard, que ya es habitual en su repertorio y que confesaron que les hubiera encantado componer, fueron espléndidamente recibidas.
Acabaron con el triplete "Perfect Rhythm", "Wings of Fire" y la coreada "Hard Rain", con la que Espín nos puso al día para que ensayáramos antes el estribillo a capela.
Sin duda, la mejor banda de hard rock melódico de nuestro país y de las mejores de Europa.
Elegant Weapons, el súper grupo formado sobre las tablas por el actual guitarrista de Judas Priest, Richie Faulkner, el también actual batería de Accept, Christopher Williams y el bajista Dave Rimmer de Uriah Heep, tomaban con fuerza el segundo escenario principal, bien comandados por el omnipresente vocalista Ronnie Romero, que hacía tiempo que no pisaba nuestro país.
Así, tras la intro de la película "Terminator", arrancaban con “Do Or Die”, de su único disco hasta el momento, ‘Horns For A Halo’, del que también sonaron el single “Blind Leading The Blind”, “Dirty Pig” o “Bitter Pill”.
La banda sonó compacta y muy metalera, con un Ronnie Romero con un look cada vez más heavy, que estuvo simpático y muy comunicativo. “¿Cómo están los máquinas?”, nos decía, parafraseando el vídeo viral de David Bisbal ante las risas del personal, al tiempo que nos confesaba que “habían pasado cosas por el medio que le habían impedido venir", puntualizando que siempre había que tener respeto en los divorcios, más si había niños de por medio.
Finalizó ese inesperado discurso con un “que nunca os pase. ¡Respeto!” recibiendo el aplauso del público. Polémicas aparte, que nunca deben empañar su propuesta musical, sorprendieron con una propuesta que esperamos tenga continuidad, versionando incluso el “Lights Out” de UFO, un brevísimo fragmento a capela del “Man On The Silver Mountain” (bromeando Ronnie con que esa era del otro Ritchie) y finalizando su exitoso concierto con una exquisita versión del “War Pigs” de Black Sabbath.
Que los finlandeses Lordi se han ganado una gran base de fans desde que ganaran el festival de Eurovisión en 2006 está fuera de duda, y seguro que para ellos era increíble tocar en el mismo festival que sus ídolos Kiss.
Ataviados con sus trajes, máscaras y maquillajes particulares, la banda no estuvo nada mal, acometiendo temas clásicos como "Blood Red Sandman", la balada "It Snows In Hell" o la pegadiza "They Only Come Out At Night", así como temas de su último disco, como “Scarecrow”.
Igualmente divertidas fueron las performances que se hacían en algunos temas, como cuando salió un actor disfrazado del mítico Skeletor de Masters del Universo. No faltaron muchos de sus himnos más celebrados como "DevilIs A Loser", "Who's Your Daddy?" y sus exitosísimas "Would You Love A Monsterman" o la eurovisiva "Hard Rock Hallelujah", con la que finalizaron, coreada por todos a pleno pulmón.
Creo que su propuesta funciona mejor en salas y en la oscuridad, no a plena luz del día, pero aun así Lordi fueron otros de los triunfadores de la jornada.
Los catalanes Redshark hicieron otro gran concierto en el tercer escenario, con su particular heavy metal, donde rescatan el sonido más clásico y puro en sus composiciones de la etapa más dorada y primigenia del género en los 80.
Con temazos como “The Death Rides” o “Kill Your Idol”, defienden a las mil maravillas un estilo que está gozando gracias a bandas como ellos de una segunda juventud.
Llegaba el turno de otros de los artistas más esperados de la jornada, el súper trío de hard rock The Winery Dogs, integrado por tres hachas como son el batería Mike Portnoy (ex-DreamTheater, entre otros muchos proyectos), el bajista de Mr Big, Billy Sheehan, y el guitarrista y vocalista RichieKotzen (que además de su propio proyecto también estuvo en las etapas más oscuras de Mr. Big o de Poison).
Aunque venían a presentarnos su tercer disco, ‘III’, con el que abrieron con cortes como "Gaslight" o "Xanadu", basaron su repertorio especialmente en su debut de 2013, del que se despacharon hasta siete temas, como "Desire", "I'm Not An Angel" o "The Other Side".
No faltaron los guiños a su segundo álbum, con el tema título, "Hot Streak", "Captain Love" u "Oblivion". Sin duda, tocaron como los maestros que son, a pesar de que el concierto quedó bastante empañado con un sonido regulero, excesivamente grave y mal ecualizado, y es que después del sonidazo cristalino que habían tenido Deep Purple el día anterior, este factor deslució bastante su bolo.
No obstante, son maestros que esperamos regresen con su propia gira próximamente, aunque con la puesta en marcha de nuevo de Mr. Big será complicado.
Y por fin llegaba el gran momento de la noche. Lo de Kiss superó con creces todas las expectativas, especialmente de aquellos más escépticos y agoreros que decían que están acabados, que Paul Stanley apenas canta ya o que sería un concierto flojete.... ¡De qué manera cerraron bocas! Qué espectáculo, qué conciertazo y qué bien sonó este último show en nuestro país de estas leyendas americanas.
Así, con un vídeo introductorio donde veíamos a los cuatro miembros de la banda avanzar hacia el escenario (que también estaban representados en cuatro gigantescas estatuas hinchables que adornaban los dos laterales), la banda liderada por Gene Simmons y Paul Stanley arrancaba al ritmo de un espectacular juego de luces, pirotecnia y explosiones, mientras bajaban Simmons, Stanley y Tommy Thayer en sus plataformas colgantes, al ritmo de "Detroit Rock City".
Paul Stanley nos parloteaba en un breve discurso en castellano de manera divertida pero efectiva, con un "no hablo el español muy bien pero comprendo tus sentimientos y mi corazón es uno".
Continuaron con grandes clásicos como la pegajosa "Shout It Out Loud" o la genial "Deuce", que incluso fue versionada en su día por Lenny Kravitz. Caerían entonces dos casi seguidas de su célebre álbum ochentero 'Creatures Of The Night", la menos habitual "War Machine" y tras la exitosa y coreada "Heaven's On Fire", de 'Animalize', la no menos hímnica "I Love It Loud", donde pudimos ver a Gene Simmons escupir fuego, con la repetición de la jugada a cámara lenta. Impresionante y aplaudido momento.
Después de "Say Yeah", la célebre "Cold Gin" y un solo del guitarrista Tommy Thayer, llegarían "Makin' Love" y la no menos conocida "Calling Dr. Love". Aunque sólo sonó su primera parte, la noventera "Psycho Circus" ya se ha convertido en un clásico más de la banda, tras la cual Eric Singer nos hacía un vistoso solo de batería con elevación incluida y sonaba posteriormente una parte de la también gran "100.000 Years".
Llegaba el terrorífico momento con ese psicodélico solo de bajo a cargo de Gene Simmons donde escupe sangre en plena oscuridad, tras la cual cantaría su mítica "God of Thunder". Tras ésta, era el turno de otro de los momentos de la noche, con un Paul Stanley amarrado a un arnés mientras vuela con su guitarra sobre el público hacia otro mini escenario ubicado junto a las torres de sonido y mesas de mezclas. Impresionante instante que nos pilló a muchos de sorpresa.
Igualmente impactante fue ver a todo el público girarse para verle en su doble performance en ese lugar, donde se marcó una preciosa "Love Gun" y una no menos mítica "Black Diamond", tras la cual regresó del mismo espectacular modo al escenario principal.
El triplete final de bises fue épico, con la preciosa balada "Beth" interpretada por Eric Singer al piano, y los dos temas más conocidos de Kiss, la bailable "I Was Made For Lovin' You" y la rockanrolera "Rock And Roll All Nite", coreadas a pleno pulmón por todo el recinto.
Además de la pirotecnia, juegos de luces, láseres, lluvia de confeti y balones lanzados al escenario con el logo de Kiss, también habría una espectacular lluvia de fuegos artificiales al tiempo que sonaba como outro de fondo, ahora ya pregrabada, su mítica versión de Argent del "God Gave Rock 'n' Roll to You".
Espectaculares. Caras felices de todo el público, no sólo de su club de fans, la Kiss Army, sino de todos los fans, mientras en pantalla se proyectaba el logo de Kiss sobre la bandera de España y el lema de agradecimiento "Kiss Loves Cartagena". Una despedida de matrícula de honor.
Tras el concierto de Kiss, era complicado superar el subidón que habíamos tenido, pero al menos Skid Row se encargaron de mantenernos esa ilusión rockera durante una hora y media más.
Los estadounidenses, con su reciente fichaje de lujo, el sueco Erik Grönwall (ex-H.E.A.T), dieron un bolazo absolutamente brutal, sin tanto artificio y únicamente con su logo proyectado en la pantalla gigante sobre banderas americanas.
Basaron su repertorio únicamente en tres discos, con especial hincapié en sus dos primeras obras, arrancando con dos del segundo, 'Slave To The Grind', con el tema título y la coreable "The Threat", que les quedó bestial.
Del primero sonaron temas como "Big Guns" o la ovacionada y melodramática balada "18 And Life". También hubo un breve repaso a su nuevo disco con Erik, con la punkarra "Not Dead Yet" y los singles "Time Bomb" y, ya en los bises, la coreable "The Gang's All Here", que se ha convertido en un clásico más.
Lo cierto es que interpretaron con gran fidelidad bastantes de sus clásicos, como "Piece Of Me", las baladas "Quicksand Jesus" y "I Remember You", o las potentes "Monkey Business" y "Riot Act", donde Grönwall clavó los agudos del disco original cantados por Sebastian Bach.
¡Menudo portento, pedazo de voz, sin duda es un frontman espectacular! Además está loquísimo, no paraba de moverse de un lado al otro del escenario en ningún momento, tiene muchísima energía.
No faltó su cover de los Ramones, “Psycho Therapy”, con el bajista Rachel Bolan a la voz, que pensábamos que no iba a comparecer por haberse saltado algunos conciertos del tour europeo por asuntos familiares, pero que estuvo ahí dándolo todo (como el resto de la banda, incluso hicieron una improvisada firma de discos unos minutos antes del concierto de Kiss).
En definitiva, Skid Row llegaron, tocaron y arrasaron en este broche de oro del festival, con todavía muchísimo público que se quedó hasta el final para ver a los de New Jersey cantar su espectacular himno, "Youth Gone Wild", que fue coreadísimo.
Y hasta aquí esta edición del Rock Imperium Festival, que ha sido absolutamente exitosa y épica. Sin duda, volveremos a estar en la edición de 2024. ¡El imperio del Rock continúa!
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3 comentarios
Gran resumen hacia las cañeras descargas que se marcaron estas históricas bandas a través de estos clásicos en uno de nuestros mejores festivales rockeros como es el ROCK IMPERIUM murciano. Se les echará de menos a unos históricos como KISS.
Hemos estado por allí los tres días. Puedo decir que lo de Kiss ha sido el mejor concierto de mi vida y ya llevo unos cuantos
No os molestáis ni en saber quién toca en cada banda