Crónicas

Ramoncín: Matinal de reflexión y rock and roll

«Sigue siendo un placer disfrutar de un artista como Ramoncín poniendo su energía y pasión al servicio de su rock visceral y callejero, con un público muy fiel»

22 julio 2023

Sala el Sol, Madrid

Texto: José Luis Martín. Fotos: Fede DeMarko

Habíamos visto a Ramoncín en distintos formatos y en todo tipo de salas, incluso al aire libre, como en las recientes fiestas de San Isidro, pero siempre en horario nocturno, así que comprobar cómo resultaría en uno diurno era un aliciente más a la hora de disfrutar del repertorio del polifacético artista madrileño. En esta ocasión, además nos encontrábamos con una circunstancia especial, pues estábamos ante la jornada de reflexión de unas elecciones generales, hecho que le dio mucho juego al citado músico para intercalar alguna consigna, entre la seriedad y la ironía.

Recién llegado de Mérida de interpretar un papel en el musical “Los titanes. La furia de los dioses”, Ramoncín retomaba su faceta habitual como cantante solista, para ofrecer una sesión especial para fans, con un generoso setlist de sus canciones más emblemáticas, en una céntrica sala de la capital. Lo primero que nos apuntó es que hacía 40 años que tocó por última vez en este recinto.

Comenzó ofreciéndonos una de sus nuevas composiciones, titulada “No volarán”, que saldrá en su próximo disco; la enérgica “Putney Bridge”, el rock and roll de “Déjame!” y “La chica de la puerta 16”, aquella canción sobre el maltrato a la mujer, que compuso junto al fallecido y añorado Pepe Risi de Burning.

En un escenario de dimensiones reducidas, se ubicaron unos excelentes músicos que atienden por el nombre de Los Eléctricos del Diablo, grupo formado por los guitarristas Guss “Khal Drogo” Martín, Jota “Naranja” Moya y Gabriel “Cacharritos” Abril, el bajista Danny “California” Growl, el teclista Jesús “Yoteloarreglo” Varas y el batería Carlos “Boom” Expósito. Toda una delicia escuchar cómo suena una banda de verdad, sobre todo en tiempos de sonidos pregrabados y de recortes escénicos.

Llegaba después “Calles oscuras”, mientras Ramoncín nos recordaba los tiempos de la discoteca M&M y canciones como “American Pie” de Don McLean o la música de Bob Dylan. También quiso recalcar la importancia de sus armónicas en directo, y cómo las tenía ordenadas en función del setlist, enseñándonos sus notas, antes de acometer “Blues para un camello”.

Tiempo después para un tema del disco ‘Barriobajero’, que escribió viniendo de París, sobre un mal tipo callejero que se llamaba “Chuli”, afirmado que: “Me he ido del barrio, pero el barrio no se va de mi”.

Tras “¡Hola muñeca!”, era el turno de “Reina de la noche”, que surgió tras una noche en el retiro madrileño cuando se podía entrar con los coches, y la adictiva “Canciones desnudas” con su divertido y pícaro juego cambiando alguna palabra de la letra.

Para poner un poco de tranquilidad llegaba la balada “Veneno”, que aparecía en 1985 en la cara B de aquel picture disc llamado ‘La cita’, que se trataba del segundo disco de estas característica que salía en nuestro país tras el de Iván.

El ritmo no iba a bajar en ningún momento, con Ramoncín contándonos anécdotas y cómo surgían sus canciones entre tema y tema, algo realmente fascinante y que te ayuda a entender su universo y sus experiencias vitales.“Cuerpos calientes”, “Como un susurro”, “Bajando” o “Rock and roll Duduá”, mantenían el ambiente caldeado en una sala que disfrutaba al son de canciones que han formado parte de la vida de muchos asistentes.

“La cita”, “Quemando puentes”, que era de su último trabajo en estudio, ‘Cuando el diablo canta…’, la imprescindible “Ángel de cuero”, la maravillosa “Estamos desesperados”, “Sangre y lágrimas” y “Miedo a soñar”, caían en unas horas poco habituales, pero a nadie parecía importarle, porque el retorno lo justificaba.

El trío final lo iban a configurar tres cortes imbatibles como “Felisín el vacilón”, de tiempos pretéritos donde el futbolín y los cines de barrio eran la universidad de la época; “Hormigón, mujeres y alcohol” y “Al límite”, que significaban la entrega máxima de un público en plena conexión con los músicos.

Sigue siendo un placer disfrutar de un artista como Ramoncín, que aunque no ha obtenido un reconocimiento mediático como otros autores contemporáneos, sigue poniendo su energía y pasión al servicio de su rock visceral y callejero, con un público muy fiel, que para él es motivo suficiente para seguir siendo feliz, aunque sea en recintos de pequeño aforo.

Dos horas y cuarenta minutos después, era momento para saciar nuestro apetito con la generosa oferta culinaria que nos ofrecían los alrededores de la Puerta del Sol.

Como curiosidad, podemos añadir, que vimos en la sala al ministro de la Presidencia, el socialista Félix Bolaños; al portavoz adjunto de Ciudadanos en el congreso, Edmundo Bal; y a los periodistas Alfredo Duro (El Chiringuito) y Cristina Pardo (Más vale tarde).

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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