Crónicas
No Te Va Gustar en Bilbao: El poder de la diáspora
«Nada más lejos de la realidad en este caso, con una banda profesional como pocas, que tuvo además la suerte de oficiar en un recinto convertido por momentos en su segunda casa. Nunca conviene minusvalorar el poder de la diáspora.»
16 septiembre 2023
Sala Santana 27, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Tal vez sea necesario un concierto o un evento multitudinario para darse cuenta de las nutridas comunidades que viven a nuestro alrededor. Lejos de concentrarse en guetos excluyentes, siempre se agradece conocer otras culturas acogedoras capaces de actos tan encomiables como conseguir que un recinto se convierta en su propia casa y que casi 10.000 kilómetros se esfumen de un plumazo durante un espacio de tiempo determinado. Pura magia que brota de la música en sí misma junto con otros destacables beneficios.
Los uruguayos No Te Va Gustar habían apostado fuerte por la península, con una gira de hasta siete fechas que si desde luego no les vale para asentar cimientos fuertes en nuestro país, poco más se puede hacer. Desconozco cómo estarían el resto de shows en la piel del toro, pero el de la bilbaína sala Santana 27 estaba a reventar, con una multitud eminentemente uruguaya que se tomó lo de respaldar a sus compatriotas como una misión de honor. Y con pasión, vaya. Muy diferente de aquellos recitales que se reciben con la misma indiferencia con la que las vacas miran al tren. Aquí no había lugar para contener ánimos ni nada semejante.
Lo cierto es que la última vez que nos topamos con un ambiente tan repleto de banderas azules y blancas fue con otros rioplatenses como La Vela Puerca. Ya al acercarse al recinto empezamos a escuchar por todas partes ese acento tan característico del Cono Sur. Era como si de golpe hubiéramos saltado el océano Atlántico hasta Montevideo o una localidad similar. No sé cuántos autóctonos habría esa noche, pero tampoco parecían muchos.
Con un entusiasmo desbordante por parte de la afición, No Te Va Gustar salieron a las tablas con la seguridad y la experiencia que les proporcionan casi tres décadas de trayectoria. Decir que estaban rodados sería quedarse corto. Bastó que se arrancaran con el aire épico a lo Springsteen de “Cero a la izquierda” para que se repicara en la sala la atmósfera de un estadio multitudinario, como ese Luna Park argentino que tantas veces han llenado. Eso por no mencionar las 60.000 personas que congregaron en el Parque Rodó de Montevideo allá por 2011. Un auténtico grupo de masas en su tierra de origen.
No dejaron descansar las gargantas en “A las nueve”, que se coreó a pulmón como un himno, y reivindicaron el punk con “La rama”, donde se nota en las melodías la herencia ramoniana que quizás les vino a través de los históricos Attaque 77. Daba igual la procedencia, Joey, Johnny, Dee Dee y Marky Ramone siempre a los altares del rock n’ roll. Reverencia total a los discípulos que propagan sus enseñanzas.
Lo bueno de los protagonistas de la velada es que nunca se ciñeron a un género concreto, sino que optaron por picotear de diversas fuentes, tal vez esa sea la clave para cautivar a las descomunales multitudes que congregan en su país de origen. El ritmo de querencia funky de “Pensar” recordaba al de nuestros Radio Futura en aquella época en la que experimentaban con sonidos latinos antes de que se emponzoñara todo.
Con una discografía reseñable que superaba los diez trabajos de estudio, había mucho material donde rascar, pero sin ser un entendido en su obra, diría que la selección resultó muy pertinente, con piezas hasta de su segundo disco como “La única voz”, donde se notó especialmente la notable aportación de los vientos. Y que me aspen si no había también por ahí cierto halo a Los Rodríguez.
Lejos de esa verborrea incontrolable con la que se suele caricaturizar a los rioplatenses, el vocalista y guitarra Emiliano Brancciari tampoco nos dio discursos tipo Fidel Castro, sino que sus charlas con el respetable eran verdaderamente entretenidas. Como cuando nos relató la anécdota de una canción que fue saltando de disco a disco hasta acabar en el quinto. Era en efecto “Tan lejos”, otro motivo más para que la concurrencia exprimiera de nuevo las cuerdas vocales.
El toque más festivo llegó con el ska de “Fuera de control”, con el que se te movía una pierna y alguna cosa más sin darte cuenta. Y pensar que este género no nos llamaba nada hasta que vimos a los ingleses darlo todo en el Rebellion, así que a tope con trompetas y demás. De los mejores cortes del concierto, con un espectacular final reminiscente a una BSO.
El frontman habló de la gente que habían conocido a lo largo de los años y mencionó el festival Sonorama de Aranda de Duero, donde habían coincidido con Shinova, a los que calificó como “buenos anfitriones y excelentes músicos”. Una hermandad entre combos que no se quedaba en el mero postureo, pues hasta ahí se acercó el vocalista Gabriel de la Rosa para poner la guinda con una interpretación descomunal de “Ese maldito momento”, si no me equivoco.
En otro instante de la velada, Brancciari retrocedió hasta sus primeros escarceos sentimentales y nos relató cómo regaló a una novia una canción. La relación no fructificó, pero el tema vaya sí se quedó, pues ahora es de todo el mundo, como certificaban las voces a grito pelado en “No necesito nada”.
No podría faltar “Venganza” del álbum ‘Luz’ ni tampoco “Chau”, que podría considerarse uno de sus clásicos, aparte de un temazo noctívago como la copa de un pino, al bohemio Carlos Ann le encantaría.
En la recta final, el ska trufado con reggae volvió a provocar alboroto y “No hay dolor” sirvió para constatar por enésima vez que el público uruguayo venía con la lección aprendida a conciencia. El pulso rockero regresó con “Más mejor”, que también posee un aire ochentero parecido al de los fundamentales Soda Stereo.
La petición de bises se realizó con el “una más y no jodemos más”, típico de los países latinoamericanos. No tardó en materializarse el regreso a las tablas con “Cielo de un solo color” y “No era cierto”, dos pruebas que no eran necesarias para certificar casi ante notario que los fans de este grupo se desviven realmente por ellos. Pasión genuina que se vive de verdad, uno de esos sentimientos para guardar en una vitrina.
Teniendo en cuenta que se trataba del último concierto de la gira peninsular, cualquiera podría pensar que estarían para al arrastre, no sería la primera vez que nos topamos con estrellas en un estado indigno para subir a las tablas. Nada más lejos de la realidad en este caso, con una banda profesional como pocas, que tuvo además la suerte de oficiar en un recinto convertido por momentos en su segunda casa. Nunca conviene minusvalorar el poder de la diáspora.
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1 comentario
Extenso resumen para la rockera actuacion que se marcaron NO TE VA A GUSTAR en la mitica Santana 27 bilbaina presentando su nueva placa de estudio la cual cayó de puta madre en aquella noche.