Crónicas

La M.O.D.A. en Madrid: La irresistible (e inigualable) poción de La M.O.D.A. en la capital

«No pude evitar preguntarme durante todo el concierto cuántas camisetas blancas se echaron en la maleta para esos seis conciertos»

25 febrero 2022

Sala La Riviera, Madrid

Texto y fotos: Anna Moher

La M.O.D.A. volvió a ocupar el último fin de semana de febrero la que ya es su segunda casa, La Riviera de Madrid. Los de Burgos volvieron a hacer historia en su trayectoria al agotar las entradas para nada más y nada menos que seis conciertos en la mítica sala de la capital.

No hay una fórmula mágica para triunfar, pero se podría decir que La Maravillosa Orquesta del Alcohol ha dado con los ingredientes clave, porque no se ven estos efectos a menudo con grupos estatales.

La poción comenzó con “Un lunes” y “La molinera”, los dos primeros temas del último disco del conjunto, ‘Nuevo cancionero burgalés’. El brebaje comenzó a surtir efecto desde el primer instante, con el público coreando como si se tratara de canciones icónicas de la banda.

De hecho, mezclaron en el caldero todos los cortes del mencionado redondo, ya que también pudimos deleitarnos con “Miraflores”, “No canto yo”, “Mes de mayo”, “Canción de cuna” o “Tiempo de despedirse”, aparte de ese “Mañana voy a Burgos” que sirvió para conseguir al final la explosión necesaria para que la pócima saliese bien.

Cabe destacar que, a los pocos segundos de haber comenzado a sonar, el cantante del grupo, David Ruiz, paró de tocar. El resto de los miembros le siguieron y todos en el público nos quedamos confusos, hasta que nos percatamos de que una persona de las primeras filas había empezado a encontrarse mal.

A los pocos minutos, cuando desde el escenario comprobaron que estaba bien, la formación retomó la música, pero decidió empezar desde arriba el tema en cuestión, para que todo el mundo pudiera disfrutar del mismo.

El remedio para todos los males que siempre logra preparar La M.O.D.A. tenía una pizca del anterior redondo, ‘Ninguna ola’. Así, sonaron “La vuelta”, “Banderas sin color” y “Colectivo nostalgia”. Pero también del que vio la luz en 2017, ‘Salvavida (de las balas perdidas)’. No faltaron “La inmensidad”, “Mil demonios”, “Una canción para no decir te quiero”, “Himno nacional”, “La vieja banda” y ese “Héroes del sábado” que protagonizaba tantas partes traseras de camisetas y sudaderas de los fans.

“PRMVR”, “Los lobos”, “Catedrales” y la más que imprescindible “Hay un fuego”, de ‘La primavera del invierno’, sirvieron para dar el aliño que faltaba a la receta. A esta le añadieron “El camino”, del EP ‘7:47 (ni un minuto más)’.

El toque añejo vino con “Nómadas”, “Vasos vacíos”, “Gasoline”, “1932” y “¿Quién nos va a salvar?”, todas ellas pertenecientes al larga duración con el nombre de esta última canción.

Durante poco más de dos horas (que pasaron volando), La M.O.D.A. nos dio de probar esa fórmula que nos entra tan bien y que consigue que olvidemos y recordemos a partes iguales. Que nos dejemos llevar y que al mismo tiempo no podamos estar más presentes. Que nuestra cabeza vuele pero que los pies sientan cada raíz de la tierra. Por ellos, vamos a Burgos y todo lo que haga falta.

PD: No pude evitar preguntarme durante todo el concierto cuántas camisetas blancas se echaron en la maleta para esos seis conciertos.

Jason Cenador
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