Crónicas

Gilipojazz: Esquizofrenia musical

«Su show se nos pasó volando, y esto quiere decir que la coctelera musical funciona a la perfección, no dejando espacio ni para mirar el reloj, porque se te escapan detalles y luego lo lamentas»

12 enero 2023

Sala El Sol, Madrid

Texto y fotos: José Luis Martín

La propuesta musical de Gilipojazz es un viaje sonoro donde reina el caos planificado, la aparente improvisación, la mezcla de estilos, la fusión, el virtuosismo y el sentido del humor. En resumen, un puro espectáculo que te atrapa desde el primer acorde y no te suelta hasta la nota final, después de un carrusel de emociones que te cuestionan tu modo de concebir una actuación en directo, y donde los esquemas tradicionales no tienen cabida.

El trío madrileño que forman Ángel Cáceres (bajo y voz), Iker García (guitarra y voces) y Pablo Levin (batería y voces) nos plantea bajo el paraguas del jazz un ejercicio de géneros, donde tienen cabida el rock, el funk, el metal, el rap, el ska, la música clásica ¡y hasta el merengue! Su atractivo primer álbum, '¿Dónde está el jazz?', que se ha publicado en CD y en vinilo, es uno de los lanzamientos más estimulantes del pasado 2022.

Nos parece una maravillosa señal que un planteamiento musical tan arriesgado haya calado en una considerable masa de seguidores, que va creciendo con el boca a boca, y que permite llenar una sala como El Sol en un día laborable. Cada espectador que asiste a uno de sus conciertos desarrolla un buen marketing de recomendación.

Comenzar con el breve “Tupa Tupa” es una declaración de intenciones para llevarte por los derroteros de un ritmo frenético y progresivo, con ese toque funk, como es “9,5 es casi 10”, toda una incitación a mover el cuerpo y a seguir su virtuosa exhibición.

“Erzuín” aúna lo más accesible del funk con el jazz, terminando con un silbido y preguntando entre medias y con voz cansada si lo estamos pasando bien, mientas que en “Payasos” dan rienda a su vena más jazzística, sin dejar de lado el toque de humor.

Hasta el calentar lo han guionizado, dando forma a una canción que titulan “Afinación”, en un ejemplo de que en esta aparente anarquía instrumental nada queda al azar. “TITOTITOTO” es todo un muestrario de su esquizofrenia musical, desde los pasajes iniciales a lo Rage Againtsthe Machine, derivando hacia el ska y la fusión, y manteniendo un gran despliegue técnico y frenético.

En “Metalpatitos”, además de seguir profundizando en esa amalgama de sonidos entre el jazz y el funk, con un pasaje que nos evoca a los Rush de ‘Permanent Waves’, y donde el slap del bajo de Ángel está muy presente, nos hablan de que la ventaja de tener un grupo instrumental es poder poner a las canciones el título que quieras.

“Sonic” es una propuesta donde fusionan el rock con la música latina y el ritmo marcial, donde los cambios de ritmo son una constante más, con un final desenfrenado y a modo de gran divertimento.

El tema inspirado en una serie de los 90 como ‘Dragon Ball’ sirve para que su divertida puesta en escena se desarrolle con los tres músicos delante de un teclado Casio (marca muy popular en estos días por un asunto que no nos incumbe aquí), y Ángel y Pablo peleándose por ver quién consigue las mejores notas.

La máxima expresión de su nivel como músicos es cuando Ángel le cambió la guitarra a Iker y siguieron tocando como si nada, pero es que más adelante Pablo se permitió el lujo de tocar el bajo en un tema nuevo, mientras golpeaba los bombos de la batería.

Después de “Afinación II”, se atrevieron con un rap para felicitar a su amiga Miriam, que cumplía años y que salió de entre el público a bailar con ellos, animada por los vítores del grupo que la acompañaba.

Uno de sus referentes son los neerlandeses Focus, a los que recurrieron versionando su clásico “Focus II”, resaltando sus querencias progresivas y poniendo un poco de calma en su agitado show escénico.

La riqueza de su paleta musical contiene elementos de grupos y músicos tan icónicos como Red Hot Chili Peppers, RATM, Dream Theater, Frank Zappa, y los más cercanos como Mamá Ladilla o Gigatrón. Pero si tuviéramos que compararlos con alguna banda similar por formato, virtuosismo y toque de humor, más liviano en este caso, sin duda citaríamos a los magníficos The Aristocrats, salvando las diferencias, pero claro, con mucho menos rodaje.

Los ritmos latinos llegaron con “Aguante y paciencia”, que incita al baile por parte del respetable, versionando de forma muy libre “Quiero tener tu presencia” de los valencianos Seguridad Social, incluyendo unas estrofas cantadas y recurriendo de nuevo al silbido en la parte final.

El efímero “Hasta mañana si Dios quiere”, que apenas llega al minuto y que contiene unas pocas palabras, le permitió a Pablo hacer uso hasta de un xilófono.

No faltó el vertiginoso y cachondo “Iker me debe un café”, con su catarsis final incluida. Posteriormente nos presentaron uno de los temas nuevos, que era la segunda parte y que bautizaron, como no podía ser de otra forma, con el “ocurrente” nombre de “Iker ya no me debe un café”.

Su show se nos pasó volando, y esto quiere decir que la coctelera musical, a pesar de su planteamiento poco ortodoxo, funciona a la perfección con un gran ritmo, precisión e intensidad, no dejando espacio ni para mirar el reloj, porque se te escapan detalles y luego lo lamentas.

Su próximo álbum, del que ya tienen canciones compuestas, va a ser una buena pedrada, según ellos, así que deseamos que sigan escalando posiciones y aumentando su número de seguidores. Si todavía no los has visto en directo, ¡ya estás tardando!

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Correcto concierto que se curraron GILIPOLLAZ en la mitica Sala El Sol madrileña presentando su último álbum de estudio.

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