Crónicas

Franz Ferdinand en Bilbao: Himnos a la cabeza

«Es en los directos donde una formación confirma su valía y la vigencia de su propuesta en los tiempos actuales, y por lo que contemplamos, el post punk bailable ha envejecido bastante bien, con signos que denotan su madurez pero sin perder el atractivo de las estrellas inalcanzables.»

27 octubre 2022

Bilbao Arena Miribilla, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

El fenómeno de la resurrección seguramente se produzca más veces en el ámbito musical que en ningún otro sitio. La de veces que habremos perdido por completo la esperanza en un grupo y después de un concierto abrazamos la fe del converso con entusiasmo tragándonos improperios y otros comentarios negativos proferidos en el pasado. Nunca está de más hacer borrón y cuenta nueva, sobre todo si hablamos de trayectorias que alcanzan varias décadas.

En el mundo del indie no todo iba a ser rumiar miseria escuchando Joy Division, también son necesarios combos con ese punto hedonista para romper pistas de baile. El dance punk de los escoceses Franz Ferdinand es un claro ejemplo de género positivo que ha sabido evolucionar desde el post punk originario de corte estudiantil a lo Gang of Four hasta crear una suerte de estilo en sí mismo que ha influenciado a hornadas de bandas noveles, un rastro que permanece en la actualidad.

Habían participado en grandes festivales como Mad Cool o BBK Live en el pasado, pero no teníamos claro que esa noche se acabara llenando el bilbaíno pabellón de Miribilla, máxime en una jornada en la que también se celebraba el congreso musical BIME con actuaciones desperdigadas en diferentes puntos de la capital vizcaína. Y eso por no mencionar las giras que en ese momento pasaban por la ciudad y no pertenecían ni a un grupo ni a otro. ¿De verdad hay público para tanto concierto?

Según la información que confirmaba la acreditación, la velada comenzaba a las nueve, pero la sorpresa fue mayúscula al llegar allí y ver que había unos teloneros también escoceses llamados Medicine Cabinet a los que no tuvimos oportunidad de hacer fotos. No eran gran cosa, pues se movían entre destellos shoegaze y un marcado componente pop que podría recordar a grupos tipo The Cardigans. A modo de entretenimiento, ni tan mal.

Había ganas de catar la gira ‘Hits to the Head’ de Franz Ferdinand que celebraba las dos décadas de existencia de la banda. El repertorio estaría compuesto por himnos del indie rock, dance punk o como quieran llamar a ese cajón de sastre contemporáneo del post punk.

La cosa pintaba bien con el enérgico inicio de “The Dark of the Matinée”, pero no podemos pasar por alto el detalle de salir a escena tras “Porque te vas” de Jeanette, algo que nos dejó un tanto turulato por tratarse de un combo escocés, desde luego era lo último que esperábamos. “No You Girls” mantuvo el tirón con ese rollito bailable en plan Talking Heads y un Alex Kapranos impecable a la voz de principio a fin, se le notan las tablas que tiene ya este señor en los directos.

“Walk Away”, con un punteo de aire spaghetti-western, era otro temazo para no bajar la guardia, del mismo modo que “Curious”, más saqueo sin complejos a David Byrne y compañía, pero qué bien les quedaba. El que no lo disfrutó fue porque no quiso. “Right Action” conserva todavía gancho y hasta suena actual para estar compuesta hace ya casi diez años.

La temperatura subió de golpe y porrazo cuando Kapranos entonó a capela las primeras estrofas de “Do You Want To” y provocó el delirio entre la concurrencia. Le sacaron provecho a esa pasarela que habían colocado que dividía el escenario en dos partes y permitía a los escoceses darse vueltas por ahí como si fueran grandes estrellas. Los gritos de “lucky, you’re so lucky” atronaron en cada rincón del abarrotado recinto.

Con la electrónica de “Always Ascending” se te iban un poco los pies incluso aunque no quisieras y subieron la apuesta con un espectacular juego de luces que simulaba confeti en “Lucid Dreams”. Por los movimientos de Kapranos y por temas del estilo de este último, por momentos parecía que estábamos en un bolo de Arctic Monkeys, no en vano el voceras pudo transformarse en algún intervalo en un clon de Alex Turner.

No descuidaron el pulso rockero y llegaron casi al punk con “Michael”, pero tampoco hubo margen para aburrirse con su celebrada “Darts of Pleasure” del influyente debut homónimo de 2004. Y se desviaron de la tónica general con “Jacqueline”, otra pieza del primer disco que era una sorpresa de la gira al no estar incluida en el recopilatorio ‘Hits to the Head’. Se agradeció este golpe de timón crepuscular reminiscente a Edwyn Collins que otorgó más vida, si cabe, a un cancionero trepidante y vigoroso.

Ni se contemplaba que los de Glasgow se pudieran marchar sin acordarse de “Take Me Out”, quizás su corte más popular, una piedra angular del dance punk que puso a saltar al respetable, como era de imaginar. Deberían haberla reservado para el final. ¿Qué podrían tocar ya después de eso?

Bueno, “Ulysses” de ese tercer álbum conceptual que exploraba los altibajos relacionados con una noche de libertinaje tampoco estaba nada mal. Si ese “C’mon, let’s get high” de la letra no incita a drogarse tanto como el “Light My Fire” de The Doors uno ya no sabe a qué atenerse.

Bajaron un poco el pistón con la presentación de la banda en la que transformaron el final de “Outsiders” y ese fue el único momento de cierto bajón de la noche. No tardaron en regresar para los bises con “Billy Goodbye”, un corte un tanto sonrojante que podrían haber firmado los ABBA más verbeneros. “Love Illumination” volvió a encender la chispa con su inigualable clase y “This Fire” remató un recital de altísimo nivel que demostró que estos tipos son ya leyendas en lo suyo y no conviene darles por muertos o amortizados.

Es en los directos donde una formación confirma su valía y la vigencia de su propuesta en los tiempos actuales, y por lo que contemplamos, el post punk bailable ha envejecido bastante bien, con signos que denotan su madurez pero sin perder el atractivo de las estrellas inalcanzables. Himnos a la cabeza para reverdecer laureles o para marcar directrices de cara al nuevo milenio. El motivo daba igual.

Alfredo Villaescusa
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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Cojonudo resumen hacia el buen concierto que se marcó Franz Ferdinand en el estadio de basket del Bilbao junto a esos buenos temas y junto a sus buenos músicos.

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