Crónicas
Electric Flames + Mía Kalo en Bilbao: Como un tiro
«Ahí cada segundo era vital, y lo más importante, estaba cargado de puro rock n’ roll. Acéptalo o déjalo.»
20 enero 2024
Sala Azkena, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Podrán utilizarse mil virguerías en estudio, pero los directos continuarán siendo la verdadera prueba de fuego que nos diga si un grupo vale o no. El boca a boca, del mismo modo, tal vez sea una de las estrategias de promoción más eficaces e inmediatas, aunque sin cierta solidez sobre las tablas todos esos esfuerzos por darse a conocer se quedarán en agua de borrajas a la primera de cambio. No existe nada más certero que el inapelable veredicto de las distancias cortas.
Los madrileños Electric Flames ya nos explicaron en esta entrevista la tremenda importancia que conceden a los conciertos, hasta el punto de supeditar los lanzamientos a ese único fin. Por ese motivo, de momento prefieren apostar por breves EPs que les permitan salir a la carretera y dar bolos de vez en cuando en vez de esperar a contar con un número considerable de canciones para conformar un disco. Cuestión de prioridades, las suyas están claras.
Al igual que suele suceder casi cada finde en los últimos tiempos, bastante oferta cultural había ese día en la capital vizcaína, por lo que abrirse paso entre tanta desigual competencia ya tenía mérito. A pesar de que no todo el mundo se quedó hasta el final, en torno a un centenar de personas lograron congregarse en la bilbaína sala Azkena para catar a dos bandas tan prometedoras como diferentes entre sí, aunque precisamente esta versatilidad fue uno de los grandes atractivos de la velada.
Abrieron los locales Mía Kalo, proyecto encabezado por la cantante, letrista y guitarrista María Cascales López que fusionaba rock, pop y hasta algún deje electrónico o soul, entre otras cosas. Que la frontwoman poseía una larga trayectoria que la llevó a militar en la Coral de Bilbao de niña y luego de adolescente en un grupo onda Evanescence se notaba en un espectacular chorro vocal que sobrecogía y certificaba las inmensas tablas de esta chica.
En el apartado compositivo, tal vez les falte algo más de garra rockera, en nuestra opinión, pese a que piezas como “La cima” o “Bruja” ganaban en directo y tampoco estuvieron mal las sorprendentes versiones de “Numb” de Linkin Park, el celebérrimo “Maniac” popularizado por la película ‘Flashdance’ o “Physical” de Olivia Newton-John, si no me equivoco. Adaptaciones que daban a entender el considerable abanico de estilos que manejaban.
Hay ocasiones en las que las grabaciones de estudio no hacen la suficiente justicia a un grupo en directo. Sin desmerecer la labor realizada, diría que con Electric Flames sucede un poco esto último porque si al escuchar las canciones en casa ya llaman la atención, ni de lejos uno acaba sospechando el vendaval sónico en el que se transforman en las distancias cortas.
Casi como si se abriera la tierra de par en par se antojó el enérgico comienzo con “Lucky Break” y “Rebirth”, claras credenciales que mostraban unas coordenadas concretas por las que se movería la velada. En este caso, el guitarreo escandinavo a lo Backyard Babies o Turbonegro se convertirían en importantes referentes. No en vano, la intro que utilizaron para salir a escena parecía de la serie ‘Vikingos’, si no andamos muy equivocado.
“My Route” mantuvo el interés y siguieron en progresión ascendente con “The Night Is Ours”. Su repertorio frenético transformó la cita en uno de esos bolos en los que si parpadeas ya te pierdes demasiado. Sin charlas inútiles ni otros momentos de bajón, mencionaron que era su primera vez en Bilbao y no hablaron mucho más. Prefirieron dejar a los instrumentos como rotundos e inapelables portavoces.
“No Way” se acercó sin disimulo al punk nihilista y no soltaron el pie del acelerador con “Enough”, todo un cañonazo y a buen seguro uno de los momentos más gloriosos de la noche. Esto sí que era desde luego un grupo con agallas que no estaba ahí para permitir que echáramos la siesta. La cuota de frenesí eléctrico la habían cubierto por completo.
“One Wish” continúa mirando hacia el frio en términos musicales, mientras que “Perfectly Wrong” podría recordar a los Buckcherry más macarras. Sabemos de sobra que bandas en esta onda existen hasta debajo de las piedras, pero no cualquiera es capaz de articular un show a toda pastilla de los que dejan con el culo torcido. No como si hubiera pasado un ángel, sino más bien un huracán de esos que recorren de costa a costa EE UU.
Pensamos que con los locales Negracalavera harían muy buena dupla y lo confirmamos con la soberbia revisión que se cascaron de “All My Friends Are Dead” de Turbonegro, un auténtico clásico del género. Después de semejante subidón iba a tornarse complicado seguir como si no hubiera pasado nada, por lo que de manera muy acertada ahí dejaron la cosa, permitiendo que los fieles se pronunciaran si querían escuchar más o no.
Por fortuna, no tardaron en regresar para otorgar una puntilla que se esfumó tan rápido como el resto del concierto. Que había sido breve, vale, pero intenso a reventar. Aguantar a esa velocidad endiablada era una proeza que les emparentaba con otros rockeros fugaces supersónicos como The Capaces, o incluso Discípulos de Dionisos.
Un recital que cursó como un tiro, sin concesión alguna a palmas o esas tonterías en las que incurren otros para perder el tiempo. Ahí cada segundo era vital, y lo más importante, estaba cargado de puro rock n’ roll. Acéptalo o déjalo. No hay otra opción.
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1 comentario
Cojonudo resumen hacia el currado concierto por parte de los andaluces THE ELETRIC FLAMES en la sala Azkena bilbaina presentando su nueva placa de estudio la cual caló de puta madre en la rockera Bilbao.