Crónicas
Bime Pro en Bilbao con Jorge Ilegal, Ana Curra, Nat Simons o Razkin: Una industria mirando hacia el futuro
«Ya ha alcanzado la categoría de principal cita de referencia del sector, capaz de congregar a más de 3.000 profesionales al día y con alguna jornada en la que el aforo en el Palacio Euskalduna estuvo al completo, algo que no nos suena que sucediera en pasadas ediciones.»
Del 25 al 28 de octubre de 2023
Palacio Euskalduna y diversas localizaciones, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
La gente a veces se queja de vicio, pero anda que no mola que una semana al año la música se extienda hasta por el último rincón de la villa. Si en los últimos tiempos ya casi se podría montar un festival en la capital vizcaína incluso un domingo por la abundancia de oferta cultural, en la última edición de la feria Bime Pro, que tradicionalmente se celebra en el Palacio Euskalduna, se multiplicaron los escenarios repartidos por la ciudad y no era raro que coincidieran a la misma hora varias propuestas interesantes. Que nadie diga que no había para elegir.
Uno de los principales atractivos de esta cita del sector musical, que ya se replica al otro lado del Atlántico, en concreto del 8 al 11 de mayo de 2024 en Bogotá (Colombia), es que no se asemeja a un congreso al uso con peña estirada encantada de haberse conocido. Es un lugar muy proclive para hacer contactos sin ningún tipo de compromiso en un ambiente distendido. De hecho, respecto a esto último, me han comentado que algunos ya han acabado a primera hora de la mañana con la corbata atada alrededor de la cabeza en los cócteles que organizan diversas empresas.
Catedráticos del punk
Este año en la primera jornada teníamos a un par de catedráticos del punk patrio como Ana Curra y Jorge Ilegal, a los que se juntó en una conferencia titulada ‘¿Qué importa y qué importa una puta mierda. Cuatro décadas de punk rock contadas por dos leyendas’. Con una presentación así era para no perdérselo, y como era de esperar, el tiempo destinado supo a poco para tratar un tema tan extenso.
Dos personalidades muy diferentes como Ana y Jorge explicaron su propia experiencia en el mundo de la música, a la par que repasaron cómo era el panorama a finales de los setenta, cuando la cosa “se calentó” según el vocalista y guitarrista de Ilegales. Este último destacó el punk que se hacía en el País Vasco “con una mala digestión del Manifiesto Comunista” y consideró que lo que surgía de Valencia en los ochenta era “para maricones de fin de semana”.
En este punto, Curra discrepó y llamó a la ciudad levantina “nuestro Mánchester”, al tiempo que confesó su voluntad de regresar al nicho y remarcó su conexión con “la cloaca y la alcantarilla”. Por contraposición, se habló del excesivo postureo que predominaba en los noventa, donde hubo mucho “mirarse las puntas de los zapatos”.
El asunto de los festivales contemporáneos no se dejó de lado y Jorge censuró que algunos se conviertan en “campos de concentración” en vez de “zonas liberadas”. Y lo subrayó con una frase con la que no cabía doble interpretación: “Si te estás meando, tienes un problema”.
Ana, por su parte, abogó del mismo modo por “abrazar las nuevas tecnologías” y dijo que “un artista que no se pone retos es una puta mierda”. En lo que ambos ponentes estuvieron de acuerdo es en la predilección por el sonido analógico, aunque Jorge repitió su consabido mantra de que “el presente está compuesto por pasado y futuro”. En definitiva, los tres cuartos de hora que duró la charla se tornaron muy cortos para un asunto con demasiadas bifurcaciones.
La conferencia de ‘Evolución en el consumo de música grabada en 2024: Tendencias y perspectivas’ arrojó algunos datos curiosos, como que la cantidad promedia de tiempo empleado escuchando canciones suele ser de 3 o 4 horas por día, una cantidad considerable que augura un futuro boyante para el sector e introduce importantes variables, como que “los consumidores se están convirtiendo en creadores”.
Por la noche, acudimos al Cotton Club, donde estaba Razkin, el proyecto en solitario del otrora vocalista de La Fuga, Pedro Fernández, que acompañado de una banda muy competente, en especial el guitarrista, se marcó un recital muy diverso. Cubrió varios espectros, desde el rock urbano con vuelo poético de “Huracán” o “Andrómeda” al poso romántico de “Si se quiere se está”.
Y eso de incluir un temón de la envergadura de “Pídemelo otra vez” del debut de Barricada era una evidente muestra de clase y buen gusto. Piel de gallina al cuadrado. Siempre alabamos las cualidades vocales de un cantante que no suele fallar nunca en las distancias cortas, aunque se hubiera agradecido verlo en un concierto al uso y no tan limitado de tiempo como los showcases del Bime. Para la próxima.
Simbiosis total
Sin movernos del recinto, nos llevamos una grata sorpresa con Lady Banana, prometedor dúo bregado en las calles londinenses, aunque formado en Zaragoza. Por el formato y algunas composiciones podrían recordar a las chicas de Pinpilinpussies, pero en este caso su propuesta se encontraba más escorada hacia el rock alternativo de Royal Blood, o incluso de Rage Against The Machine en sus momentos más tralleros, que no eran escasos.
La complicidad que desprendían Nerea y Alba se tornaba alucinante, una simbiosis total semejante a la de Niña Coyote eta Chico Tornado, y eso ya es mucho decir. Por no hablar de la tremenda pegada a la batería o de los enérgicos punteos que se marcaban. Espero que vuelvan pronto a alguna sala y la revienten tanto de peña como estaba el Cotton Club en esa ocasión. De lo mejor del Bime.
Ultras anticonciertos
En la segunda jornada destacaba la conferencia titulada ‘Música en directo y quejas de los vecinos: ¿Qué soluciones?’, donde el propietario de la sala Razzmatazz, Lluis Torrents, nos relató el calvario que vive el sector acosados por asociaciones de vecinos muy cerriles que se niegan a alcanzar ningún tipo de consenso. “Es muy difícil llegar a acuerdos con alguien que solo quiere la extinción de tu razón de ser”, resumió Torrents.
El empresario catalán señaló que se han endurecido las posiciones de las plataformas vecinales tras la pandemia y algunas abogan incluso por la desaparición total de los conciertos. Gracias a la presión que ejercen estos grupos hasta se ha logrado acabar con fiestas patronales consideradas Patrimonio de la Humanidad, según declaró Torrents.
Ante esta preocupante tendencia, el propietario de Razzmatazz abogó por tender puentes, pese a que no resulta sencillo por la cerrazón que se han encontrado. En este sentido, destacó que a algunos vecinos les han ofrecido ventanas insonorizadas, pero lo han rechazado porque prefieren dormir con los ventanales abiertos. Sin palabras.
Un do it yourself bailongo
En el apartado de showcases apostamos por la cantautora chilena Cancamusa, que aunque poseía una voz extraordinaria, su propuesta no nos terminó de cautivar por falta de brío. Los que sí nos llamaron la atención fueron Nhil, una especie de versión euskaldun de Morgan con una vocalista inmensa, un guitarra muy decente y una notable sección de vientos. No se ha explorado demasiado por estos lares ese difuso territorio entre el soul y el blues, menos todavía empleando la lengua de Gabriel Aresti, por lo que nuestras alabanzas son totales. “Bada garaia” podría ser un buen punto de partida para descubrir a esta interesante banda.
Otro combo con regusto exótico era Nusantara Beat, formados en Países Bajos, pero con la vocación de aportar una mirada diferente y contemporánea a la música tradicional indonesia. Y lo cierto es que legaron un importante cuelgue con su especie de psicodelia que por momentos se asemejaba a las canciones típicas japonesas y tampoco escatimaba en poso rockero, con un guitarra que se emocionaba tanto como si fuera Jimi Hendrix.
Metían además aceleradas a lo Deep Purple o Rainbow y los curiosos bailes de la vocalista fueron replicados por la muchedumbre en modalidad free style, es decir, cada uno a su manera. Llegó un punto en el que uno no sabía qué era más entretenido, si mirar a la banda desplegar su ida de olla o detenerse en las coreografías que improvisaba cada cual. Un do it yourself bailongo.
Un frenesí juvenil
Para la tercera jornada, ‘El alma de los sonidos independientes’ mostró diferentes maneras de entender y vivir el arte. La artista vanguardista local Verde Prato mencionó la precariedad del sector, así como la necesidad de compaginar con otros trabajos para sobrevivir. La importancia de las redes sociales en la actualidad en el mundo de la música fue otro de los puntos de debate, algo que confesó que le producía “pereza”, ya que prefería centrarse en lo importante.
En el apartado de showcases, los vizcaínos Toc se dieron un espectacular baño de masas en un Kafe Antzokia abarrotado hasta los topes como pocas veces lo hemos visto. Apadrinados en su debut por Josu Ximun de Belako, su propulsión ha sido meteórica hasta llegar al día de hoy, donde revientan salas con un evidente frenesí juvenil que provoca que sus temas se canten a pleno pulmón y que los fieles chillen cuando se acerca el cantante a las primeras filas.
Desconocíamos que esta banda tuviera semejante poder de convocatoria, pero por lo que vimos en directo estaba plenamente justificado y no puede decirse que no se dejaran la piel. ¿Quién no lo haría con una multitud tan entregada? El vocalista hasta se daba golpes en el pecho con el micro envalentonado por la afición. Qué pasada.
Pensamos que la mayoría se piraría para Nat Simons, que actuaba a continuación, ya que su rollo de corte clásico nada tenía que ver con el rock alternativo/post punk de los anteriores. Para nuestra sorpresa, muchos se quedaron en la sala, aunque sea dando la espalda al escenario y mostrando así su nulo respeto y educación.
Eso a la cantautora le dio un poco lo mismo, porque salió cargada de sobrada actitud para convencer hasta al más renuente, más de un chaval acabaría al final moviendo la cabeza. A veces era un poco como predicar en el desierto, sonaba un temón del calibre de “Learning to Fly” de Tom Petty y al grueso del personal se la traía al pairo. Si uno divisaba a algún maduro o treintañero, esos sí estaban ahí por el concierto.
La banda que llevaba Simons era tremenda, con la inestimable aportación de Mariana (Maika Makovski, Sonic Trash) al teclado, un conjunto adecuado para la orientación rockera que ha adquirido su proyecto en los últimos tiempos. Nos quedamos con las ganas de verla en condiciones en el pasado Azkena Rock Festival, ya que su actuación coincidió con Iggy Pop, por lo que nos pudimos sacar la espina clavada en esa ocasión.
Incitó a la peña a sacar cuernos antes de “Ley animal” y subieron un escalafón en intensidad con “Queens of Noise”, el single que editó junto a la histórica vocalista Cherie Currie de The Runaways. “Déjalo ser” confirmó su poderío en las distancias cortas antes de desbarrar en el terreno eléctrico con la rotunda “Big Bang”. Terminó en el suelo agitando la cabellera con pose de diosa del rock.
Todas las sensaciones positivas que nos transmitió en los pocos temas que le vimos en el Azkena, las constatamos de primera mano, pues posee una voz impresionante, aparte de una notable clase y energía en el escenario. Era su primera vez en Bilbao, así que esperamos que no tarde en volver en vista del gran recibimiento.
Y con esto ponemos la guinda a lo que dio de sí para nosotros la feria musical del Bime. Ya ha alcanzado la categoría de principal cita de referencia del sector, capaz de congregar a más de 3.000 profesionales al día y con alguna jornada en la que el aforo en el Palacio Euskalduna estuvo al completo, algo que no nos suena que sucediera en pasadas ediciones. Tenemos a una industria mirando hacia el futuro que no rehúye debates espinosos como el del uso de la inteligencia artificial o el de las molestias de los vecinos ante los espectáculos en vivo. Desafíos importantes en la coyuntura actual.
- Crónica de The Godfathers + Las Furias + The Fuzzy For Her en Bilbao: Inapelable rueda vital - 20 noviembre 2024
- Crónica de Viva Belgrado + Bananas en Bilbao: Un cancionero inmenso - 19 noviembre 2024
- Crónica de Bala en Bilbao: Dúo demoledor - 18 noviembre 2024
1 comentario
Extenso resumen hacia las rockeras descargas por parte de estos músicos en solitario muy bien acompañados por estos buenos temas en la rockera ciudad de Bilbo.