Crónicas

Axolotes Mexicanos + Ezezez + Basurita en Bilbao: Triple chute de frescura

«En cualquier caso, nos quedaremos con las tres maneras de entender la música contemporánea de la velada. Un triple chute de frescura.»

22 diciembre 2023

Sala Bilborock, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Es curioso que la gente que se queja de que ya no hay jóvenes en los conciertos sea la misma que pronunciaría idénticas palabras si fuera a un geriátrico o a cualquier otro sitio donde se esperen señores mayores. Pero vuelvo a intentar abrir los ojos e insistir en que todavía existen eventos en vivo que andan repletos de chavalada por doquier donde uno a menudo se convierte en el anciano venerable del recinto. Esto no son leyendas ni rumores que dicen por ahí, sino hechos constatados a simple vista por un servidor.

Axolotes Mexicanos

La cita bilbaína encuadrada en el ciclo Freskure Berezia! conformada por Axolotes Mexicanos, Ezezez y Basurita era un claro ejemplo de esto último. Hubo tres bandas completamente diferentes entre sí, cada una de su padre y de su madre, pero el nexo común estaba en su capacidad para conectar con las nuevas generaciones. Y esto se llevaba a tal punto que para amenizar la velada en Bilborock solía sonar entre grupo y grupo cosas como Biznaga, Carolina Durante…Es decir, eso que llamaríamos “música de jóvenes”.

Un poco en tierra de nadie se encontraba esa noche Basurita, combo de veteranos asociados a míticos nombres de la escena getxotarra como El Inquilino Comunista, Cujo o Los Clavos. No gozaron de una gran afluencia, pues el personal fue incorporándose progresivamente a un bolo muy decente para fans de la distorsión moderada y el indie de guitarras de los noventa. Piezas como “Las luces (quiero verlas brillar)” o “El gran feliz” tal vez no se tornen lo más adecuado para recibir al fin de semana, pero sería una tremenda injusticia no reconocer el mérito de una banda que nunca suele defraudar en las distancias cortas.

Basurita

Cambio de tónica por completo con Ezezez, que parecían proceder de una dimensión paralela en la que se escuchara a machete a The Velvet Underground, Television y demás leyendas del art punk neoyorquino. La conexión con la actualidad les venía con ramalazos tralleros a lo Idles o Viagra Boys, sin despreciar el importante poso de post punk estudiantil británico tipo Gang of Four.

Ezezez

Este es uno de los combos que más ruido está haciendo en la escena local y eso es por algo. Al margen del indudable atractivo y frescura de temas como “Dutxita” o el homónimo “Ezezez”, gozan de un directo apabullante que no deja para nada indiferente, con pildorazos post punk y además manejando bien los silencios, como cuando el cantante y guitarrista, que apareció con la cara fluorescente, se quedó quieto durante unos segundos y la concurrencia tuvo que gritarle: “¡Venga, dale!”. Si nunca has oído hablar de ellos, te estás perdiendo algo gordo.

Subimos un escalón freak con Axolotes Mexicanos, banda trampolín en la que coincide gente de Carolina Durante o Confeti de Odio, entre otros proyectos, y con una cantante tan graciosa y carismática como Olaya. La devoción que provocaba la pequeña frontwoman era tal que nada más irrumpir en escena un chaval gritó: “¡La amo!”.

Axolotes Mexicanos

Lo cierto es que el comienzo fue un tanto caótico, con sonido embarullado pero que tampoco quedaba mal si se ponían a guitarrear a toda mecha como en “Nacida para sufrir”. Los adornos electrónicos de estudio ni se sintieron, y no nos importó lo más mínimo, pues a cambio reforzaron su carácter punk. ¿Quién va a un concierto a deleitarse con notas cristalinas?

“Cara de idiota” bajó ya las revoluciones y apeló a esas cuitas sentimentales tan típicas de sus canciones. No tardaría Olaya en ganarse al respetable con comentarios como “No hay que salir con chicos con bigote o que se llamen Johnny” antes de una pieza tan perturbada como “Te miro mientras duermes”. Solo imaginar una pasión tan obsesiva provocaba verdadero pavor.

Axolotes Mexicanos

Lo bueno de verles en directo es que se tornaban mucho más guitarreros que en los discos, en los que sobresale su influencia del J-Pop o de la música de videojuegos, entre otras frikadas. Los fallos no lastraban la actuación, al contrario, casi la reforzaban, como cuando Olaya se equivocó al presentar un tema. Pelillos a la mar.

“Verano en espiral” mantuvo el pulso pop punk y seguro que más de uno se sintió identificado con lo que contaban en su himno a la pereza “Vaga”. Pero sin duda uno de los puntos álgidos lo alcanzamos con la ramoniana “Estanquero”, ideal para que cualquier orgulloso fumador la cante a pleno pulmón. Con un trallazo así hasta ellos mismos se emocionaron, como el guitarrista Mario, que acabó tirado por el suelo. Grande.

Axolotes Mexicanos

Emularon a los La La Love You de “Big Bang” o a Los Vegetales de “Mi novia es una zombi” en “Interestelar”, con una introducción impagable de Olaya: “Esta va sobre enamorarse de un monstruo del espacio, que puede que te quiera, pero…”. Y aludieron a las artes oscuras para conseguir encandilar a alguien en “Amarre”, su tema más reciente hasta la fecha, que en directo se transforma en un cañón. Ojalá el resto de su futuro disco vaya en esa onda.

“Que te pires” cursó a una importante velocidad de crucero y “Disparo de amor” se consolidó como otra de las paradas fundamentales de su repertorio. Pillaron carrerilla punk del mismo modo con “Astor”, que tampoco puede faltar en sus recitales y que siempre se torna un subidón.

Axolotes Mexicanos

Finalmente, se despidieron de una manera bastante fugaz con “Te quiero (…)”, que en su letra conjuga palabras como “follar” o “estrangular”, hay que estar preparado para lo bizarro para escuchar a este grupo. Como viene siendo la costumbre en las nuevas generaciones, no hubo bises ni “falsos clímax”, como suele decir Biznaga, pero daba igual, habían cumplido con el cometido de hacer pasar un buen rato sin demasiadas pretensiones.

A la hora de realizar balance, concluiríamos que los segundos en liza, Ezezez, se llevaron el gato al agua, tanto por actitud como por reacción del público. Digamos que su bolo fue tan impresionante que hasta el guitarrista Lucas de Axolotes Mexicanos se pilló una camiseta del grupo después de ver su actuación. En cualquier caso, nos quedaremos con las tres maneras de entender la música contemporánea de la velada. Un triple chute de frescura.

Alfredo Villaescusa
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