Crónicas

2 Minutos + Turbofuckers en Bilbao: Pibes de barrio

«Nada como una sesión con la diáspora del punk para liberar tensiones, sudar por un motivo loable y sentir una hermandad viva a prueba de banderas y prejuicios vanos.»

24 marzo 2024

Sala Santana 27, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Quizás sea generalizar, pero diríamos que en Sudamérica las cosas se deben sentir por lo menos el doble, si nos da por mirar la reacción del personal en los conciertos. Qué distintos de esos lugares que parecen más convenciones de teléfonos móviles en vez de recitales al uso. Recintos donde no abundan los tipos abducidos por pantallas, sino diversos grupillos que cantan en hermandad canciones que deben ser típicas de los bolos, pues algunas ya las habíamos escuchado previamente, con independencia de que se tratara o no de un grupo punk.

2 Minutos

Lo mejor de esa interesante escena de punk argentino con bandas como Attaque 77 o Los Violadores a la cabeza era la más que evidente huella que dejaron Ramones a su paso por el continente. Es el caso de 2 Minutos, cuyo gran debut se produjo ante 45.000 personas de teloneros de Motörhead en el Estadio Vélez Sarsfield de Buenos Aires, aunque posteriormente también estarían presentes en el último show internacional de Joey Ramone y compañía en 1996 en la capital bonaerense.

Por su condición de referente del llamado punk argento, no era de extrañar que la bilbaína sala Santana 27 reuniera a una muchedumbre bastante digna para tratarse de un domingo. No conocíamos a la mayoría de los asistentes, pero nos dio la sensación de que el personal acudió allí simplemente a expresar apoyo a un grupo de la tierra, sin importar el estilo. Allí parece que no poseen tantos prejuicios de seres estrechos de mente como los autóctonos que van a los conciertos como si fueran sexadores de pollos, sin mezclarse con gente de distintos géneros o ideas. Abajo la homogeneidad.

Turbofuckers

Abrieron la velada Turbofuckers, que contaban también con bajista argentino en sus filas, Pepe Bombs, y ofrecieron un recital trepidante sin apenas amago de tregua. Piezas como “Chico de barrio” o “Tu novio, tú y yo” se sucedieron casi en un visto y no visto, como si hubieran sacado una ametralladora y ratatatata. El frontman Iñaki no dudó en revelar sus intenciones: “Igual no somos la mejor banda del mundo, pero sí la única que importa”. Discípulos de The Clash, bien.

La verdad es que llevábamos un tiempo sin coincidir con ellos, pero nos agradó comprobar que siguen repartiendo cera de calidad, con actitud y sin condescender con palmas ni mierdas verbeneras. Y encima su última incorporación a la batería les obligaba todavía más a ir a piñón fijo, algo que nunca nos pareció malo en absoluto. ¿Habíamos venido a disfrutar o a buscar los tres pies al gato? Pues eso, ya podrían otros combos tomarse los bolos como ellos.

2 Minutos

Era toda una oportunidad contemplar a una insigne banda del punk argentino como 2 Minutos por estos lares, quién sabe cuándo se volvería a repetir aquello. Creo que la única ocasión semejante se produjo con Attaque 77, hace ya seis años, que se dice pronto. Los ánimos estuvieron disparados desde el inicio, pocas veces habíamos visto un entusiasmo de ese calibre, hasta el punto de que el público de otros conciertos parecía de escayola, si nos daba por comparar.

No tardarían en llegar himnos como “Vos no confiaste” o “Demasiado tarde (La marcha)” de su recordado debut ‘Valentín Alsina’, que hace referencia a su localidad natal y está considerado una obra fundamental del punk argentino junto con ‘El cielo puede esperar’ de Attaque 77, entre otros discos.

2 Minutos

Al igual que con Turbofuckers, los temas cayeron a velocidad supersónica, con parlamentos los justos, salvo para mencionar la crueldad de esa dictadura llamada irónicamente “Proceso de Reorganización Nacional” y el inevitable recuerdo a las Madres de la Plaza de Mayo. Por lo menos allá se intentó hacer justicia y se pudo ver sentado en el banquillo al dictador Videla. Aquí todavía habrá que soñar para poder procesar a responsables de la Brigada Político Social o a cualquier otro cuerpo represivo del Estado.

El punk ortodoxo de “Borracho y agresivo” desencadenaba los pogos como si fuera lo más sencillo del mundo, casi podría decirse que su música parecía haberse escrito con esa loable intención. “Otra vez (La casa de Juan)” era otro corte para elevar las gargantas todavía más, pues ya lo hemos dicho, no cabría pedir más entrega a los voluntariosos asistentes.

2 Minutos

Se perdió incluso un reloj, parado a las 22.16, si mal no recuerdo, prueba definitiva de que la que se estaba liando era muy gorda, con ese frenesí desatado era normal que se extraviara hasta la cabeza. Siento reiterarme, pero vuelvo a repetir que había que estar en la sala Santana esa noche para comprobar que no se trataba de ninguna exageración.

Uno de los puntos álgidos se alcanzó con “Tema de Adrián”, que recuerda la historia de un mítico rockero del país al que la policía se llevó en medio de un concierto por sus letras. Un episodio similar vivirían los propios 2 Minutos en 2018 en Tartagal, Salta, cuando las autoridades de la provincia suspendieron su show al cuarto tema. Tal vez por estos lares en la actualidad no se llegue a ese extremo, aunque la Guardia Civil ya detuvo ese mismo año a Evaristo Páramos (La Polla Records) tras una actuación en el festival Primavera Trompetera. La democracia de los de siempre.

2 Minutos con Hugo Doble Fuerza.

Mucho significado para la afición implicaba la presencia de Hugo Doble Fuerza en el escenario para ayudar en “Piñas van, piñas vienen”, todo un homenaje a los boxeadores argentinos. Casualmente, Hugo tocó con su reactivada banda hace poco por las inmediaciones, pero no pudimos acudir, y lo sentimos de veras, esperemos que les salga otro bolo por la zona pronto.

“Canción de amor” no podía faltar en tan señalada ocasión, y mucho menos “Aeropuerto”, las presentaciones eran innecesarias, pues la mayoría llevaba la lección más que aprendida. Las voces a pulmón parecían inagotables del mismo modo con “Como caramelo de limón” y desde luego los pogos generados estaban a años luz de los vislumbrados en otros conciertos punk. Aquí sí que había afición.

2 Minutos

El himno “Ya no sos igual” transformó la mayoría del recinto en un inmenso pogo, como era de esperar, y se llevó a alguno en volandas casi dando la vuelta a la sala. Se gritó “El que no salte, es un madero”, por si los ánimos no estuvieran lo suficientemente caldeados, pero ya hemos mencionado que el aspecto de la devoción estaba de sobra cubierto.

Pues fue un bolo de esos relámpago, un reconstituyente de los que te deja como nuevo, igual que un chupito en un garito. Nada como una sesión con la diáspora del punk para liberar tensiones, sudar por un motivo loable y sentir una hermandad viva a prueba de banderas y prejuicios vanos. Esa noche, todos éramos pibes de barrio, como dicen ellos.

Alfredo Villaescusa
Etiquetas: , , , , , , ,

Categorizado en: , ,

Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Pedazo de resumen hacia las cañeras descargas a base del mejor Punk Rock Combativo por parte de 2 MINUTOS y TURBOFUCKERS en la Santana bilbaina.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *