JMCP

Rusiente

Autoeditado (2023)

Por: Alfredo Villaescusa

8

Si algo nos ha demostrado José María Cabellud Peralta, o JMCP, prestigioso músico de Huesca con un prolífico currículum en bandas de la zona, es que sabe aprovechar muy bien sus recursos. Hace de la necesidad virtud, como se suele decir, y crea un sonido muy aceptable para los medios con los que se ha contado. Todo un artesano en una época donde abunda la frialdad tecnológica que nos lega un producto que podríamos calificar de primeras como genuinamente humano.

Ya en ‘Desde el páramo abstracto’ demostró lo que era capaz de conseguir a base de tesón y un currelo impresionante que se remontaba hasta los noventa, como nos relató en esta entrevista. Para este nuevo trabajo, el músico aragonés vuelve a confiar en Rafa Salillas como pata fundamental del proyecto, al ocuparse de la producción y aportar arreglos en casi todas las canciones, además de teclados en “Debe continuar”, un guiño al grupo de rock oscense Moriarty & Kalaña.

Al igual que en su obra precedente, la versatilidad destaca en esta reciente remesa de composiciones, con una pieza cercana al metal progresivo como “Hielo” antes de insuflar aire épico en “Enerchía Eolica”, que se deja contagiar tanto por el folk del terruño como por bases contundentes y voces guturales en una curiosa mezcla no apta para estrechos de mente.

“Nuei” no afloja el pistón en cuanto a tralla, con riffs incluso thrash metaleros, pero la letra en lengua aragonesa nos confirma que lo que escuchamos no resulta para nada habitual. El mismo título de “Hez” ya nos indica que este será el momento de sacar la rabia y mala leche de dentro. Pese a las estrofas viscerales, en realidad se trata de su tema más escorado hacia el heavy tradicional.

“A las estrellas” posee una intro en plan psicodélica o sideral y la cosa va adquiriendo poco a poco más consistencia hasta cristalizar en una suerte de metal progresivo equilibrado, sin demasiadas ínfulas ni onanismos gratuitos. “Alea lacta” nos regala un comienzo épico, reminiscente al “The Wait” de Killing Joke, aunque luego la tónica se torne más clásica y tengamos hasta voces guturales.

Víctor Catalán “Favo” (Puro Vicio) hace la segunda voz en “Latido”, otro corte en el que se realiza encaje de bolillos en lo que respecta a mantener el equilibrio entre melodía y contundencia, pese a que no sería descabellado acordarse en esta ocasión de Sôber. Creo recordar que también sucedía algo similar con alguna canción de ‘Desde el páramo abstracto’.

Y “Nube” regresa a los caminos tradicionales, con cierto deje ochentero, antes de que el tema homónimo “Rusiente” apele una vez más a la energía recopilando las principales características con las que nos hemos ido topando en este redondo. Si deberían cerrar sus conciertos de alguna manera, debería ser con este in crescendo. El recuerdo al rock de la tierra en “Debe continuar” pone la guinda a una obra que desde luego no peca de falta de dinamismo.

Frente a platos vanguardistas fraguados en grandes y exclusivos fogones, existe también ese encanto más modesto del háztelo tú mismo, un afán de superación comparable al que se siente cuando uno se da cuenta de que es capaz de sobrevivir en plena naturaleza, abandonado ante sus propios recursos. El orgullo de un guiso cocinado a fuego lento.

Alfredo Villaescusa
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