Infernal Hate

The Order of the Black Kestrel

Art Gates Records (2021)

Por: Alfredo Villaescusa

9

Incluso en el género a priori más inmovilista siempre se puede innovar y no limitarse a reproducir los clásicos esquemas manidos de siempre. Ya de entrada, una banda que autodenomina su estilo como “death metal volcánico” llama desde luego la atención. Este término viene justificado por su procedencia de Lanzarote, otra rareza en sí misma, pues tampoco podríamos decir que abunden las bandas desde el archipiélago canario.

Valga decir que esta formación no acaba ni mucho menos de llegar al panorama, sus orígenes se remontan a 2003, este es su cuarto trabajo, y anteriormente mostraron sus intenciones de hacer un proyecto serio con proyección internacional al grabar su primer disco en Holanda. Para dotarles de mayor personalidad si cabe, sus letras abordan temática tan diversa como ‘Los Mitos de Cthulhu’ de Lovecraft, el cambio climático o periodos concretos de la historia de Canarias. Que no se pierda el apego al terruño.

Basta escuchar unos pocos segundos de su propuesta para darse cuenta de que a estos tipos no les gusta marear la perdiz, su intención es tocar death metal brutal pero aderezado de detalles curiosos que les distinga de los miles de grupos que practican dicho estilo. No en vano se atreven incluso a experimentar con instrumentos tan exóticos como tambores coreanos y cuernos tibetanos.

En esta obra que nos ocupa siguen destilando matices que convierten su música en algo puramente personal y se intuyen determinadas maneras de hacer las cosas ya desde el comienzo con “Aprositus”, todo un bofetón en la cara para sumergirse de lleno en su grandiosidad.  Si la atronadora batería no te eriza lo más mínimo la piel, mejor mírate el pulso, no sea que formes parte del inframundo sin darte cuenta.

“Black Crows over the Horizon” posee un aire tribal en un inicio que podría recordar a los Sepultura del ‘Roots’, pero no tardan en meter zapatilla de la de despeinar al más pintado al tiempo que alternan pasajes reposados no exentos de contundencia y un epílogo acústico que permite finiquitar con la dignidad requerida. “Ex Nihilo”, de cuyo videoclip ya nos hicimos eco, se mueve a velocidad media entre melodías que evocan el Lejano Oriente y que probablemente conquistarán a los que el death metal no les resulta atractivo así de primeras.

“Lies Against Humanity” tiene un comienzo marcial casi de cuadrarse antes de pisar a fondo el acelerador y volar unas cuantas pelucas, un derroche de energía descomunal en apenas dos minutos. “Vulcanoapocalypsis” sigue demostrando la maestría de los lanzaroteños a la hora de facturar un metal extremo que aplasta como una apisonadora y a la vez permite apreciar destellos orquestales, de black metal y otros elementos que elevan sus composiciones hasta la estratosfera. De enmarcar el trabajo de guitarras, por cierto.

“I Am Sovereign” mantiene la épica de la pieza anterior, mientras que “The Hidden Knife” constituye otro de esos remansos de inmediatez que insuflan aire a un redondo ya de por sí bastante dinámico. Ni te enteras de que has llegado al final con “Empirical Knowledge”, que no se trata de ninguna balada, sino de otro corte a mil por hora, con batería atronadora y unos coros fantasmagóricos a lo Cradle of Filth que aportan el toque especial al asunto. La guinda para enterrar a posibles escépticos, si es que los hubiera a estas alturas.

A un servidor no es que le llame la atención este género especialmente, pero de simple justicia parece reconocer una obra sobresaliente de cabo a rabo que debería incluso apelar a los que no suelen meterse habitualmente tralla bruta en el organismo. Dales una oportunidad y a nada que seas un poco aperturista, no te defraudarán, pero cuidado, algunos dicen que luego no pueden dormir bien por las noches.

Redacción
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