Gilipojazz

Progresa adecuadamente

Metales Preciosos (2024)

Por: Javier Pérez

8

Segundo larga duración de Gilipojazz; nueva bocanada de aire fresco al panorama envuelta en talento y un buen hacer que asusta. Imagino que no es música para todos los gustos, pero para el que tenga gusto, es de escucha casi obligada.

No soy un entendido en jazz, por lo que en ese sentido no voy ni a explayarme ni a exponerme en exceso. Pero asumo y entiendo que más allá de su ingenioso nombre, ciertos aires esparcidos por cada surco y una base concreta, la expansión del sonido de los madrileños va mucho más allá de lo que puedas pensar si no has profundizado en ellos.

Aquí hay referencias de todo tipo, claro. Se dejan llevar, estiran, recogen comba, alargan sus devaneos. Acercando a nuestro hábitat natural los conceptos que puedes aglutinar según va cayendo cada corte, seguro que recaes en Red Hot Chili Peppers, Living Colour, ligeros retazos de Blind Melon… Eso así, a modo de bandas que gestan sus improntas en torno al jazz o al funk si se me permite la osadía.

No se centran o se limitan a esas coordenadas, siempre, insisto, con un concepto en su armazón, llegan al metal que pudieran sugerirte Suicidal Tendencies o Faith No More; y al rock, lógico, mucho rock acelerado, homogéneo, compacto, crujiente y rugiente, elaborado y contagioso.

De letras no podemos debatir demasiado porque, aunque hay canciones que las llevan, la mayoría del minutaje es pura y duramente instrumental. Con esa barrera o puerta abierta a la imaginación de entrada, como quieras verlo, puedes (e incluso debes) interpretar, dejándote llevar por las sonoridades, los motivos que los han llevado a titular “Jaco Malfoy” a la ruidosa y frenética apertura (para lo que el videoclip también ayuda), “Iker ya no me debe un café” (como se reclamaba en el primer álbum) a una segunda en liza rauda y pelona, o “Franz Ferdinand” al cierre de la triada inaugural. Esta última lo mismo no necesita tanta comedura de cabeza, pero ya verás cómo no es tan evidente…

“Mi madre es azafata (y viajar me sale gratis)” me chocó; con ese título me esperaba unos minutos de desenfreno con luces y diversión. Pues no, se salen con una medio balada con silbidos sueltos que en sus primeras apariciones me recordaron sin miramientos al “Patience” de Guns N’ Roses (ojo, que a lo mejor estoy diciendo una salvajada…). Así, cambiando de tercio, también clavan “Lydian Kreyfor”, que es más cortita que la de los aviones y refresca la jornada mientras entra “Relaciones mediante”, una de las que me parecen más completas.

La sátira y el cachondeo toman la palabra, literalmente, en los instantes cruciales que tardan en introducir la historia que desarrollan en “Sólo de ti depende”, que, si nos atenemos a la breve explicación, nos “habla” de un chaval que prefiere escuchar sin parar a Eskorbuto que ir al conservatorio.

El trabajo ronda los cuarenta minutos y de ello se encargan once pistas. No se hace monótono, es interesantísimo a nivel musical, aplastante cuando les apetece sacudirte, extrovertido y originalísimo, por si no había quedado claro.

Despidiéndome con citas propias de la nota de prensa, reinventan "el fuego purificador de la fisión de infinitas categorías musicales. Menos mal que nos queda Gilipojazz”.

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