
Que la música no tiene edad es, más allá de un dicho manido, una obviedad que pasa por el hecho de que los gustos no los determina un número en el carnet de identidad, sino la inquietud, la avidez y la experiencia de cada cual. En el caso del rock,

Si hace unos días os comentábamos las proezas de algunos niños prodigio como Jacob Velázquez o Nandi Bushell, ahora os mostramos como desde la tercera edad también podemos encontrar numerosos ejemplos de personas que no renuncian a su pasión por tocar un instrumento, en este caso la batería. Como Dorothea