VANS OFF THE WALL 2012: SAVIA JOVEN

26 octubre, 2012 2:59 pm Publicado por  2 Comentarios

Kafe Antzokia, Bilbao

Para que cualquier movimiento perviva es imprescindible el recambio generacional, es decir, grupos que estén dispuestos a coger el testigo donde lo dejaron los anteriores y que entren a formar parte de una tradición determinada. Sin esta vocación continuista, que ya se pide gritos en ciertos géneros, todavía seguiríamos anclados en las cuatro bandas de siempre hasta que la ley vital lo permitiera.

El festival itinerante Vans Off The Wall lleva pareja esa filosofía intergeneracional, ya que todo se remonta a 1966, cuando Paul Van Doren y Giancarlo Rossi inauguraran en California su primera tienda de zapatillas Vans. Pocos imaginarían entonces que ese sería el comienzo de una larga trayectoria que llegaría hasta nuestros días, con incluso un mundo paralelo en torno a la compañía donde la música ha jugado un papel fundamental de cara a la promoción de los productos.

Conocedores de la variedad estilística que suele caracterizar a esta propuesta no dudamos en acudir, pese a que habría sido bastante más apropiado que el concierto coincidiera en viernes o sábado por temas de transporte público. Y es que el grueso del respetable del evento responde al prototipo juvenil, por lo que se antoja casi un suicidio celebrar algo en una jornada festiva en el País Vasco sin medios para volver a casa para aquellos que no tengan coche, que seguramente serían mayoría, por cierto.

Por eso, no sorprendió que la sala estuviera prácticamente vacía, a excepción de un grupo de chavalillas que se amontonaban en las primeras filas y creaban  auténticas barricadas con los bolsos y demás enseres. El horario, por otra parte, al ser tres grupos en liza, lo podrían haber ajustado mejor, comenzar antes de las 21.00 y esas cosas, aunque en ningún caso los recitales superaron los 60 minutos.

Con una bandera inglesa de fondo que delataba la procedencia de la triada en cuestión, los primeros Don Broco sorprendieron por sonar más crudos que en estudio, aunque el volumen del bajo se les fue un poco de las manos. Y esas coreografías un tanto ridículas que se gastaban tampoco nos convencieron demasiado, pero por lo menos hay que decir que el cantante se lo curró al intentar animar a la concurrencia de mil y un maneras posibles hasta el punto de resultar hasta cargantes en ese aspecto. Aceptables.

Cambio de tercio totalmente con los hardcoretas Your Demise, que reprodujeron al milímetro las convenciones del género, esto es, los asaltos al escenario en plan hermandad y esa habitual deconstrucción de la barrera entre artistas y público. Por si fuera poco, el vocalista Ed McRae es un colgado tatuado que no para de pasearse por todo el recinto incitando al descontrol e incluso consiguió montar un pogo casi paritario, aunque las chavalillas tampoco son mucho de andar dando empujones por ahí.

Los de Brighton se cascaron un bolo trepidante de los que hacen afición sin bajar el pistón en ningún momento y entretenido a más no poder. Comenzaron repasando su reciente ‘The Golden Age’ con “Push Me Under” o “Born A Snake” y no se olvidaron del trallazo “Miles Away”, que el cantante presentó con sorna como ‘Miles Davis’, aunque la juventud de los asistentes impidió a la mayoría pillar el chiste. Y el final fue sencillamente apoteósico, con uno de los guitarristas en función voceras abajo del escenario berreando como si estuviera en trance e increpando a los que se le acercaban. Impagable ese instante cuando uno le siguió el rollo a tope y al darse la vuelta se subió a borriquitos del grandullón. Qué entrañable.

Después de semejante apisonadora cualquiera se ponía a escuchar el rock alternativo con toques hardcore de Young Guns, pero haber sido telonero de Danko Jones, Bon Jovi o Guns N’ Roses suponemos que te da ya la facultad de salir airoso de situaciones peores. Y así fue, en efecto, con los hardcoretas retraídos al fondo y las chavalas en edad de merecer cual bombas de relojería apostadas en la primera fila, no se tuvieron que esforzar demasiado para que el júbilo estallara pronto con “D.O.A.” y “Towers (On My Way)”.

Enseguida demostraron el lado meloso con “You’re Not”, tampoco era muy acertado meter una balada tan temprano, pero lograron enmendar la plana con “I Was Born, I Have Lived, I Will Surely Die”, la enérgica pieza que abre su reválida. Con temazos así no sorprende que hayan acaparado tanta atención en las islas británicas.

Pese a no ser tan brutos como sus predecesores a las tablas, no quisieron renunciar al sentimiento de hermandad e instaron a levantar la mano y ponerla sobre el hombro del compañero, igualito que en la iglesia cuando se ofrece la paz al ‘hermano’. Y en esta línea repasaron asimismo su debut ‘All Our Kings Are Dead’, más cercano a unos Lost Prophets que al rock americano de videoclip a lo Nickelback de su último trabajo.

Un par de álbumes no dan para un repertorio muy extenso, pero como hemos dicho, cuentan con canciones muy adecuadas para el directo y pueden exprimir al máximo el material. “Winter Kiss” nos acercaba al final, que no hubiera podido entenderse sin su single “Bones”, que atronó en el estribillo con las voces del coro de chavalillas. Impresionante.

Tres muestras de savia joven que en el futuro deberían dar que hablar si siguen, por ejemplo, la llamativa progresión ascendente de los últimos u optan, en su defecto, por mantener un estatus digno en la escena hardcore como los segundos en concurso. En cualquier caso siempre viene bien catar a posibles promesas en detrimento de los nombres consagrados que algún día acabarán por aburrir. Renovación o muerte.

Texto y foto: Alfredo Villaescusa

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