ROCK IN RIO MADRID SE DESPIDE CON RED HOT CHILI PEPPERS

RHCP e INCUBUS protagonizaron la última jornada del Rock In Rio Madrid, la única con programación rockera. 55.000 personas acudieron a la Ciudad Del Rock entre rumores de que no habrá más ediciones en la capital.

TEXTO: ÑAKO MARTÍNEZ (Twitter: @nakomartinez)
FOTOS: JUAN DESTROYER

Que se eche  un lado la basura, el mamoneo y la mierda sintética que llega el Rock, la cultura y el mestizaje. Rock In Rio Madrid cerró su última jornada haciendo honor a su nombre con tres bandas de Rock en su cartel, después de semanas infernales donde djs como David Guetta, un tipo con pinta de pasado que basa sus millonarias ventas en refritos de otros artistas y sus conciertos en darle al play y levantar los brazos, acaparaban la atención de un escenario que no tuvo músicos ni instrumentos hasta prácticamente el final.

Lo de Rock In Rio Madrid huele mal. Muchos rumores de que ya no habrá más ediciones para un festival que puede presumir de tener el mejor recinto y la más sublime organización. No tiene parangón ni en España ni en el extranjero. Si finalmente deciden cargarse la edición en nuestro país en pos de otros lugares económicamente más jugosos, ¿qué pasará con la denominada Ciudad Del Rock? ¿Pura especulación empresarial? ¿Se quedará en algo así como un aeropuerto en Castellón o habrá posibilidad para otros promotores de poder utilizar el recinto para shows o festivales?

En cualquier caso llegó la jornada en la que Red Hot Chilli Peppers e Incubus compartirían escenario. La duda estaba en saber si su público, extremadamente variado, respondería. Y lo hizo. Como comenta el periodista Darío Prieto en su crónica para El Mundo en el escenario de Rock In Rio hemos visto en el pasado  grandes artistas pasar, como Metallica o Rage Against The Machine.
En el extranjero se tenían reservadas grandes piezas para este año, pero una vez más se trató a España como el país de la pandereta. Canceló Rihanna y poco más, por mucho que desde la organización presuman constantemente en la zona de prensa con carteles en cada puerta de las cifras “oficiales” de asistencia, hinchadas. “El jueves esto estaba vacío”, me comenta un amigo.  Hablan de 55.000 personas el día de los RHCP. Si bien es cierto que esa no era la impresión, sí que hubo bastante color para volver a recibir en la capital a los californianos.

GOGOL BORDELLO fue todo un descubrimiento con su mezcla entre Manu Chao y The Clash. Una banda residente en Nueva York formada por inmigrantes de Europa del Este con un nivel de mestizaje absoluto. Si bien en España no son muy conocidos, el público que ya ocupaba el recinto disfrutó de su propuesta. Podrían ser unos Ska-P a momentos, muy rockeros y divertidos, con violín y mucha caña en su presentación en vivo.

30 minutos después aparecerían, ya cayendo la noche, los INCUBUS capitaneados por Brandon Boyd, prácticamente el único miembro existente en la banda para los productores del evento obsesionados con capturar su cara bonita dejando en el olvido a los instrumentistas. Incubus, un grupo que salió gracias al empuje que le dio en sus comienzos Korn, se ha separado de la escena más dura y navega en aguas cómodas pero no muy definidas. Sus últimos discos tienen tendencia más a tirar hacia lo sosegado que hacia las turbulencias que rememoran álbumes como ‘Science’. Aún así, verles en vivo sigue siendo un espectáculo ya que basan su puesta en la introspección aderezada por la maestría del guitarrista Mike Eizinger. Brandon intentó animar al público rememorando vocalmente el himno de los White Stripes, de moda en los shows últimamente. De todas maneras, viendo este show, creo que es obvio que Incubus es una banda que se maneja más cómodamente en escenarios pequeños e íntimos.
Sorprendió que se cayera el “Wish You Were Here” del set list. Otros himnos de la banda, con un Brandon que va más que sobrado en la voz, gustaron a un público que bien abrazó a la banda como legado también de los que podrían ser sus hermanos mayores, los Red Hot. Así “Pardon Me” o “Ana Molly”  fueron coreadas para despedirse a la hora y media justa.

Lo de RHCP siempre ha sido un fenómeno que me llamó la atención. La salda de Frusciante, un genio al que cuando entrevisté porúltima vez en Los Ángeles se le veía un poco ido, con esa chispa en la mirada pero a la vez abstraído en su propio mundo que solo los grandes tienen. Se le puede llegar a echar de menos en la banda porque Frusciante es uno de esos pocos que te tocan dos notas y sabes que es él, pero su reemplazo y amigo desde hace años Josh Klinghoffer tiene dos virtudes. Es casi diez años más joven y además tiene mucha presencia en lo físico, acompañando al bajista Flea, que toca durante varios minutos con la cabeza en los pies o gesticula como un loco mientras saluda al personal. Pura adrenalina y puro físico jalonado por una de las mejores bases rítmicas del mundo, la del propio Flea (increíble que a sus 50 años siga con esa entrega, energía y flexibilidad, uno de esos bajistas que han pasado a la galería de las estrellas). Es así, pero Flea y Chad Smith en RHCP no tocan ni el 20% de lo que podrían. De hecho, cuando ves en vivo a esta banda hay dos conciertos, el de las canciones, puramente para el público de radiofórmula, y el de las jams que se montan batera-guitarra-bajo entre tema y tema, donde te quedas con la boca abierta. Por encima otro tipo de talento, el cantante Anthony Kiedis, que si bien se mantiene perfectamente, cuando con el guitarrista Josh como una gran ayuda vocal.

No tocaron todo lo que prometieron, pues salieron diez después y se fueron diez minutos antes, pero gustaron público. Sin darlo todo, estuvieron cumplidores acompañados por pantallas que les juegan muy bien, lo mismo con imágenes de California, la playa o efectos especiales.

Hicieron algún guiño a sus primeros discos, pero poco. Sabedores de la exposición en televisión y de que su último disco 'Im WithYou' no está teniendo el enganche de obras anteriores, la de Rock In Rio era una buena exposición para intentar darle un empujón al lp, de ahí que tocaran más que su pasada vez en Madrid. Claro, no faltaron “Californication”, “By The Way” o “Under The Bridge”, para cerrar, ya con Chad Smith llevando la camiseta de España, con “Suck My Kiss”, “Ethiopia” y “Give It Away”.

En resumen, sin tener un nivelazo en sus shows, el rock respondió a su compromiso de calidad y el público demostró a los promotores que tal vez no sea tan mala idea seguir apostando por la música en vivo.

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