REINCIDENTES: ¡QUE SE JODA LA TROIKA!

Kafe Antzokia, Bilbao

La conservación de la memoria histórica es una tarea a la que se debería encomendar hasta el más humilde ciudadano. Pero un relato veraz y completo, que incluya desde los miles de muertos, desaparecidos y torturados por el franquismo hasta los asesinatos fascistas perpetrados por grupos terroristas bien entrada la democracia. Que se trace una línea ascendente sin olvidarse tampoco de las vergüenzas nacidas de las cloacas del Estado y se denuncie la impunidad de unas fuerzas de seguridad que a día de hoy todavía te pueden dejar sin ojo o sin testículo sin que haya consecuencias graves.

Unos abusos de poder que ha conocido en carne propia el líder de Reincidentes, Fernando Madina, cuando hace escasos meses le detuvieron, o más bien secuestraron, en Miami y estuvo dos días en paradero desconocido sin ningún tipo de garantía legal en el país de las libertades, qué ironía. Un suceso lamentable que ha desviado en parte la atención hacia lo verdaderamente importante, que era el 30 aniversario de la banda, celebrado por todo lo alto con una caja CD/DVD con versiones y temas propios y una de esas giras antológicas con un repertorio tan largo como años llevan en la brecha.

Dadas las circunstancias, la expectación estaba más que garantizada y la peña no defraudó en cuanto a asistencia abarrotando el Antzoki hasta límites a veces insoportables. El propio Fernando reconoció durante el recital el apoyo recibido por estos lares al recordar que en los inicios de su trayectoria era el País Vasco uno de los pocos sitios donde podían tocar sin recibir presiones de ningún tipo.

Con un leve retraso sobre la hora fijada, Reincidentes arrancaron carentes de aires de grandeza con “Vamos Pal Infierno” y para el segundo “Grandola Vila-Morena” ya tenían a la multitud gritando “¡que se joda la Troika!”. Dedicaron una primera parte del bolo a presentar las composiciones nuevas y las versiones de cantautores de los 60 y 70 que conforman su lanzamiento ‘Aniversario’. Y a pesar de que el repaso superó la decena de cortes para nada se hizo largo, pues contó con momentos memorables como esa oda al euskera llamada “Gure Hizkuntza”, que enfervorizó a los gudaris de lo lindo, o el “Respon-Me” de Llach, fiel reflejo de esos auténticos patriotas que se jugaban el tipo cuando había que jugárselo reclamando libertad. Y en un plano más sentimental, impresionante les quedó “Rosas en el Mar” del poeta Aute, una pena que no se acordaran también del “Días de Escuela” de Asfalto para terminar de desbordar emociones.

Junto con novedades tipo “La Verdad” o “Al Asalto”, con esa letra vitriolo puro que aconseja desahuciar banqueros y demás calaña, el tramo inicial resultó impecable, seguramente de lo mejor de la velada. Muy encomiable es además esa tarea de rescatar del olvido musical a los verdaderos ‘padres de la democracia’ y todos aquellos que se esforzaron en retratar una realidad de las calles que algunos todavía seguían empeñados en negar.

Inauguraron un nuevo bloque con el drama de los niños soldados en “La Infancia Cargador” y el personal demostró que el entusiasmo ni mucho menos iba a disminuir, algo que se plasmó como nunca en “La Republicana”  con un  mar de puños en alto que ni en un mitin del PCE. Era una estampa curiosa en el País Vasco, cientos de personas homenajeando a la república…española, que en teoría aboga por un estado federal y rechaza la independencia, algo que va totalmente en contra de la necesaria solidaridad entre pueblos. Y uno que pensaba que vivía rodeado de independentistas.

Los sevillanos cuentan con un repertorio infalible capaz de desatar pasiones sí o sí, caso de “Ay Dolores”, con esa obligada mención a las mujeres maltratadas, una denuncia desgraciadamente todavía más necesaria que nunca con unas cifras que siguen aumentando y medios que no se avergüenzan de ceder espacio a los anuncios de prostitución. Y en esta zona era inevitable que se acordaran de “Un Pueblo”, donde colaborara en su día Fermín Muguruza y que elevó las gargantas hasta el infinito.

Eso de disponer de un amplio abanico de comodines que se pueden soltar en cualquier momento y provocar satisfacción general es una ventaja inconmensurable para cualquier grupo, lo normal cuando se llevan unos cuantos añitos de trayectoria. Dispararon otras piezas efectivas con “Vicio” y “Rip Rap”, que desató bailoteos indiscriminados por el recinto, antes de que  Fernando devolviera el favor a las masas sumergiéndose a desfasar como uno más.

Con tanto puño levantado a veces parecía que estábamos en un acto político escuchando a Carrillo, La Pasionaria, el profeta Anguita o cualquier otro idealista de esos que no roban. Pero tal y como admitieron, ellos no son de mucho hablar, aunque en “Andalucía Entera” no pudieron evitar desear “una Andalucía llena de carritos de recaudación”, en referencia a la popular acción de protesta en supermercados del Sindicato Andaluz de Trabajadores.

Ya habían cumplido de sobra, casi dos horas dando el callo, concatenando temas a la usanza de los Ramones, sin aflojar el pistón ni tiempo para respirar. Y así enfocaron también los bises, iniciados por “Huracán”, todo un vendaval procedente de ‘Tiempos de Ira’, su último largo íntegramente en estudio, y sin olvidarse de “Grana y Oro”, otra carta capaz de llevarse por delante cualquier mano.

La botella de sidra que Fernando descorchó podría funcionar a modo de metáfora de la actitud de la parroquia esa noche, un líquido gaseoso abriéndose paso hacia la superficie y que en cualquier momento se desparramaría. Algo que aconteció literalmente en el pogo inmenso de “Jartos De Aguantar” y que tal vez confirma su vocación de “morir sobre un escenario”, según cantaban en aquel “Tablas” de Gastón Ciarlo de su álbum ‘Canciones de Ida y Vuelta’.

Es una pena que la cerrazón general impida apreciar esa voz que se va alzando entre artistas tan dispares como los protagonistas de esta crónica, Nacho Vegas o ese interesante proyecto que recupera la canción protesta contemporánea llamado Fundación Robo. A escasos meses de las elecciones europeas, el grito ‘que se joda la Troika’ cobra más vigencia que nunca, al igual que gran parte del cancionero de Reincidentes, elocuentes testimonios del ansia por una sociedad más justa.

Texto y foto: Alfredo Villaescusa

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