REDD KROSS: ESE HERVOR DE JUVENTUD
17 enero, 2014 5:26 pm 1 ComentarioCreo que ya hemos comentado en alguna ocasión aquello que decía el poeta Rilke acerca de que la verdadera patria del hombre es la infancia. Y aunque esta idea sea más que nada un problema de apreciación personal, a uno siempre le pareció infinitamente más evocador la juventud o adolescencia que los tiempos en que se jugaba con plastilina o había que andar soportando costumbres tediosas como el ir a misa o las impertinencias de los familiares de turno.
Puede que los primeros años de vida condicionen sobremanera una visión particular del mundo, pero es en la adolescencia cuando suceden la mayoría de los eventos que dejan huella en el individuo: la primera borrachera, los primeros porros, el primer amor…y tantas otras cosas cuya rememoración está teñida de nostalgia. Es una pena que luego cueste bastante conservar esa ingenuidad y esa capacidad inefable para emocionarse por las cosas.
Si existe un grupo que represente como pocos ese candor juvenil esos son los californianos Redd Kross, cuyos líderes, los hermanos Steven y Jeff McDonald, se metieron en el mundillo de la música a la tierna edad de 11 y 15 años respectivamente. Con semejante precocidad, no sorprende que a estas alturas de la película lleven ya más de tres décadas en el negocio y se hayan labrado una fama de grupo maldito de culto cuyos fans a menudo obtienen mayor reconocimiento que ellos, véase Nirvana o The White Stripes, entre otros adoradores de sus pegadizas melodías.
Pero el personal respondió con creces a la llamada, quizás acordándose de su último paso por tierras vascas hace algunos años en el festival Azkena, donde dieron un conciertazo de tomo y lomo. Una gesta que volverían a repetir esa misma noche, aunque lo de los recitales extensos sea una costumbre que nunca vaya con ellos, la única pega que les podríamos sacar a estos orfebres de la sencillez bien entendida.
Pocos minutos después de la hora señalada, Redd Kross hacían su aparición mediante “Switchblade Sister”, todo un guiño a los viejos fans al ser un fiel exponente de aquel EP que sirviera de puente entre su momento álgido de popularidad y su consolidación. Tal vez no tuviera tanta solera como la anterior, pero “Stay Away From Downtown” dispone de los ingredientes necesarios para no desmerecer en absoluto el legado de los de Hawthorne, y semejante afirmación podría repetirse en “Uglier”, un trallazo con guitarras para dejarte en el sitio.
Capitaneados por un Jeff McDonald trajeado con pintas de dandy, el cuarteto demostró que eso de la vitalidad juvenil es más un mito que otra cosa, pues por las ganas que le echaron podrían avergonzar a unos cuantos chavalines en la flor de la vida. Elegancia y actitud ante la que era imposible no maravillarse, lástima que como siempre nos tocasen al lado unas cotorras que parecían discutir a cuánto está el kilo de merluza en la pescadería y no callaron en todo el bolo. Difícil dilucidar quién tenía más mérito, si las mencionadas en su afán cargante o los californianos por su despliegue de energía pasados los cuarenta.
Uno de los picos llegó con “Mess Around”, con unos coros clavados a los de la versión en estudio, y alternaron de primera con los riffs contundentes de la pieza homónima del último disco “Researching The Blues”. Equilibraron con notable acierto el repertorio combinando lo meloso con punteos a las entrañas por los que Hellacopters o cualquier banda de macarras escandinavos matarían.
Otra ineludible era “Annie’s Gone”, donde Jeff dejó de lado la guitarra para centrarse en su faceta de frontman, y sin soltar el acelerador, cayó “Pretty Please Me”, una bomba más para elevarles a los altares. Pero las cotorras de los aledaños no se alteraban ni por esas, hay gente que viene a hablar a los conciertos, es necesario asumirlo, menos mal que justo al lado teníamos a uno de esos tipos de los que cantaban las canciones y para los que la música es algo más que un mero entretenimiento y no vienen a los conciertos como el que va al supermercado. Los mejores.
Ya hemos dicho que los hermanos McDonald no son de explayarse demasiado, por lo que casi sin darnos cuenta aterrizamos en la recta final con la pegadiza “Follow The Leader”, aderezada de punteos directos a la yugular, antes de que “Crazy World” certificara su influencia en múltiples combos de rock alternativo y repitiéramos su estribillo cual mantra inagotable. Una manera ideal de alejarse poco a poco del escenario.
Retornaron para los bises amagando con un solo breve de batería, al que se sumó posteriormente Jeff agitando una pandereta, y ya se pusieron serios con “Jimmy’s Fantasy”, que abre su celebrado ‘Phasesifter’ de 1993. De bien nacidos es ser agradecidos, reza el refranero popular, y como nunca han ocultado ese influjo de Kiss, palpable hasta nuestros días en el mismo video de “Stay Away From Downtown”, era de recibo acabar con galones con “Deuce”, con ellos completamente desatados y moviendo las melenas al ritmo de la música, igual que si fueran Gene Simmons y Paul Stanley en sus años mozos. Grandes.
No son pocos los que dicen que la edad es un estado de ánimo o mental. Y no les falta razón pues uno se ha encontrado con personas que a pesar de haber dejado la adolescencia tiempo ha siguen desprendiendo ese hervor de juventud y ese brillo en los ojos con la ilusión del que experimenta cosas por primera vez. Una actitud que vimos esa misma noche sobre las tablas. Y eso es impagable.
Texto y foto: Alfredo Villaescusa
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1 comentario
Según la crónica de nuestro amigo ALFREDO los REDD KROSS se dejarón las pelotas en bilbao y dierón un buen recital.Quizás lo estaria mal escuchar algo de esta banda que por desgracia todavia no he hecho!!!