PEARL JAM: FINAL DE GIRA EN MÉXICO

Los de Seattle abarrotaron el Foro Sol del D.F. con su legado inmortal.

Eddie Vedder estaba llorando abiertamente cuando “Even Flow” sonaba. Su mirada se perdía ante la majestuosidad de ver el recinto más grande para conciertos en México abarrotado hasta el cielo. Cerrojazo emotivo, bestial y contundente a más no poder, tal como amerita la gira de una banda que ha hecho de lo suyo un legado inmortal, fruto de más de veinte años de girar sin parar, de afrontarlo casi todo y levantarse como siempre, con la grandeza de quienes se saben los amos de todo. No en balde han escogido México nuevamente para cerrar un gran ciclo, pues en el concierto, como pocas veces, el espectador dejó de ser pasivo y participó en todo con el grupo, le respondió con todo al extremo que la banda colgará en su portal oficial este concierto para descargarlo gratuitamente.

Pearl Jam evoca la bandera generacional de un tiempo en el que dentro de la música aún tenía sentido demostrar la fuerza del rock, el corazón de la guitarra discordante, la batería machacante, el bajo que tocaba fibras, almas y encendía una extraña pasión que ya es rara ver sobre los escenarios. Por ello, al ver la sencillez de su acto, de las personas que componen uno de los grupos vivos más importantes e impactantes del mundo, uno hecha en ver que la forma no siempre es fondo e inevitablemente se llega a la pregunta sobre lo que va a ser de la música cuando ellos ya no estén. Este fue el último concierto de una gira maratónica, devastadora para los integrantes del grupo, tras la cual se tomarán un largo receso que igual les puede llevar años, según ha expresado recientemente la banda en entrevista a la prensa norteamericana.

El grupo ha hecho una de las mejores presentaciones de que se tenga memoria en toda la historia de conciertos en México, inundando a todos con ese espíritu juvenil que al paso de los años les sigue caracterizando, representando un gran puñetazo en la cara de los detractores que les achacaban envejecimiento y cansancio. En suma, una recuperación de su esencia para reanudar su ascenso por la puerta más grande que haya, erizando aún el vello de todo el cuerpo por su legado significativo a lo mejor que haya nunca en el rock and roll. Sin más.

El arranque fue perfecto con “Release” que sirvió para que Vedder saludara a la audiencia; ésta se enardecía y olvidaba el mal trago que supuso para muchos una buena banda telonera llamada The X, que hacía honor a su nombre al ser toda una incógnita. No llamó para nada la atención de la gente que literalmente gritaba por la salida del plato fuerte, del festín de rock. De ellos poco hay que decir en torno a un repertorio elaborado para hacer feliz a la gente durante más de tres horas, con temas todos emblemáticos de una carrera que transgredió el listón de la mediocridad, sobre todo cuando se ve la fiereza en el rostro de todos los músicos interpretando un cancionero que se crece con los años en calidad y calidez. “Given to Fly”, “Faithfull”, “Red Mosquito” o “Jeremy” son las constantes que siempre tienen a la gente vuelta loca, ya sea con palabras en español perfecto dirigidas por el cantante hacia la audiencia rendida y postrada, o bien, atestiguando el poder de una banda que no basa su directo en pirotecnia o maquillaje. Son auténticos y punto.

Con “Why Go” por ejemplo el coso literalmente se cimbró, y no es una expresión refrita ya en la redacción, pues fue tan ensordecedora que opacó con mucho el audio y se creó una extraña simbiosis en la que todos se hermanaban en el coro. “Evenflow” fue tan conmovedora que, como decía al principio, hasta el cantante comenzó a llorar de emoción. “Porch” arropó a Vedder en la bandera mexicana y a toda la masa con todo su poder festejando ése gesto sencillo pero hecho de todo corazón. “México fue el primer país que visitamos al sur de la frontera, estar de vuelta con ustedes es algo que tenemos que agradecer”, dijo Vedder en algún momento antes de dedicar “Just Breathe” a un miembro de su staff que acababa de casarse. Noche de anécdotas, cada canción significaba algo, cada movimiento y cada frase estaban hechas para representar a más de uno. Así como cada canción tenía su historia, el final era lo menos esperado pero finalmente arribó con “Yellow Ledbetter” intercalada con “Little Wing”, que significaba el adiós imposible tras tres encores en que ni el grupo ni la gente se querían marchar.

El colofón no es para menos. El grupo ha vuelto por sus fueros y ante el parón en que se verá envuelto al menos el año entrante, aún queda tiempo para no echarles mucho de menos, pues Cameron Crowe dirige “Twenty”, un documental que abarca toda la vida del grupo desde sus inicios, haciendo paso obligado a la historia de la movida grunge y toda esa rabia que a principios de los noventa se contagió al planeta entero desde Seattle.

Noche de ensueño, de fiesta, de gloria la vivida en la capital mexicana. Rock puro y duro. Pero por más que se ahonde, sienta bien ser testigo de uno de los mejores conciertos donde los haya, que reunió todo y que deja en los anaqueles de la inmortalidad un legado incombustible. Viva Pearl Jam…

Texto: Sergio Islas Pacheco

Fotos: OCESA / Salvador Bonilla

SETLIST:

Release

Last Exit

Severed Hand

Corduroy

Given To Fly

Brain Of J.

Elderly Woman Behind the Counter in a Small Town

Faithfull

Even Flow

Setting Forth

Unthought Known

Red Mosquito

Daughter

Of The Earth

Nothingman

Better Man

Porch

Just Breathe

Off He Goes

Do The Evolution

Black

Spin The Black Circle

The Fixer

Jeremy

Why Go

Olé

Last Kiss (Wayne Cochran cover)

Leash

Alive

Rockin’ in the Free World (Neil Young cover con X)

Indifference

Yellow Ledbetter

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