LEÓN BENAVENTE: ¡HA MUERTO LA ESPERANZA!
29 octubre, 2013 4:34 pm 1 Comentario 
Sala Crazy Horse, Bilbao
En circunstancias difíciles el hombre agudiza el ingenio del mismo modo que la filosofía sirve de consuelo al desamparado, como bien alguien dijo. Hace ya más de un siglo Mariano José de Larra se preguntaba si los cementerios están dentro, separados por vallas o muros, o en realidad están fuera, pues “cada casa es el nicho de una familia, cada calle el sepulcro de un acontecimiento, cada corazón la urna cineraria de una esperanza o un deseo.”
Con ese sentimiento de desazón y la rabia acumulada por la situación actual surge León Benavente, que trasladan el centro geográfico hasta una carretera perdida, un páramo en medio de ninguna parte que supuso el origen de una coalición de cuatro talentos destinados a sacudir el panorama musical estatal. Y como se suele decir, cada uno de su padre y de su madre, con una trayectoria personal que va desde el krautrock al folk crepuscular de autor.
Todo ello envuelto en unas letras vitriolo puro a punto de estallar o de prender fuego a la mínima que un servidor considera de lo más alucinante que se haya escrito en los últimos años. Quizás por ello aquella noche en que estos artistas de diversa procedencia recalaban en Bilbao hubiera entre el público incluso camisetas del escritor de la Generación Beat William S. Burroughs.
Y aunque el personal esperó para acudir casi hasta el último momento, al final puede afirmarse que lograron la afluencia necesaria para dotar al garito de cierto ambiente. La mayoría procedentes de la órbita indie, no en vano algunos los consideran una especie de supergrupo dentro del estilo, aunque a los mismos componentes les repugne esta etiqueta y prefieran considerarse rockeros a secas. De hecho, antes de finales de año está previsto el lanzamiento de un EP en el que tratan de distanciarse de ese estigma aumentando las revoluciones e incluyendo teclados setenteros.
Sin demorarse demasiado de la hora prevista, León Benavente arrancaron el repaso a su único disco hasta la fecha con “Las Ruinas”, fiel reflejo de la mentalidad imperante en la época contemporánea. Lo primero que sorprendió fue la distancia entre el comedido sonido en estudio y el del directo, mucho más crudo y potente, en especial en lo que respecta a la batería de Edu, que actúa como motor del grupo otorgando a los temas una dureza inusitada.
Luego está el aura maldita de Abraham Boba, en una esquina al teclado, aparcándolo cuando la ocasión lo requiere y entonando a la perfección, caso del lamento desgarrado de “Estado Provisional” o el influjo Joy Division de “Década”. La parroquia no se quedaba de piedra, sino que participaba recitando las canciones cual mantras, pese a que el álbum tampoco tiene demasiado tiempo. Tal y como nos comentaron, al igual que la misma filosofía del grupo, uno de sus principales méritos consiste en haber logrado el favor de gente de estilos muy dispares.
Porque si hay algo que caracteriza a esta suma de genios es el haber conseguido ya con un debut un sonido propio e inimitable, que por mucho que digan los enteradillos nada tiene que ver con Love of Lesbian o Vetusta Morla, sino que cuenta con una base rockera y unas letras hipnóticas que los emparenta, más por actitud que musicalmente, con Héroes del Silencio, Doctor Deseo y todos aquellos combos en los que el mensaje es algo más que una mera excusa para componer canciones. Y luego está el halo del cantautor decadente asturiano Nacho Vegas, cuyo último legado en especial, se intuye en esas críticas ácidas que apuntan en dirección múltiple.
Muy reveladora es en ese sentido “El Rey Ricardo”, con tambores marciales marcando el paso antes de que en el estribillo Abraham hiciera con el pulgar el gesto con el que se sentenciaba a muerte a los gladiadores romanos y alguno gritara desde la multitud “¡Abajo con él!”. Y siguieron posteriormente echando leña al fuego con la versión de Ilegales “Europa ha muerto”, muy apropiada para transmitir la mala leche que desprenden sus letras, aunque sin llegar al macarrismo extremo de las de Jorge.
Con un disco que no llega ni a la hora no se pueden hacer virtuosismos en el repertorio, pero aparte del mencionado homenaje tuvieron la deferencia de adelantar temas del próximo EP en el que parecen tratar de alejarse un poco de la etiqueta indie. “Avanzan las Negociaciones”, por ejemplo, cuenta con un teclado setentero a lo Blue Öyster Cult y frases lapidarias como “somos más que una amenaza global”. Siguen disparando a la yugular.
Se despidieron por un breve momento con “Ánimo Valiente”, esa suerte de palmadita en la espalda que suelta algún que otro dardo para el que quiera entender y volvieron para meter el dedo en la llaga en “Todos contra Todos”, una nueva composición de cierto aire marcial que un asistente definió como “prebélica”.
Fue impresionante asimismo “La Palabra”, ese collage de frases detestables políticamente correctas que todos hemos sufrido alguna que otra vez, con el vocalista Boba inclinando el teclado y casi a punto de volcarlo sobre el público. Y por fin cerraron la sesión poética con el krautrock acelerado de “Ser Brigada”, donde Abraham cogió el micro con temple de cantautor para darse un garbeo por el borde del escenario y agitarse cual poseído antes de sumergirnos en un mar de acoples.
Todavía es pronto para decirlo, pero seguramente cuando pasen los años se recordará a León Benavente por haber sabido captar a la perfección el pulso de una época en la que ha muerto la esperanza y todo lo que anteriormente habíamos aprendido no vale para nada. La descomposición previa al renacimiento de valores.
Texto y foto: Alfredo Villaescusa
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1 comentario
Aunque me suene un poco raro éste proyecto seguro que merecerá la pena pegarle una escucha a ver como suena LEÓN BENAVENTE pués en bilbao parece que no estuvierón mal según se puede leer por aqui arriba!!!