LA FUGA: AMANECER DESNUDO
20 mayo, 2015 12:39 pm Deja tus comentariosSala BBK, Bilbao
Pocas veces las personas se muestran tal y como son, sin cortapisas. Una personalidad en su plenitud que puedes aceptar de plano o rechazar, no cabe otra. Ejercicios de franqueza que cuesta cada vez más encontrar a medida que uno se hace mayor y que se esconden debajo de una montaña de convencionalismos sociales y demás buenas costumbres que sepultan lo verdaderamente íntimo del ser. Al salir no se olvide de su coraza, por favor.
Pero hay instantes arrebatadores en que nos entregamos a algo tangible o intangible y entonces se eliminan esas barreras artificiales impuestas por la inercia de siglos y siglos. Es el momento de sinceridad total, cuando las ventanas del alma se abren por fin para ventilar.
Una experiencia similar persiguen recrear los cántabros La Fuga con su gira electro-acústica titulada ‘En Cueros’, una iniciativa diferente que plantea un viaje musical en el que los recitales comienzan cercanos, sosegados, y terminan enarbolando la pura electricidad, tal y como nos tienen acostumbrados. Una manera de prolongar la vida de ‘Más de cien amaneceres’, a la par que una oportunidad única de rescatar aquellos temas que han permanecido olvidados durante cierto tiempo. Mirar hacia atrás sin esconder el presente.
El ambiente selecto de la sala BBK con sus azafatas y demás tal vez a priori no parezca lo más adecuado para un recital de rock. Había que ver la cara de unos cuantos al entrar y toparse de bruces con un recinto lleno de butacas en el que no había barra de bar ni posibilidad de remojar el gaznate, por lo menos para los asistentes. Era domingo, por lo que las circunstancias se prestaban para disfrutar de un espectáculo tranquilito sin demasiados sobresaltos.
A una notable afluencia le moló ese plan y acudieron prestos a la llamada de La Fuga, que decoraron el escenario con un cartel con su característica luna de fondo y velas encendidas como si quisieran seducirnos. Y tal vez por eso iniciaran su peculiar serenata con “En vela” después de que sonara por altavoces la bucólica “Song To The Siren” de Tim Buckley en versión de This Mortal Coil, si no me equivoco.
Lo primero que nos llamó la atención fueron esos coros tan currados que prometían una gran velada, realzados además por la increíble acústica del lugar que permitía apreciar hasta el más mínimo detalle, no todos los días uno disfruta de semejantes condiciones de tan alta alcurnia.
Continuaron la senda “Despacito”, con Nando a la mandolina y un leve deje reggae, un lavado de cara que no sentaba mal por completo, aunque seguimos pensando que en este tipo de grupos el componente eléctrico es fundamental y difícilmente olvidable. Y eso mismo podría aplicarse a “Miguel”, pese a que su vuelta de tuerca no desentonara en absoluto.
Demostraron acierto al seleccionar los cortes que podrían transformarse con facilidad en piezas relajadas, caso de “Mi perdición”, con especial protagonismo a las voces del bajista Raúl. Tal vez por la particularidad del recinto, todavía se palpaba frialdad en el ambiente, por lo que para “Buscando en la basura” pidieron la participación sin excusas, que se terminó de materializar en “Trampas al sol” con un leve deje country.
Una intro en plan flamenco, con palmeado y todo, sirvió para arrancarse con el “Heroína” de Los Calis, donde algunos se levantaron para emular la Feria de Abril en pleno Bilbao. Y ya en “Maldita”, todavía en acústico, contamos por primera vez con batería de verdad, antes de que subieran la intensidad con la reivindicativa “Mendigo”, cuyo estribillo dijo Pedro que “se lo cantaría a más de uno a la cara”.
“Balada del despertador” fue quizás la única canción propiamente lenta del bolo, pero por fortuna no la sazonaron con demasiado almíbar, lo reservaron en exclusiva para “Por verte sonreír”, aunque resultó más animada que en estudio y contó además con solo eléctrico.
La metamorfosis era ya un hecho con “Lunes de olvido”, menos mal, porque no la hubiéramos imaginado de otra manera. Pedro puso el toque combativo al afirmar que los actuales gobernantes “no quieren que la gente piense, por eso recortan en educación y sanidad” y agradeció a los asistentes el esfuerzo de dejarse los cuartos en un concierto en los tiempos que corren. No sorprendió que reservaran para la ocasión “Sueños de papel”, ideal para hablar de impostores y otras vertientes de postureo.
Y se pusieron románticos con “Amor de contenedor” al desear que en los conciertos de La Fuga surgieran romances de verdad, de esos que duran, cosa harto complicado de encontrar en época de redes sociales, pero bueno, por pedir que no quede. Hizo ilusión que recuperaran “Cinco minutos” de su tercer álbum ‘A las doce’, que llevaban un tiempo considerable sin interpretar, si la memoria no me falla.
Otra de las que a partir de ahora a buen seguro no marginarán en el repertorio será la festiva “Camarote”, que ganó por la aportación encomiable de Nando y Raúl a los coros. Y “Majareta” consiguió levantar de las butacas a varias chicas, que no se volvieron a sentar con “Jaleo”. Las barreras naturales no se notaron en exceso.
El final con “Baja por diversión” les salió niquelado, con un trozo cantado por el bajista, protagonista absoluto de la velada y sin cuya aportación a las voces las cosas hubieran sonado de otra manera, algo difícil de apreciar en un bolo convencional. En “No solo respirar” recalcaron su poso rockero al intercalar en el solo el punteo de “Afraid To Shoot Strangers” de Iron Maiden, un aspecto que siguieron evocando tras el inevitable “P’ Aquí P’ Allá” al sonar por altavoces “Hells Bells” de AC/DC.
William Burroughs definía el título de su novela ‘El almuerzo desnudo’ como “un instante helado en el que todos ven lo que hay en la punta de sus tenedores”. Pues un enfoque similar nos ofrecieron los de Reinosa con esta gira que se sale de lo habitual, un amanecer desnudo en el que solo importan las canciones despojadas de artificios. El meollo del asunto.
Texto: Alfredo Villaescusa
Fotos: Marina Rouan
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