KORPIKLAANI: LA ALEGRÍA DE LOS BOSQUES

12 febrero, 2013 6:53 pm Publicado por  2 Comentarios

Sala Caracol, Madrid

Ochenta y dos kilómetros separan por mar a Tallin de Helsinki, ciudades desde las que proceden las dos excepcionales bandas de folk metal que se dieron cita este fin de semana en la capital del Estado. De la primera, al sur del golfo y principal ciudad de Estonia son Metsatöll, más que dignos teloneros de unos Korpiklaani que, venidos de la nórdica Finlandia (maticemos que son originarios de la urbe de Lahti), son paradigma del auge del estilo en los países nórdicos.

Era una cita ineludible para los amantes de las flautas, gaitas y violines combinadas con el poderío de las guitarras eléctricas, aunque más de uno se vio envuelto en una difícil disyuntiva puesto que el mismo día los irlandeses Dropkick Murphys también actuaban en Madrid. Ninguno de los presentes que dudara se arrepintió de la opción escogida, y hubo motivos para no hacerlo desde el minuto uno del espectáculo, inaugurado por unos Metsatöll en su mejor momento de forma tras catorce años de carrera y un total de cinco elepés de estudio, el último lanzado en 2011 con el título de ‘Ulg’ y sucedido por un vibrante directo en el finlandés Tuska Open Air.

Era la tercera vez que los estonios recalaban en la península, las tres acompañando a bandas de primer orden del género folkmetalero, y su progresión ascendente es una realidad más que palpable. Desenvolviéndose en el escenario con una naturalidad y entrega digna de un cabeza de cartel, gozaron de un sonido tan nítido como fornido, en el que los incontables instrumentos folclóricos, entre los que se encontraban gaitas, flautas y algunos de cuerda verdaderamente indescriptibles; interpretados por el magistral hombre orquesta Varulven, quién también aportaba unas inalcanzables voces graves, trepaban con inusitada fluidez sobre la pesada guitarra del vocalista Markus “Rabapagan” y el contundente e imprevisible sustento rítmico implementado por el habilidoso batería Marko Atso y el bajista KuriRaivo, cuyo bajo cobra un papel particularmente importante en el no menos peculiar sonido del grupo.

Más animados que nunca y en excelsa comunión con un público al que exhibieron con creces su simpatía, desgranaron pletóricos de coraje temas como “Küü”, “Vaid Vaprust”, “Äio”, “Minu Kodu” a lo largo de un repertorio bastante prolongado en el que les dio tiempo a lucirse y recibir el calor de una audiencia extasiada y cada vez más efusiva a medida que avanzaba el show, que llegó a su punto cumbre con “Muhu Õud”, un tema especialmente divertido para el que Markus nos contó una historieta no menos curiosa con carisma e ingenio. Su folk metal, de corte pagano, elaborado y realmente original; no tiene, en líneas generales, el carácter vibrante y festivo del de sus sucesores en la escena, pero encajó a la perfección en los gustos de la mayoría de los presentes y pasó como un huracán dejando el listón muy alto a todos los niveles.

Tan alto estaba el listón que la impresión de muchos fue que el pez pequeño se comió, en esta ocasión, al pez grande. De las letras en estonio pasamos de golpe y porrazo a las letras mayoritariamente en finlandés con los aclamados Korpiklaani. Se da la curiosidad de que estas lenguas comparten muchas características y, ambas son lenguas extremadamente diferentes a casi cualquier otro idioma, exceptuando unos pocos minoritarios como el Saami.

Con “Tuonelan Tuvilla”, abanderada de su última obra ‘Manala’ en cuya gira de presentación de hallan inmersos, arrancó el show de Korpiklaani, con un sonido realmente pobre en el que la voz de Jönne Järvelä apenas de oía, lo cual no tardó demasiado en enmendarse. Lo que si acusaron, especialmente en una floja primera mitad de concierto, fue la ausencia de la guitarra del propio Järvelä, que sin motivo aparente o conocido, decidió prescindir de ella durante todo el show y dedicarse solamente a cantar. Si responde a un mero capricho podríamos decir que le salió el tiro por la culata, pues la banda finlandesa ha robustecido siempre su producción con doce cuerdas de guitarra y no con seis, de modo que en muchos temas el sonido resultó más endeble de lo deseable.

El primer momento de jolgorio llegó, tras “Ruumiinmultaa”, con la cover de Hector “Juoodan Viina”, irresistiblemente divertida y sucedida por una animada y más ligera “Metsämies”. Sin dejar de ser divertidos, se atisbó cierto acomodamiento en un conjunto que cumplía con diligencia (exceptuando el importante factor de la segunda guitarra), pero que tardó considerablemente en dialogar con su público, más frío que de costumbre en este estadio del concierto. “Midsummer Night” fue acogida como la fabulosa canción que es, capaz de levantar el espíritu a cualquiera con su brillante melodía y su mensaje optimista, el cual no podemos descifrar en ”Kipumylly”, auténtica donde las haya y sucedida por “Metsälle”, con la que pretendieron presentarse a Eurovisión sin llegar finalmente a conseguirlo.

Tras la marcha de Hittavainen, el violinista de toda la vida, su puesto fue ocupado por Teemu Enrola y posteriormente y de manera definitiva por Tuomas Rounakari, quien no se corta un pelo y adquiere un protagonismo en escena a la altura de Jonne Järvelä o del simpático guitarrista Cane, que lucía un peculiar sombrero. Fue el violinista de hecho el primero en hablar con la muchedumbre para presentar un “Sumussa Hämärän Aamun” que pasó sin pena ni gloria antes de que el propio Ruonakari centrase todas las miradas interpretando en solitario “Husky Sledge”, una pieza de violín en la que también hizo percusión con unas botas ataviadas con cascabeles frente a un micro situado estratégicamente. Tras preguntarnos, el mismo violinista, si estábamos listos para la fiesta, acometieron una agitada polka instrumental titulada “Vaarinpolkka”, que fue punto de inflexión hacia un sonido que fue fortaleciéndose y mejorando acompañando a un set list que entraba en su apogeo con una inesperada e sensacional versión del “Iron Fist” de Motörhead que indujo, por fin, a Jonne Järvela a departir con el público. Tremenda la vuelta de tuerca al clásico de los británicos, acordeón y violín incluido. Además, a este último el violinista le saca un partido extraordinario llegando a sonar curiosamente eléctrico en ocasiones con bendings y todo.

Antecedida por “Lonkkaluut”, la melodía de acordeón de “Uni” resucitó a una audiencia algo plomiza que se llegó al delirio con una retahíla imparable de canciones emocionantes e himnos de lo festivo como son el ya imprescindible “Vodka” (para la que no faltó la correspondiente botella), la inmensa “Levan Polkka”, una de las canciones más celebradas canciones de su última placa; “Rauta” y “Wooden Pints”, fija en sus conciertos desde su ya lejano primer álbum. Entre ellas además subieron al escenario a un espontáneo que, aprovechando los carnavales, se había disfrazado del cantante de la banda, rastas de mentira incluidas.

Los bises no tuvieron desperdicio y, por fortuna, hicieron que lo que había comenzado de capa caída finalizase por todo lo alto. Inaugurados por la instrumental “Pellonpekko”, fueron completados nada menos que por “Beer Beer”, en la que un Jonne Järvelä mucho más vehemente con los suyos terminó repartiendo zumo de cebada (se puso en la cabeza una lata de Mahou) y cantando en castellano “cerveza, cerveza”; y “Happy Little Boozer”, con la que se despidieron definitivamente. A este ritmo, seguro que no tardan mucho en volver por estas tierras de la Europa meridional donde la implementación de su música y su creciente popularidad son hechos consumados.

Texto y foto: Jason Cenador

Redacción
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2 comentarios

  • lechuespartinas dice:

    Loco por que llegue el 18 de abril y visiten Sevilla;Son la leche en directo,una fiesta en si...Por cierto este fin de semana en Sevilla el viernes LIHT AMONG SHADOWS y sabado NARCO y SAUROM estos en diferentes salas.Que finde con mas buena pinta¡¡¡¡¡

  • juandie dice:

    Más bien diria la alegría de tenerlos de vuelta en la peninsula.Pues que disfrutes "lechu".Un saludo!!!

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