HEIRS: LA SOMBRA DE IAN CURTIS

25 abril, 2013 6:35 pm Publicado por  1 Comentario

HeirsSentinel Rock Bar, Erandio

 Pocas veces en la historia de la música una banda con apenas dos discos de estudio ha creado tanta escuela. Hablamos por supuesto de Joy Division, pioneros del rock gótico y el sonido dark wave que supieron evolucionar desde la crudeza punk a la experimentación con sintetizadores y unas atmosferas opresivas marcadas por la atormentada personalidad de su líder Ian Curtis, cuya muerte lo elevó a la categoría de mito en pie de igualdad con su idolatrado Jim Morrison.

Reverenciados todavía a día de hoy, son los principales responsables de que exista toda una escena que rinde pleitesía a los bajos penetrantes, las guitarras disonantes y las voces profundas que se meten hasta el tuétano. Y es que su hipnotizador influjo se siente en aventados discípulos como los suecos Principe Valiente, Tiny Boys o en destacadas figuras de la escena indie contemporánea del calibre de Interpol, Editors y hasta The Killers.

Pero a pesar del descarado manoseo del concepto post punk por parte del pedante gafapastismo, hay ejemplos que llevan con coherencia tal etiqueta como los australianos Ascetic, un proyecto surgido al calor de los también australes Heirs y que sigue la senda de The Soft Moon dando una vuelta de tuerca ruidosa al legado de los de Manchester. Su debut ‘Self Initiation’ es un reseñable ejercicio de estilo que debería ser tenido en cuenta por los aficionados al género.

A pesar de lo inédito que resulta gozar de una oportunidad semejante por estos lares, la afluencia no superaría las veinte personas, seguramente más por desconocimiento que por otra cosa. Porque por muchas pintas que se lleven y lo gótico que se considere uno, es en los conciertos y en las fiestas temáticas dedicadas a ello donde se debe demostrar que hay algo más aparte de la fachada apoyando tales eventos, y obviamente para cualquier interesado de verdad, la cita de aquella noche era ineludible.

Pocos lo entendieron así y a excepción de los de los grupos y una chica con cara de fan de Joy Division, la mayoría del respetable estaba formado por curiosos que respondieron con la educación debida ante tan original propuesta. Con una voz un tanto baja en comparación con el resto de instrumentos y envueltos en una leve neblina, iniciaron su descarga Ascetic con “Pharmacy” demostrando nivelazo, en especial al bajo y a la batería. Al igual que sucede con otros grupos del rollo, puede que hablemos del mismo tipo de sonido, pero cada uno tiene su particularidad. En este caso, mientras que en estudio se acercan quizás más al indie oscurillo tan en boga, en directo potencian su lado chirriante que les viene directamente en vena de Swans y los primeros The Jesus and Mary Chain.

Una percepción que se consolidaba a medida que abusaban de acoples y de los múltiples efectos que ofrecían los miles de pedales situados al borde del escenario. El guitarra desgranaba texturas a lo The Edge (U2), cuando no se acercaban al noise rock y rompían en explosiones de energía que asustaban por su intensidad y por la manera en que lo vivían sus miembros. Desde luego, en cuanto a actitud nada que reprochar, pues dieron un conciertazo sin mácula para los cuatro gatos congregados con picos tremendos como la experimental “I Burn”. Ahí es donde se ve la dignidad de una banda.

Los marsupiales Heirs, por otra parte, llevan ya una carrera consolidada hasta cierto punto en lo que se conoce como post metal con dos álbumes en estudio laureados por fans y crítica gracias a su amplitud de miras, aparte de haber girado con los adalides de la nueva cold wave Soror Dolorosa o los también franceses Alcest, quizás de lo más grande dentro del rollo post. No suele ser habitual admitir devoción por los etéreos Cocteau Twins o por los totémicos Sisters of Mercy, de los que rescatan su “Neverland” en su último EP ‘Hunter’.

Pese a que se trataba del mismo trío de antes, más un guitarrista que no entraba en el escenario, el rollo era absolutamente diferente al de Ascetic. Para empezar, en el ambiente ya no teníamos una leve cortina de humo, sino una profunda nebulosa en la que se antojaba misión imposible distinguir algo. Y es que para su palo instrumental tan peculiar nunca está de más cuidar la atmosfera y así trasmitir esa sensación de opresión que se palpa en su música.

Anárquicos a tope en su ejecución, se agitaban cual poseídos y en las explosiones sónicas daban hasta miedo por su intensidad. Pero dentro del maremágnum se podría advertir un orden a su manera y un espíritu concienzudo que no estaba reñido con la exhibición de una técnica descomunal. El post metal no es un género ni fácil de digerir ni de interpretar, por lo que es necesaria una destreza considerable en lo suyo, no vale con tres acordes y cuatro conceptos básicos.

Rescatando temas homónimos del estilo de “Hunter” o “Fowl” el personal pudo hacerse una idea del talento que atesoran, matizando, eso sí, que para que entren hay que pillarlos con ganas. Un burbujón de estupefacientes sonoros que podría sentar mal a aquellos no acostumbrados a tales cuelgues mentales. Al igual que sucede con ciertas sustancias, una calada en el momento equivocado sería contraproducente.

Definitivamente, con lo de aquella velada comprobamos que la sombra de Ian Curtis sigue más presente que nunca y su legado pervive de diversas maneras. Una pena que tan poca gente supiera valorar la importancia de eventos como el de esa noche para mantener viva una escena. Suele pasar, nadie presta atención a los esfuerzos hasta que se dejan de hacer.

 Texto y foto: Alfredo Villaescusa

 

 

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1 comentario

  • juandie dice:

    El mejor tributo a la buena música gótica.Ójala también haya por ahí alguna banda parecía a los SISTER OF MERCY o BAUHAUS!!!

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