HAREM SCAREM + 7 ALMAS: CAVIAR SONORO

13 abril, 2015 1:06 pm Publicado por  1 Comentario

Sala Caracol, Madrid

Israel Hernanzáiz (7 Almas)

Exquisita velada de sonidos melódicos, lucidez técnica y poderío eléctrico la vivida en una madrileña sala Caracol que de un tiempo a esta parte es garantía de una espléndida ecualización tantas veces añorada en los locales de conciertos de la capital. Arribaban los canadienses Harem Scarem para realizar su única actuación en sala y con repertorio íntegro, un total de 16 deliciosos cortes que cosecharon el arropo de un público más que digno para un domingo por la noche y tremendamente involucrado no solo con los cabeza de cartel, sino con unos 7 Almas que abrieron la gala por todo lo alto y se reivindicaron inequívocamente como uno de los grupos más a tener en cuenta del panorama actual en lo que al AOR se refiere.

Con cierto margen de cortesía sobre la hora prevista, los madrileños empezaron a derramar las virtudes de su primera obra, ‘Nueva Tierra’, sobre nuestros hambrientos oídos. Ya desde la inaugural “Buscando”, el murmullo de sorpresa y admiración se hacía patente entre la sección del público que no había escuchado todavía de qué son capaces 7 Almas, pero también entre los que veían superadas sus ya de por si buenas expectativas tras darles oídos en estudio. El torrente vocal de Israel Hernansáinz fue de tamaña solvencia que apenas podía uno despegar la vista del escenario. Impresionante su fluidez, sus timbre agradable al oído, su rango para subir y bajar por todo el pentagrama sin despeinarse y su capacidad para rasgar la voz sin comprometer su perenne melodía.

Más cercana a unos Whitesnake que, como otras bandas de la época dorada del género, son uno de los faros que orienta su estilo; se presentó “Dispuesto y en pie”, seguida de una “Diosa del templo” en la que pisaron el acelerador y el hacha Óscar J. López, tan comedido en los gestos como espectacular en la interpretación, pudo lucir su virtuosismo sin cortarse un pelo. Extraordinaria resultaba la consistencia y la coordinación milimétrica entre todos los componentes, con un Carlos Mora no menos excelso a unos imprescindibles y constantes teclados y un bajista como la copa de un pino, Óscar Salas “Cherokee”, construyendo unos cimientos rítmicos imbatibles junto a su tocayo Óscar Pérez infalible a un puesto de batería, otrora ocupado por el añorado David Saura, para quien también hubo merecido y sentido recuerdo.

El frontman se enfundó la guitarra acústica para presentar “Allí Estaré”, que nos fue introducida como “una más tranquila pero con mucho rollete”. El propio cantante calificó la experiencia de telonear a Harem Scarem como “cojonuda” antes de que un punteo del guitarrista sirviera de preludio a “Te siento lejos”, seguida de la que presta el título a su obra debut, “Nueva tierra”, la cual sonó intachable. ¿Qué estarían pensando los miembros de Harem Scarem al escuchar puertas afuera del camerino semejante derroche de calidad?

Una pareja del entorno de la banda fue agraciada con la dedicatoria de “Esperándote”, tras la que pudimos vislumbrar la faceta más crítica y social del grupo con “Vampiros de traje”. Acto seguido, Israel nos comentó que la banda estrella de la noche les había dado cuartelillo para un tema más, y es por ello por lo que una versión del “I Surrender” de Rainbow, tan fiel y virtuosamente interpretada que  valió la pena tanto como un tema original, se coló de manera imprevista en el repertorio. La conclusión llegaría, no obstante, con el single “Dónde está tu amor”, perfecto broche de oro a un auténtico manifiesto musical que vino a reivindicar que el hard rock melódico tiene en 7 Almas un combo que no tiene nada que envidiar a nadie, ni a suecos ni a canadienses.

Harry Hess (Harem Scarem)

Desde el país más septentrional de Norteamérica aterrizaba precisamente un grupo que siempre ha sido muy querido por nuestras latitudes. Harem Scarem se mostraron felices y familiares en todo momento frente a un gentío entusiasta que, como el carismático vocalista Harry Hess acabaría confesando, hizo una gran labor de coros. Para coros, eso sí, los de un grupo que, tras unas inaugurales “Garden Of Eden” y la más contundente “Dagger” en las que parecía todavía estar poniéndose a todo, tiene uno de los juegos vocales más alucinantes en el universo rock. Impresionante cómo cantaban al unísono el bajista Stan Miczek, el batería Darren Smith y el fichaje de última hora, el guitarrista Michale Vassos. Amigo de la banda desde hace tiempo, este último entró a sustituir temporalmente a Pete Lesperance, que se rompió un brazo al patinar su coche con una placa de hielo en la fría Canadá y que se vio obligo a perderse la gira. Hay que decir que Vassos, desconocido para la mayoría de los mortales rockeros de este lado del Atlántico, se descubrió con un guitarrista de primerísimo nivel, inapelable técnica y unos dedos que recorrían el mástil de arriba abajo con una velocidad y limpidez encomiables.

Ya con la guitarra colgada – no dejaría de intercalar canciones con ella y sin ella en todo el show – Hess dio paso a la primera canción del primer disco de la banda, una “Hard To Love” que fue puro caviar sonoro. Tras ella nos preguntó si trabajaríamos al lunes siguiente o nos cogeríamos todos el día libre antes de acometer “Slowly Slipping Away”. En ella, definitivamente, los coros nos dejaron sin aliento, como sumidos en un mundo onírico de matices vocales y plenitud musical.

Entre bromas del vocalista con el portentoso batería – no sé cuántas baquetas rompería con su brutal pegada a lo largo del concierto – acometieron unas “Trouble Times” y “Distant Memory”, recuperada de su primer trabajo tras años de ausencia, que nos envolvieron por completo, eso sí, con los teclados disparados en la segunda. No escatimaron tampoco en bromear al respecto, y es que se encontraban tan a gusto como lo estarían en el club de toda la vida de su Toronto natal. Harry Hess siguió conversando con el respetable acto seguido, y tras presentar a su eventual guitarrista y recordarnos que Pete Lesperance tiene un brazo roto, nos trasladó el mensaje del lesionado hacha original de que sentía enormemente no poder estar esta noche con nosotros.  Eso fue antes de la maravillosa balada “Honestly”, que si cerrábamos los ojos mientras sonaba podíamos imaginar que era el mismísimo disco el que se estaba reproduciendo. Pero sin trampa ni cartón, eran ellos en directo, la perfección de unos Harem Scarem que llevan el rock melódico a unas cotas de buen hacer difíciles de superar. Podríamos aventurar que son los Mr. Big canadienses, por esa confluencia difícil de asemejar entre técnica impoluta y accesibilidad hardrockera.

Tras el momento de sosiego transitorio y una vez el cantante nos preguntó si había resultado “demasiado triste”, volvieron a la más ferviente electricidad con “Sentimental Blvd”, cantada por el percusionista Darren Smith como voz principal, eso sí, siempre con el impecable colchón de unos coros, una vez más, brutales. Digna de elogio la habilidad del batería para cantar tan bien – en cualquier otra banda podría ser perfectamente cantante principal – un mientras sus baquetas seguían golpeando sin piedad tambores y platillos. Enorme fue la siguiente en liza, una “Saviours Never Cries” que resultó de lo mejorcito de una noche en la que destacar algo entre tanta calidad se antoja complicado. Su estribillo, de bandera, fue acompañado por las voces de todos y cada uno de los presentes.

No aminoraron la marcha ni un ápice con “Stranger Than Love”, otro cañonazo como el himno de nuevo cuño “All I Need”, presentada como una “sing-along song” (una canción para corear). Punta de lanza de su aplaudido nuevo plástico, ‘Thirteen’, obtuvo una respuesta a la altura de los grandes clásicos del grupo.

En progresión frenética, la gala prosiguió con “The Midnight Hours”, adentrándose así en esos momentos en los que la gente empieza a pedir a voces aquella canción que va echando en falta en el repertorio. Siempre amable y desenfadado, Harry Hess respondió a alguna petición con el creíble argumento de que Michale Vassos, el guitarrista, había tenido la deferencia de aprenderse el presente repertorio…. ¡en dos semanas! Chapó para él.  “Saints and Sinners” fue otro potente tema antes de que el batería saliera corriendo a abrazar, entre bromas sobre el alcance de su relación y un eventual casamiento, precisamente al integrado guitarrista. Con “Karma Cleansing” llegaron al final del set list previamente difundido, en el que había dos incógnitas para los bises.

A su vuelta al escenario tras la pausa de rigor, volvieron haciéndonos gritar para recibir a una dupla de grandes himnos que resultaron ser la guinda perfecta al concierto: “Change Comes Around” y “No Justice”. Emocionantes a más no poder, nos dejaron un sabor de boca inmejorable tras un acontecimiento que difícilmente podría haber merecido más la pena. Un lujo terrenal de sonido celestial.

TEXTO: JASON CENADOR
FOTOS: JOSÉ LUIS MARTÍN

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Estupenda crónica por parte de JASON CENADOR sobre esta gran banda del mejor AOR como son y serán por siempre los canadienses HAREM SCAREM sobre su sobresaliente actuación en la capital y la verdad que no me extraña viendo los temazos que se marcaron esa noche de domingo y cada vez que pisan nuestro país mas se les siguen queriendo.Tampoco hay que olvidar la actuación de los nuestros (7 ALMAS) que al igual que los cabezas de cartel estuvieron a la altura.

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