EL DROGAS: UN PUTO LUJO

26 enero, 2015 2:09 pm Publicado por  2 Comentarios
El Flako y Brigi

El Flako y Brigi

Kafe Antzokia, Bilbao

Es difícil combinar el compromiso con el vuelo poético sin resultar panfletario. Recorrer el camino del yo al nosotros y no perder en el proceso ese fuego interior que anima a la creación y nos eleva por encima del resto de seres vivos. Un frágil equilibrio que no todos los artistas consiguen, pese a que no hace demasiado hemos visto a unos cuantos salir del armario y mostrar su lado más combativo, caso de Bunbury o Nacho Vegas, este último incluso ha llegado a cantar contra los desahucios en una sucursal bancaria. Con un par.

Enrique Villarreal, más conocido como El Drogas, ha seguido esa misma senda en su primer trabajo publicado bajo su seudónimo ‘Demasiado tonto en la corteza’, un triple disco en el que caben tanto la nostalgia por el pasado como la rabia por el presente y la lógica preocupación por el futuro. Todo ello sin descuidar esa característica poesía incisiva que delata a un lector voraz de narrativa, filosofía, historia y cualquier cosa que despierte su curiosidad.

No era ninguna sorpresa empero que esa noche el Antzoki bilbaíno se llenara hasta la bandera de un personal variopinto, con notable representación de la borrokada habitual en tales saraos y unos cuantos pesaos de los que no dejaban de hacerse fotos cada dos por tres, creo que nos deslumbraron más las luces de los móviles que las del espectáculo en sí.

Dejando de lado ese comportamiento propio de los que van a conciertos una vez al año, fue entrar y toparnos con El Drogas disfrazado con un pelucón a lo Raphael en los 60, gafas de pasta y terrorífico jersey de pico. En el bombo ponía “Sonríe, Dios te ama” y sus compañeros tampoco desentonaban con pelucas rubias entre Los Pecos y ‘El Príncipe Valiente’. Vaya pintas, madre.

En lo musical, este peculiar entremés apelaba a la conciencia cristiana, la luminosidad y los buenos sentimientos, eran canciones dominicales de iglesia, esas en plan hermandad tipo “Bendito el que viene en nombre del Señor” y demás éxitos eclesiásticos. Logramos distinguir el clásico del desarrollismo patrio “Anduriña” de Juan y Junior, y seguramente tardemos en olvidar aquella estampa de borrokas moviendo la cabeza y cantando a pleno pulmón el “Help, ¡ayúdame!” de Tony Ronald. Para cambiar de vida y cortarse el pelo, como decía alguno.

Y casi sin respiro para digerir semejante impresión, una intro con un poema declamado por El Drogas acerca del suicidio daba el pistoletazo de salida a un mastodóntico show que se prolongaría durante unas tres horas. Con maneras de megaestrella a lo Springsteen, la leyenda del rock urbano, ataviada con sombrero y gafas reminiscentes al Drácula de Coppola, se dejó querer desde el principio con la épica “Cómo son” y las gargantas enseguida se elevaron con el “Sofokao” de Barricada, una de las fijas en los últimos recitales de los navarros con su mítica formación.

El Drogas y Txus

El Drogas y Txus

En “Sueños Rotos”, con el bastón golpeando con saña el suelo, cambió totalmente el rollo y el de la Txantrea se asemejó a un cantautor decadente por su poso poético y por ese ritmo circense que recordaba al “Underground” de Tom Waits. Una impresión que se reforzaría más tarde con “Sin reverencias”, pura canción de autor en la línea del Loquillo de ‘Con elegancia’ o ‘La vida por delante’. Una faceta inédita que hubiera sido impensable al lado de Boni y Alfredo.

Alternaron muy sabiamente los clásicos con los cortes del nuevo disco, aunque en cuanto a aceptación tampoco existiera mucha diferencia, pues se recibía con similar alborozo “Tentando a la suerte” que “Ya no anochece igual”, por ejemplo. Pero bueno, con un repertorio tan prolífico, uno puede hacer casi lo que quiera.

Se tornó reivindicativo en “Nos hace morir” al afirmar que “nunca serán demasiadas las canciones sobre los malos tratos” y censurar esa lacra que no se acabará con leyes políticamente correctas, sino abordando el tema sin complejos y tocando además a la peña donde más les duele. Sí, en la cartera.

Relajaron el pistón por unos momentos con “Collar abandonado” y “Cordones de mimbre”, pero enseguida recuperaron empaque con el “Frío” de Alarma, otra de las que no faltaba antaño con los Barri.

Una nueva vuelta de tuerca se produjo al anunciar Enrique que había llegado la hora de hablar de “hijos e hijas de la gran puta”, un tramo que inauguró con “Están para violarlas”, en referencia a las célebres infames palabras de José Manuel Castelao, presidente del Consejo General de la Ciudadanía Exterior, uno de esos cargos inútiles de la casta que uno no sabe muy bien para qué sirve.

Durante “Olvido o rebeldía” sufrieron uno de esos percances que a veces suceden en directo: Brigi se cargó el bombo y hubo que montar otro en tiempo récord. No era de extrañar, pues menudos viajes pegaba a las baquetas, siempre salimos con la boca abierta al ver aporrear a este señor. ¡Cómo no le dio por dedicarse plenamente a ese instrumento antes!

Solucionado el problema, siguieron con la parte más trepidante del bolo con el himno “Oveja Negra”, aunque condescendieron con el in crescendo “Lentos Minutos”. De poner pelos de punta fue la muchedumbre entonando a capella el “Animal caliente” y en “Verte a la mierda” se acordaron del cara huevo que todavía es Ministro de Cultura, no sin defender antes una “enseñanza pública sin tener en cuenta los resultados académicos”.

Y con más vigencia que nunca resuena la estrofa de “Barrio Conflictivo” “la tortura en los interrogatorios”, que deberían cantársela al oído a los cuerpos policiales del futuro Estado de Cataluña, donde, como nos enseñó el documental ‘Ciutat Morta’, en pleno siglo XXI todavía pueden detenerte por tus pintas. Así por la jeta.

Tras “En blanco y negro” se retiraron y algunos de entre el respetable empezaron a cantar “Esta noche”, pero eso no tocaba. Prefirieron acordarse de la etapa de Txarrena con “Empujo Pa’ Ki” y “Todos los Gatos”, sin olvidarse de la imprescindible “No Hay Tregua”, en la que todavía existen impresentables que ensalzan a los yihadistas que atentaban contra periodistas y medios de comunicación.

A partir de aquí ya solo se admitirían cosas gordas, aunque la “Peineta y mantilla” de Cospedal no desentonó lo más mínimo, con El Drogas exigiendo “guillotina, como decía Evaristo”. Hubiéramos cambiado por algún otro clásico “Víctima”, pero a nadie amarga un dulce. Pasaban ya de largo los 120 minutos en escena y su voluntad parecía infatigable, pues regresaron por segunda vez con más bises, protagonizados por “En la silla eléctrica”, “Azulejo Frío” y un “Otros Tragos” que funcionó a modo de coda con Brigi uniéndose a Flako y Txus con la acústica.

“No solo es un puto placer, es un puto lujo”. Así agradeció Enrique el entusiasmo de la congregación y lo cierto es que razón no le faltaba. Pocos artistas ofrecen a día de hoy un descomunal repertorio de hasta 40 temas, 3 horas de valles y montañas, subidas y bajadas para contentar incluso al fan más exigente. Dio en el clavo por completo con su definición de la velada: un puto lujo, de verdad.

Texto: Alfredo Villaescusa

Fotos: Marina Ruano

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Esta entrada fue escrita por Redacción

2 comentarios

  • Juandie dice:

    Quizás esa noche en tierras vascas estos músicos dieran un buen concierto de tres horas y demás pero la verdad que me parece ridículo dichos músicos con esas pintas y poco me llama ya la atención lo que haga EL DROGAS en solitario para que negarlo.Ya que tocan muchas versiones de BARRICADA podrían reunirse este año la formación clásica y de paso KOMA también ostias!!!

  • CÓDIGO 666 dice:

    forma parte del espectáculo la ropa , las pelucas , etc etc , como forma parte del espectácolo llevar cadenas , pinchos , etc etc , solo es espectáculo y no busquemos tres pies al gato , un saludo...

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