DIKERS: AL GUSTO DE TODOS

7 mayo, 2012 12:33 pm Publicado por  1 Comentario

Sala Azkena, Bilbao

A pesar de que muchas de sus canciones posean un matiz metalero o incluso cercano al rock urbano, el grupo fundado por Iker Piedrafita para la mayoría sigue vinculado a ese punk pop tan demonizado en ciertos sectores en la estela de Despistaos o Pignoise. Lo cual lleva aparejado un par de consecuencias: por una parte, la masiva presencia de féminas en sus bolos, un aliciente para el público masculino, sin duda. Y por otro, el desprecio de los más aguerridos que sin detenerse a escuchar ni un disco suyo ya los meten en el saco de los pastelosos innombrables, aunque hayan mantenido una trayectoria coherente y jamás se hayan prestado a bajezas tales como tocar en saraos de partidos políticos en principio contrarios al rock.

Por lo tanto, tampoco sorprendió que el recinto a hora temprana presentara un marcado ambiente juvenil, o más bien adolescente, con peña de Cantabria y hasta algún entusiasta venido desde Berlín. Para como está el tema, cuando la asistencia en torno a las 20 personas va camino de convertirse en algo de lo más habitual, los navarros lograron una buena entrada y no les costó que el respetable se entregara a ellos en cuerpo, alma y pulmón.

Sin teloneros de por medio, los Dikers asestaron ya de primeras un golpe contundente con “Absurda Realidad”, esa certera mirada acerca de la actualidad que abre su reciente ‘Casi Nunca Llueve’. Añadieron un poco de miel sin perder la garra en “Dos Pasos”, mientras que con “Al Azar” y “El Cepo” demostraron que ante algunas piezas sobran las presentaciones para que el personal se arranque a corear como si le fuera la vida en ello.

Un inicio realmente trepidante que no impidió que progresivamente fueran ganando matices y variedad de la misma manera en que lo consiguen en su último largo. Precisamente, “Como un circo ambulante”, esa suerte de pariente cercano de “Carrusel” con su aire a lo Fall Out Boy, fue una de las más celebradas y la impronta guitarrera que le dio Iker para nada desmereció la versión en estudio. Está claro que gran parte de la concurrencia llevaba la lección aprendida, lo cual no deja de ser sorprendente para un disco que lleva en la calle apenas dos meses.

¿Pero iban a dejarnos respirar en algún momento? Menos mal que “Si Tú Te Vas” sirvió para que las chicas se agarrasen entre ellas fraternalmente e hicieran piña a la hora de entonar, aunque algún chico quisiera también apuntarse a esa fiesta del pijama. Y “Nadie” o “Tentación” añadían versatilidad mayor si cabe a un repertorio equilibrado como pocos, pues sonaron piezas de sus seis trabajos discográficos, desde la rebelde “No Me Importa” hasta el último single “Corazón de Trapo”, sin esconder nada debajo de la alfombra ni avergonzarse de ninguna etapa.

Era por consiguiente una buena oportunidad para empaparse de un tirón de la trayectoria de una banda que ha sabido evolucionar sin perder de vista sus orígenes, ampliando en cada entrega su punto de mira sin importarles el qué dirán. Podrán existir miles de combos en un palo tan trillado y sujeto a reproches, pero pocos pueden presumir de unas composiciones tan redondas y un abanico musical que abarca rock alternativo, punk rock, arrebatos metaleros y hasta una indisimulada alma pop.

Iker se mostró campechano, atreviéndose incluso a contar un chiste, y como hemos dicho, con un respetable tan entregado desde el primer minuto, lo tenía ya casi todo ganado. Si a ello le sumamos la simpatía de Ubaldo Puente al bajo, se nota que corría por su cuerpo la vena del directo por la forma en que vivía cada canción, y un sonido impresionante, algo habitual en ese local, el triunfo estaba asegurado.

Lo bueno del bolo era que parecía para todos los públicos, ya que se saltaba en un momento de las guitarreras “Sigo en Pie” o “De Narices” a la melosidad de “Casi Nunca Llueve” para regocijo de las chavalillas. Por supuesto no faltaron las imprescindibles “Las Noches que me Inventé”, donde enseñaron a la gente a saltar, “Perro Callejero” o “Ronco Invierno”, una nueva ocasión de que las féminas confraternizasen y de que los maromos “arrimasen la cebolleta”, como sugirió Iker.

“Dale Gas” hizo honor a su título al desatar unos cuantos pogos recatados e insufló combustible a una actuación que ya iba tocando a su fin. La sala atronó con los ‘beste bat’ de rigor para los bises, a los que los navarros accedieron sin demasiados aspavientos. La vertiente rockera se impuso en un “Tengo un Plan” muy enérgico antes de que Iker anunciara la versión de “un grupo de chavales que están empezando.”

Por supuesto, el hombre andaba de coña y amagó cantando la primera estrofa del “Punto de Mira” de Barricada siguiendo la broma. No colaba, porque ya sabíamos que el colofón perfecto sería “Esta es una Noche de Rock & Roll”, una afirmación que resumía el espíritu de la velada pese a algún determinado momento almibarado. Una pena que pocos parecieran conocer un tema tan clave en la historia del rock de este país.

Quizás algunos desde el inmovilismo musical los sigan considerando una panda de moñas, pero sin duda tienen un directo contundente que ya les gustaría a la mayoría de bandas de su palo. Son capaces de configurar un menú al gusto de todos con los ingredientes sazonados en su justa medida. Para rebañar hasta la última gota y repetir, vamos.

Alfredo Villaescusa

Redacción
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