Crónica de Diamond Dogs: Ese viejo entretenimiento

17 septiembre, 2015 4:36 pm Publicado por  2 Comentarios

Kafe Antzokia, Bilbao

intdiamondTal vez uno sea consciente del verdadero paso del tiempo cuando le da por mirar atrás y pensar cómo era la vida en plenos años mozos. Sí, ese arcaico mundo sin Internet ni redes sociales que casi parece de la noche de los tiempos en el que si querías buscar información tenías que ir a bibliotecas y husmear libros durante horas y horas, o si por ejemplo te gustaba alguna chica no valía lo de escudarse detrás de una pantalla, había que echarle un par de huevos al asunto antes de tomarse un buen lingotazo para romper el hielo.

De entre todas estas costumbres carpetovetónicas existe una que de momento perdura hasta nuestros días: el acudir a conciertos. Es de justicia señalar que los hábitos del personal han variado sustancialmente en este aspecto y lo que antes era un simple complemento a los ingresos procedentes de la venta de discos y demás, ahora se ha convertido en una exclusiva fuente de supervivencia y que además sirve para realizar una especie de selección natural que distinga el impepinable talento de la simple morralla.

Curtidos en los escenarios desde que se formaran a principios de los noventa, los suecos Diamond Dogs llevan ya unas cuantas décadas recorriéndose la península reivindicando lo añejo con un estilo deudor hasta las cachas de Rod Stewart, The Faces y los Rolling Stones de la época del ‘Exile on Main Street’. Al igual que The Dictators, casi se ha transformado en una suerte de tradición lo de visitarnos cada año, un ritual que incluso han registrado recientemente en un álbum en directo titulado ‘Live In Bilbao’, grabado precisamente en la misma sala de la presente crónica.

Pero el globo tarde o temprano debería empezar a desinflarse y eso fue lo que sucedió ligeramente aquella noche, había una nutrida multitud suficiente para proporcionar calor humano, pero bastante lejos de aquel lugar abarrotado de la ocasión precedente. Septiembre suele ser un mes complicado en lo que respecta a asistencia, por lo que el ajustado resultado obtenido ya era motivo sobrado para darse con un canto en los dientes.

Sin demasiada parafernalia, el sempiterno Sulo y sus Diamond Dogs encendieron la mecha con “Stop Barking Up The Wrong Tree”, elocuente testimonio de su reciente ‘Quitters And Complainers’. No tardaron en pisar a fondo con el clásico “Goodbye, Miss Jill” y se remontaron todavía más en el tiempo con “Honked!”, ideal para que su carismático vocalista se paseara con el pie de micro con su habitual pose a lo Rod Stewart.

Había un componente emotivo en la actuación de la velada y eso era el recuerdo a su desaparecido saxofonista Magic Gunnarson, fallecido el año pasado, al que dedicaron “Black Ribbons (For Magic)”. De hecho, fue una de las ausencias que más se sintió en el recital, imposible no acordarse del realce que proporcionaban los vientos en temas como “Autopilot”, que por cierto no tocaron. Una pena asimismo que tampoco hayan buscado un reemplazo para una seña tan particular de su sonido.

Nunca suele faltar en sus bolos la baladita sincera, que recayó en “Broken”, otra del nuevo, que como siempre, nunca supone vuelta de tuerca alguna, lo suyo son los sabores tradicionales de la tierra, las alubias de toda la vida. Pero Sulo es viejo zorro en lo que respecta a tratar con el respetable y preguntó si nos apetecía “bailar rock n’ roll” antes de arrancarse con un “Off The Record” que devino en una jam session de poso sureño. “Every Little Crack” era otra de las imprescindibles y en “Hand On Heart” el simpático voceras demostró lo mucho que le latía el pecho, jamás se les podría acusar de falta de entrega.

Supieron alternar con sabiduría los remansos de paz con la adrenalina, tuvieron un acierto total al rescatar el recurrente “Pills” de Bo Diddley, que ya incluyeran los travestidos macarras New York Dolls en su álbum debut, y a continuación tocar la fibra sensible con “Rush For Comfort”, oportunidad de oro para que se luciera su guitarra rubiales.

Sulo bajó las escaleras para el consabido baño de masas y un fan no pudo reprimir la emoción y le estampó un beso en la mejilla. Y de esta guisa, con la concurrencia a escasos metros, entonó “Anywhere Tonight” cediendo el micro a los presentes en repetidas ocasiones. Y “On The Sunny Side Of Hell” tal vez haga referencia a su capacidad felina para caer en la posición adecuada, da igual lo mucho que les hayas visto, siempre consiguen arrancarte una sonrisa al salir del recinto, probablemente no sea uno de los conciertos de tu vida, pero tampoco de los peores.

Se sienten tan a gusto en el País Vasco que su carismático frontman en el turno de las presentaciones dijo que era de Bilbao, algo que no extrañaría por sus frecuentes visitas, ahora incluso el nombre del ‘Botxo’ pasará a ocupar un lugar importante en su discografía. Que no estuviera abarrotada la sala no significa que el entusiasmo perdiera fuelle, por lo que volvieron para los obligados bises con el poso soul de “Somebody Else’s Door” y su himno “Sad To Say I’m Sorry”, que podría colocarse en pie de igualdad con el “Maggie May” de Rod Stewart.

El colofón llegó con las versiones de “Wild Side of Life” de Hank Thompson, camuflada totalmente en su repertorio hasta el punto de parecer un tema suyo, y el clásico “Bring It On Home To Me” de Sam Cooke, donde observamos a tres chicas en la parte superior del Antzoki levantando brazos, dando vueltas como peonzas y agitando cabelleras. Todo un espectáculo.

Puede que la tecnología avance a un ritmo incesante y lo que antaño era novedoso se torne obsoleto a los pocos días, aunque la antigüedad a veces confiera ciertos galones. Es lo que sucede con “ese viejo entretenimiento llamado rock n’ roll” del que hablaba Sulo, ese que no tarda demasiado en cargar ni tampoco se suele quedar colgado así de repente por obra y gracia de los astros. Lo único que hay que encender es el alma.

Texto y foto: Alfredo Villaescusa

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Esta entrada fue escrita por Redacción

2 comentarios

  • Juandie dice:

    Cojonuda crónica por parte de VILLAESCUSA como siempre en tierras vascas y esta vez hacia estos clásicos del mejor rock europeo desde hace muchísimos años como son los DIAMOND DOGS que en esa noche bilbaína y con esos temas arrasaron entre la peña que fue a verles además de estar muy comunicativos y simpáticos los músicos con la peña.La verdad que nuestro país desde siempre les ha abierto los brazos a estos suecos y se les quiere por aquí!!!

  • talion dice:

    grandes los diamond

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