Crónica del Rock Of Ages Festival 2016: Cuando la calidad no tiene edad

4 agosto, 2016 11:02 am Publicado por  Deja tus comentarios

Seebronn (Stuttgart), Alemania.

Por segundo año consecutivo visitamos la localidad de Seebronn (Alemania) para disfrutar de uno de los festivales más familiares de Europa: el Rock Of Ages.

Ya en su undécima edición, el Rock Of Ages sigue contando con el atractivo de ser un festival pensado para disfrutar viendo a esos clasicazos que, aún hoy en día, saben hacernos vibrar, gracias en gran medida a la confluencia de la calidad en el sonido y a las buenas infraestructuras que el festival propone.

El Rock of Ages cuenta con un cartel en el que confluyen como en ningún otro bandas clásicas, cuyo calibre está más que demostrado y cuya vigencia sólo se pone en duda si no se les ha podido ver en sus actuales directos; gracias a ellos, este año el ROA nos ha ofrecido mil y una sensaciones que hemos vivido con festiva intensidad y que esperamos saber trasladaros a través de esta crónica.

Si el pasado año nos quedamos con el sabor agridulce que nos propuso la cancelación en el último momento de una de nuestras bandas favoritas, Magnum (les perdieron los instrumentos en su vuelo hacia Stuttgart), este año hemos tenido palos a doble ración. Por un lado, el adiós de UFO al festival a tres días por culpa -según la versión oficial- de una hernia que sufrió Phil Mogg y, por el otro, el cierre del aeropuerto de Stuttgart por la salida de pista de un avión, que hizo que la veterana Kim Wilde no pudiera llegar para cerrar el festival como estaba previsto. Estas suelen ser cuestiones imprevisibles que debemos entender y aceptar, pero no en el caso de que estas bajas no se cubran adecuadamente o directamente, no se subsanen, como es el caso de lo sucedido en el ROA, dejando un espacio en blanco en el cartel (caso de Magnum el pasado año y de UFO y Kim Wilde en éste). La fórmula se convierte en uno de los datos inaceptables que la organización debe afrontar; en Alemania se debe poder encontrar a una banda digna que sustituya las caídas de cartel.

Otro punto negativo que nosotros no sufrimos, pero del que nos solidarizamos, es la evidente falta de baños para damas; fuimos testigos de las intensas colas que tenían que afrontar para desahogar sus esfínteres.

Los precios, como casi siempre en los festivales, son algo elevados para la cantidad y calidad que se ofrece. Espero que alguna vez los promotores de festivales -siempre existe la excepción- lleguen a cobrar los mismos precios que podemos encontrar en un bar; seguro que así todos saldríamos ganando.

Podemos decir que estos son los puntos negativos de un festival familiar que, por otra parte, está bien pensado y estructurado, con buenos servicios, buenas bandas, buen sonido en general y con buenas perspectivas de futuro. Un festival que recomiendo visitar si lo que te gusta es poder disfrutar de esas bandas difíciles de ver en un ambiente relajado y de calidad. Como dijo el cantante Klaus Eberhartingen (EAV) en su divertida actuación: "Bienvenidos todos al Jurassic Park Festival". JF

Viernes 29

Iniciar una crónica con el hecho de haberte perdido una actuación que esperabas por culpa de un GPS que te obliga a hacer casi 125 Km más por carreteras saturadas de trafico no es lo mejor, pero así fue. Por ello, no pude repetir las positivas sensaciones que, a pesar de lo forzada de su voz, Graham Bonnet y su banda me dejaron en el Sweden Rock. Estamos en la era de las nuevas tecnologías, pero a veces estas nos juegan malas pasadas en el peor momento. JF

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Axel Rudi Pell

A quién sí pudimos disfrutar fueron a unos Saga que nos mostraron una parte mucho más melódica y sinfónica de lo que les recordaba en directo. La salida del cantante Rob Moratti de la banda canadiense en 2011 y el regreso de Michael Sadler ha marcado unas referencias mucho menos AOR y, por defecto, más clásicas y progresivas en su estilo, lo que aporta a los temas más técnica pero menos efectividad y dinamismo. Desgraciadamente, sólo temas como "On The Loose", "You're Not Alone", "Keep It Real", "How Long", "Careful Where You Step", "The Flyer" o "Book Of Lies" destacaron en un setlist que, a pesar de alargarse por la mencionada ausencia de UFO en el cartel, no acabó de hacerme vibrar. JF

Hacía tiempo que no veía el guitarrista teutón y menos en condiciones, porqué las dos últimas veces que le vi, siempre tuvo que afrontar problemas. Una fue en el Rock Machina 2001, en el que se le rompieron un montón de veces las cuerdas de su Stratocaster hasta quedarse sin de repuesto, y la última en la gira de presentación de su trabajo 'Mystica' en la Ciudad Condal; en ese concierto, un percance de última hora en su espalda le imposibilitó realizar una actuación en condiciones. Aquí el germano jugaba en casa y yo estaba rezando para que no hubiera ningún problema... como así fue. Axel Rudi Pell hizo un gran concierto. No sólo él, si no también toda su banda. Arrancaron la actuación con la intro “Lenta Fortuna” y el tema rápido “Fire” de su último disco 'Game of Sins'. En los primeros compases del corte noté un cambio en la manera de tocar del nuevo baterista Bobby Rondinelli frente a su antiguo, Mike Terrana, éste más próximo a estilos más contundentes del heavy. El ex de Blue Oyster Cult, Rainbow o Black Sabbath le da un toque más hard rock a los temas de Axel, recordándome a los inicios de su formación. Así se notó en el comienzo del setlist, con una “Fool, Fool” que sin descanso dio paso a “Nasty Reputation”. Gioeli, con una voz y un carisma inconmensurables, paró para afrontar  “Strong as a Rock”, ideal para hacer cantar al público y preparar el camino para los temas más largos y épicos de la formación como “Game Of Sin”, que evoca al recuerdo de Heaven and Hell de los Sabbath con Dio. Rápidamente llegó el que para mí es su mejor tema, como comentó Gioeli, “Mystica". En esta canción(¡por fin!) Axel Rudi Pell se mostró como líder de la formación e hizo participar al público mostrándose en la pasarela central del escenario. Este aspecto reservado que tiene el germano, como si estuviera en otro mundo cediendo protagonismo a Gioeli o al teclista Doernberg, es algo que debería de cuidar más. Él es su banda y su banda trabaja, eso sí, perfectamente, para él. No hay que olvidar este aspecto. Volviendo al concierto, nos esperaba una de las sorpresas de la noche, la gran balada “The Line”, con la que la se hizo realidad en Seebronn. ¿Qué más puedo decir? Hay momentos en la vida que uno los tiene que vivir y que, por más que lo expliques, el relato nunca será suficiente. Y “Burning Chains”, con un Axel que hizo cantar al público con su guitarra, es uno de ellos. Se iba acercando la hora final del concierto con una bailable “Rock The Nation”. En total, una hora y diez minutos que se me hicieron muy cortos. Temas como “Oceans Of Time”, “The Masquerade Ball” o “Casbah” se quedaron fuera del set-list. Pero por nada del mundo los hubiera cambiado por dejar fuera la majestuosa “The Line”, para mí, la mejor balada del festival. XB

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In Extremo

Hacía mucho tiempo que no me reencontraba con el septeto berlinés In Extremo en concierto y lo cierto es que su presencia en el ROA era bastante motivadora para mí; máxime ante la perspectiva de volver a disfrutar de unos temas que en directo siempre me han dejado buenas sensaciones. Con la excusa de la presentación de su actual y exitoso larga duración ‘Quid Pro Quo’ (2016) y jugando en casa, In Extremo nos ofrecieron un buen concierto que sólo se torció por el hecho de contar con un sonido excesivamente agudo. Sonido cuyo afilamiento negó la nitidez necesaria en las armonías de su columna vertebral: unas gaitas que rompieron la efectividad del festivo folk metal de carácter medieval. Aunque el activo cantante Michael Rhein se dejó los restos, a la banda se la notaba forzada, supongo que por el sonido que recibían desde el monitoraje. Así y todo, Michael se encargó de transmitir el sentido musical de la banda en un variado abanico de lenguas y dialectos, como el alemán, el inglés, el latín, el francés antiguo o el alto alemán, idiomas que percutieron en un público sumamente receptivo y animado.

El concierto contó con mucho lujo visual, efectos que en todo momento recogieron un setlist plagado de referencias a unos grandes éxitos –mayoritariamente basados en las versiones reconstruidas por In Extremo de clásicos medievales- que se intercalaron convenientemente con los aspectos más novedosos de lo contenido en ‘Quid Pro Quo’. Aunque ni las gigantes llamaradas, la lluvia de tiras de papeles, las explosiones o la entrega de la banda pudieron concluir con lo merecido, ya que por desgracia el sonido en esta ocasión resultó ser su peor aliado.

Tan sólo el tema que dio título a su anterior álbum, ‘Mein Rasend Herz’ (“Rasen Herz”), los de su actual ‘Kunstraub’: “Feuertaufe”, “Belladonna” y “Gaukler”; los de ‘Quid Pro Quo’: “Stortebecker”, “Sternhagervoll”, “Moonshiner” y el homónimo “Quid Pro Quo”; junto a otros clásicos del estilo de “Vollmond”, “Ai Vist Lo Lop” o “Spiellmannsfluch”, fueron lo único que pude disfrutar de un setlist que, de no ser por el mencionado y chirriante sonido de las gaitas, hubiera sido una fiesta con todas las de la ley. Espero resarcirme pronto de ello ¡Ganas no me faltan! JF

Sábado 30

Segundo día de festival y, por suerte, el único sin recortes en el cartel, pero sí con cambio de banda en su inicio ya que los previstos Detlev Jöcker fueron sustituidos por la banda local Cucumber.

Tras bastantes atascos en las carreteras que nos llevarían desde Stuttgart hasta Seebronn, pero a tiempo, nos plantamos ante el único escenario del festival bajo un sol de justicia y aún con muy poco público en el frontstage. Poca audiencia, pero muy entregada y con ganas de pasarlo bien desde el primer momento del festival, fuimos los que disfrutamos del hard rock con toques de blues y cierta experimentación de un quinteto que bajo el nombre de Cucumber nos deleitó, con temas con buena esencia que a primera hora encajaron bien con el ánimo aún lento de quienes pensamos que el festival empieza y acaba con el horario marcado por la organización. Buenas sensaciones para iniciar el día más potente del festival. JF

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Ambiente del concierto de Ken Hensley + Our Propaganda

Tenía ganas de ver esta joven formación alemana creada en el 2007 por dos motivos: porque hay que apoyar a los jóvenes y porque, en este festival dónde dominan las formaciones “veteranas”, no lo tienen fácil. Es difícil encontrar en antiguos carteles del festival una apuesta tan arriesgada como esta incorporación. Por otro lado, había escuchado algún tema de ellos que me recordaban un poco a los suecos Horisont, banda que merece la pena escuchar. La realidad fue distinta a lo que me encontré, y eso que los chavales lo hicieron bien, sin errores, sin nervios, muy cohesionados y con tablas pese a su juventud; y es que los ocho años de carrera se notan. Pero mientras los iba escuchando me estaba preguntando... ¿de verdad hace falta otra banda de cabalgadas incesantes y previsibles de la NWOBHM que no aporten ninguna novedad más que una buena ejecución en las tablas? Los pocos presentes que les prestaron atención al principio del concierto, con un sol de justicia, terminaron aburridos. Y es que la mayoría de temas sonaban o recordaban a otros. Temas como “Rock 'n' Roll”, que no tiene nada de este estilo, o “Empire Rising” fueron lo más destacado; por eso creo que son sus temas más icónicos, ya que aportan un poco de novedad delante de un repertorio tan homogéneo. Eso sí, si buscas una formación que suenen más Iron Maiden que los propios, Black Slash son vuestra banda, sin ninguna duda. XB

Segunda ocasión que tenía de poder ver en directo a una de las bandas que junto a Led Zeppelin, Black Sabbath, Uriah Heep y Deep Purple más hizo por el heavy metal en sus inicios. Y lo hicieron desde sus inicios, con aquel álbum que vio la luz a principios de los setenta y que fue bautizado con el nombre de la banda, Lucifer’s Friend. Éste es un disco que contiene piezas clave en los cimientos del estilo como lo siguen siendo “Ride The Sky”, “Time Of Job” y “Keep Goin´”. Temas que desde luego no faltaron en un setlist que también recogió las partes más evolutivas de ese LP que en este año cumple cuatro decenios y que representó la despedida de John Lawton de la banda para unirse a Uriah Heep. Lucifer’s Friend tributaron a ‘Mind Exploding’ con la que para mí es la mejor pieza de éste, la expeditiva “Moonshine Rider”, en la que Lawton demostró seguir contando con una voz capaz de soportar el nivel de los exigentes matices que el hit contiene, aunque eso sí, con reservas en los agudos. Agudos que sí explotaron en temas como los incluidos en su última obra, el recopilatorio ‘Awakening’ (2015) y que tuvieron en “Fire & Rain”, “Hey Driver”, la balada “Burning Ships” y los novedosos “Pray”, “Riding High” y “Did You Ever” las exposiciones de una banda que, a mi parecer, aún adolece por la falta de Peter Hecht a los teclados, de quién sobre todo echo de menos el sonido de su Hammond. En contrapartida a ello, Lucifer’s Friend cuentan con un solvente Stephan Eggert tras unas baterías que saben fortalecer unos himnos que tuve la fortuna de revivir y disfrutar. ¡Grandes! JF

Tras los matices de Lucifer’s Friend tocaba el turno de disfrutar con la entrega de los suecos Treat, banda que mamó de los orígenes del hard rock y del heavy metal por igual. Treat ha sido una formación de culto y así es venerada en Escandinavia más que en otro lado, haciendo buena la frase “ser profetas en su tierra”. Sigue contando con la eficiencia de Robert Emlund a las voces para matizar unos temas que se enervan por la presencia del siempre expeditivo y multifuncional bajista Pontus Egberg (King Diamond, The Poodles, Hammerfall, Lion’s Share…) y cómo no, por el cerebro de la banda, el guitarra Anders Wikstrom. Treat dio un buen repaso a su ya dilatada trayectoria haciéndonos sudar la gota gorda en la entrega de un concierto que se inició con el tema que bautiza a su última obra discográfica, ‘Ghost Of Graceland’. A éste le siguieron los enfáticos y muy festejados “Ready For The Taking”, “Papertiger”, de su extraordinario ‘A Coup The Grace’; o el medio tempo evolutivo “Endangered”, otro hit de ‘A coup The Grace, que esta vez contó con mucho más poder de efectividad en la participación del público, que fue el potentísimo “Roar”. Y cómo no podía ser menos, los subidones llegaron en esos incipientes solos de guitarra reconducidos por los teclados y los coros en “Conspiracy” y “World Of Promises”. Faltaron muchos clásicos que en anteriores conciertos sí había podido disfrutar, como “Rev It Up”, “Best Of Me” o “Learn To Fly”… quizá por ello el concierto no llegó a la excelencia, pero sí nos dejó con la garganta bien reseca. JF

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Los más pequeños también pudieron disfrutar de los conciertos del Rock Of Ages 2016

Tras el perceptivo cambio de rider, y con la hora casi en punto, íbamos a poder disfrutar de otro de esos grandes nombres que quedan en la sombra de muchos, pero que dio luz a muchos otros: el ex frontman de Manfred Mann’s Earth Band, Chris Thompson, otro de los tesoros escondidos en el cartel del festival. Chris ha sido más conocido por lo logrado con Manfred Mann y por sus colaboraciones con artistas como Jeff Wayne, Elton John, Starship, Ian Gillan, Brian May, Gary Moore o Alan Parson (entre muchos otros), que por lo logrado en su carrera en solitario. Aun así, sólo hay que atreverse a adentrarse aun poco en esa carrera para darnos cuenta del gran valuarte que es Thompson en el ámbito del rock. El concierto se inició con la intro sinfónica de su opera prima ‘The War Of The Worlds’, desenvolviéndose entre el rock & blues y el rock progresivo con sus éxitos “If You Remember Me”, “Hot Summer Night”, “Demolition Man” o “WoeIs Me”; para mí, este sarcástico blues es el tema más destacado de un álbum plenamente recomendable como es ‘Toys & Dishes’ (2014), la última obra discográfica del cantante y guitarra neozelandés. Pero el momento a destacar fue la entrega con la que se disfrutó del clásico de Bob Dylan que el teclista sudafricano Manfred Mann erigió como un himno y que tanto nos recuerda al tristemente desaparecido Steve Lee (Gotthard). El clásico no es otro que un “Mighty Quinn” que resonó en la campiña de Seebronn a toda potencia, figurando como uno de los himnos más coreados del festival. Thompson y su banda, que también estuvo a la altura, aportaron esencia y talento al por igual. JF

Otro de los momentos que esperaba con especial nerviosismo fue la actuación de Ken Hensley con sus nuevos acompañantes, el joven cuarteto oriundo de Hampshire (UK) Our Propaganda. El virtuoso teclista iba a darnos un buen repaso a los éxitos que Ken en los setenta con unos Uriah Heep que el pasado año fueron una de las bandas más destacadas en este mismo festival. El concierto inició con cierto retraso con respecto al horario previsto y la expectación entre el respetable era máxima; el frontspace se apreciaba repleto de unos fans que lo íbamos a dar todo. Uno a uno, el cuarteto de Hampshire se situó en su lugar correspondiente y, sin perder un momento, Ken impulsó sus dedos sobre su clásico Hammond B3, del que surgieron los primeros armónicos distorsionados de los dos teclados de cinco octavas y que desataron el frenetismo, la locura e incluso, extraño en el festival, salvajes headbangings… Y es que el inicio del concierto de Ken fue apoteósico. “Gypsy” sonó como un martillo neumático haciéndolo vibrar todo y a todos. Las teclas de Ken explotaron en las pétreas melodías de un tema que se vivió con absoluta intensidad. El subidón fue de campeonato y, a pesar de unos problemas en el sonido que percibía Ken en su monitor, el denso himno consiguió su propósito: enervarnos desde un primer momento y hacer subir la adrenalina al máximo. Our Propaganda cumplió bien con su cometido en “Gypsy” y consiguió lo que pocas bandas lograron en este festival: hacer enloquecer al público desde el primer momento. Pero Ken y Our Propaganda aún se desenvolvieron mejor en las melodías de otro temazo que se soldó a “Gypsy”: el intenso y revolucionado “Easy Livin’”. El clásico se celebró igual que lo habíamos hecho en su predecesor, pero éste venía con la grata sorpresa de  un alargado, poderoso y enervante solo de Hammond en el que Ken lo dio todo, animando al guitarra Harvey Groom a emplearse a fondo. El inicio del concierto había tomado el camino más heavy y eso se agradeció al término de cada canción. Con una voz y posicionamiento que en algunos aspectos me recordaron al de David Byron, el cantante Jack Denton tomó protagonismo en la ejecución de un “Stealin’” que radicalmente me dejó sin voz. Los coros habían sido enormes en el estribillo del clásico y la banda sorprendió con su entrega, sobre todo en las líneas de bajo y batería, partes que en todo momento defendieron apasionadamente Joe Newman y Charlie Denton, respectivamente. Los coros volvieron a ser protagonistas en un melódico “Circle Of Hands” que representó a aquel magnífico ‘The Magician’s Bithday’ que Ken nos presentó con una sonrisa. Pero el momento más álgido de la actuación aún estaba por llegar, y lo hizo de manera exaltada y mágica en esa genialidad melódica y progresiva que es “July Morning”. ¡Enérgica, salvaje, rompedora, excelente! Siempre que la escucho se me ponen los pelos como escarpias ¡Vaya pasada de interpretación! Es difícil definir la sensación, hay que vivirla y disfrutarla, y ahí está, queda para el recuerdo de manera imborrable. No importó que la voz de Jack no llegase a los registros más altos de esos agudos que antaño sobresalían en la garganta de David Byron... ¡ya lo hicieron en los nuestros! Tras el éxtasis del evolutivo temazo, llegó una parte más melódica y reposada que contó con el acompañamiento de Ken de una guitarra acústica, con él a las voces centrales. El final del concierto se dio con himnos rompegargantas como “The Wizard”, “Tales” y “Lady In Black”; himnos que llenaron de embrujo, fascinación, sentimiento, pasión y simpatía un frontstage desde el que agradecidos dimos todo lo que aún nos quedaba. Quedaron minutos que gastar, pero la banda no volvió a salir. Como siempre me quedé con ganas de más, pero más que satisfecho por lo experimentado. ¡Gracias Ken!

¿Apasionado? ¿Qué queréis que os diga? Si es que siempre que escucho el nombre de Uriah Heep se me sigue quebrando la voz. JF

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Magnum

Con la adrenalina aún por las nubes, iba a volver a disfrutar de otra de mis bandas favoritas, Magnum... ¡e iba a hacerlo después del conciertazo de Ken Hensley y tras haber disfrutado con la voz de John Lawton en Lucifer’s Friend!

El pasado año Magnum no pudo actuar en el festival por culpa de la pérdida de instrumentos que sufrió la banda, pero éste íbamos a resarcirnos de lo lindo. El inicio fue tan sorprendente y enervante como lo fue el de Ken Hensley con “Gypsy”. Magnum dio el pistoletazo de salida con un revolucionador temazo como lo es “Soldier Of The Line”. Desde ese primer momento pudimos comprobar que Bob Catley sigue siendo todo un referente a las voces y uno de los mejores frontman del hard rock. Sus poses, sus gestos, su voz… todo está lleno del feeling más transmisor y motivador. Tras el clásico incluido en ‘Chase The Dragon’ otro tema no menos enervante, iba a volver a darnos otro subidón, en esta ocasión de forma mucho más melódica y sentimental pero igual de eficiente. Y es que la magia de “On A Storyteller’s Night”  nos iba a desbordar gracias a esa  catarata de sensaciones que contiene. ‘On A Storyteller’s Night’ ya ha cumplido los treinta años desde su edición en 1985, y llevo todos ellos sintiendo las mismas sensaciones de ilusión, sorpresa y apasionamiento que cuando lo compré en Andorra, antes de que se editase en nuestro país. Ahí la música de Magnum me tocó la fibra y surgió un amor que aún perdura en sus nuevos trabajos, caso del actual ‘Sacred Blood, Divine Lies’, cuyo homónimo fue el siguiente en sonar. Quizás Xavi tiene razón y Magnum deberían haber propuesto más temas del ‘On A Storyteller’s Night’ como “How Far Jerusalem”, “Just Like An Arrow”, “Two Hearts” o “The Last Dance”, pero yo me lo paso bien con cada genialidad de la banda; por ello, “Crazy Old Mothers” y “Your Dreams Wont Die” los disfruté al mismo nivel que un “All Englands Eyes” que nos hizo cantar al máximo nivel. Y es que Mark Stanway, tras Ken Hensley, sigue siendo mi referente a la hora de hablar del trabajo de un teclista aún en activo. Las bases de Al Barrow y Harry James se igualan a lo que en su día propusieron Gary Thain y Lee Kerslake en Uriah Heep, y la centrada y seria pose de Tony Clarkin punteando su guitarra sigue refiriéndome a los mejores riffs que Mick Box desprende, eso sí, salvando las claras diferencias de apasionamiento a la hora de su entrega en directo. Otro tema de su nuevo ‘Sacred Blod, Divine Lies’, la efectiva “Princess In Rags (The Cult)” se encargó de dar buen paso a otro de los grandes clásicos de los de Birmingham: el himno “Vigilante”, con el que me vacié del todo. Ya repuesto gracias a un breve receso en el que los "Zu-Ga-Be" ("Otra más") se repitieron sin cesar, la banda retomó su puesto para rematar la faena tirando de dos de sus mejores clásicos: primero llegó el efervescente “The Spirit” el que nos desgarró las gargantas y, tras él, el potente y rápido “Kingdom Of Madness” propuso un excelente cierre a otra de las genialidades de este festival. ¡Aún sigo flotando! Y aún me quedaba seguir disfrutando de la magia que Bob Catley aplicó para convertirse en el mejor cantante de los que actuaron con Avantasia. ¡Fantástico, fabuloso, colosal! JF

Han pasado muchos días, más bién décadas, desde que en Long Island (USA) se intentó dar respuesta al sonido Black Sabbath que provenía de tierras británicas. Por suerte, Blue Öyster Cult no ha sido solo una contestación yankee al sonido de Birminghan, sino una de las bandas más importantes de la historia del rock. Precisamente por eso, sorprende cómo cuesta horrores ver esta gran formación en nuestras tierras (la última vez fue en el Azkena del 2012). Uno no deja de preguntarse cómo puede darse esta situación, más que nada porque la formación liderada por Eric Bloom y Buck Dharma tiene carisma, fama, entrega y feeling por todos los lados. Y es que sólo se les puede poner un pero a su actuación, que comentaré un poco más adelante. Arrancaron con “This Ain't The Summer Of Love”, su primer hit en su larga carrera, para seguir con “Golden Age Of Leather”; ejecutar los coros del principio no es tarea fácil, pero lo hicieron a la perfección, y es que el sonido fue una delicia durante todo el concierto. Siguió la comercial, con riff de tonalidades reagge, “Burnin' For You”, “O.D.'d On Life Itself”, el medio tiempo “Harvest Moon”, “ME 262” del 'Secret Treaties', y aquí es donde me paro, porque llega el pero que comenté antes, con la instrumental “Buck's Boogie”. Un buen tema de casi siete minutos que lo alargaron cinco más sin aportar nada nuevo del mismo. ¿Hacía falta? Y más cuando la banda se guardaba un primer plato de larga duración por el duelo de solos de Castellano y Buck respectivamente, en forma de balada blues en “Then Came The Last Days Of May”. Si la actuación fuera la convencional me parecería perfecto, pero el tiempo en un festival es casi sagrado y te limita en el setlist... y cuando no aportas nada nuevo al tema, es algo que te puedes ahorrar. El sonido de unos efectos especiales de tormenta y un ruido de monstruo nos hacía presagiar de la llegada de diversión en forma de “Godzilla”. Finalmente la sensual y psicodélica “Don't Fear The Reaper” daría por terminada su actuación de forma brillante. Bajo el cielo tan despejado en Seebronn, casualidades de la vida ya que siempre hay nubes, y a la espera de la salida de las estrellas, no cayó “Astronomy”. Una pena que no recuperen este clásico, pero no se puede tener todo en la vida. XB

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Ronnie Atkins (izq.) y Tobias Sammet (der.) durante el concierto de Avantasia

Una noche mala la puede tener todo el mundo. Incluso para el mega-proyecto de Tobias Sammet. Siendo los cabezas de cartel del festival no estuvieron a la altura de lo esperado ni en sonido (aquí sí que poco puede hacer la banda), ni en calidad musical, algo que me sorprendió ya que no me lo esperaba. Sobre las tablas, una escenografía al estilo de las mejores obras teatrales, digno de formaciones relevantes dentro del panorama de rock en general. Uno no deja de alegrarse de ver como Avantasia ha crecido de ser un proyecto de un artista de power-metal, a un espectáculo musical que está entrando dentro del panorama conocido como rock de estadios. Y es que llenar grandes salas, encabezar festivales y llevar la infraestructura no sólo técnica, sino también de músicos de primer nivel, está al alcance de pocos. Muy pocos. Pero esto conlleva riesgos también. Y es que no siempre puedes contar con los artistas que querrías para realizar el espectáculo al nivel más óptimo. Por mucho que prometas alrededor de tres horas de show, descaradamente de más a menos, si te faltan artistas como Jorn Lande y Amanda Somerville el espectáculo se queda cojo. Pero más cuando sus sustitutos son un Ronnie Atkins que no llegaba a los tonos más difíciles, y no digamos a los de Jorn, pero es que encima, el pobre cojeaba por el escenario. Y la corista, Marina La Torraca, que para mí ya iba justa en los coros, pues imaginaos a la hora de interpretar temas como “Farewell” o “The Story Ain't Over”... ¡Un desastre! Para más inri, Tobias bajó en algún momento la tonalidad de las partes difíciles de las canciones. Echar gritos a los técnicos de sonido cuando cantas la inicial “Mystery Of A Blood Red Rose” o meterte con Miro, en plan de coña (pero la pulla allí queda) porqué se equivocó en la entrada de “Draconian Love”, no ayudan al espectáculo. Lo que sí que ayuda es contar en tus filas gente que demuestra una y otra vez su solidez como instrumentistas: Paeth, Hartmann, Miro (que aún con el pequeño desliz que tuvo le salvó la papeleta en esa noche), Boenkhe, pegando fuerte aunque el sonido de la batería no fuera el correcto; y el buen hacer del corista Langhans, que no lo hizo mal en la parte solista de “Draconian Love”. Mención aparte de un Kiske que cumplió como siempre con temas como la segunda canción de la noche “Ghostlights”, la rapidísima clásica “Reach Out For The Light” o “Shelter From The Rain”. El joven, lo digo por su cara de niño, Eric Martin se llevó más de un aplauso al cantar con estilo temas como “Dying For An Angel” y la progresiva “Twisted Mind”. Pero el gran triunfador de la noche fue sin lugar a dudas... ¡Ozzy Osbourne! Estaréis pensando que os estoy tomando el pelo en vuestra cara, pero no, es la verdad. Bueno, una verdad a medias, por lo que comentó Tobias alguien importante había confundido al bueno de Bob Catley con Ozzy. No me pude enterar bien de la coña porqué lo decían en alemán, pero mira, para echar unas risas vino bien la verdad. Bob Catley se comió por carisma y por técnica de voz a todas sus parejas de baile de la noche. Nadie pudo con él. Las partes brillantes de Avantasia se las llevó y de calle. Temas como “The Great Mystery” o “The Story Ain't Over” los llena de una calidez especial. Fue el salvador de la noche. “Lost In Space” y el medley, con todo el mundo encima del escenario, de “Sign Of The Cross / The Seven Angels” pusieron fin a la actuación. No fue una tragedia griega ni mucho menos, pero sí una noche de fuertes contrastes. Escuchabas temas que un cantante lo hacía muy bien pero el otro no llegaba, en algún momento la corista desafinaba en algún tono o la voz de Tobias se diluía entre las demás voces del escenario. ¡Una pena! Esperemos que en el concierto del Leyendas estén al nivel de siempre. XB

Domingo 31

Tercer y último día de un festival que, desde el pasado año con su décimo aniversario, se alarga en una jornada más a lo propuesto las anteriores nueve ediciones. Y por desgracia otro mazazo en el cartel. Si el primer día fue la ausencia de UFO la que nos dejó con sensaciones encontradas, este día la mala suerte volvía a hacer acto de presencia debido a la salida de pista de un avión en el aeropuerto de Stuttgart, lo que provocó el cierre de éste y, con ello, la imposibilidad de que la carismática Kim Wilde pudiera cerrar un festival que, sinceramente, recomendamos descubrir.

Empezamos el domingo con esta banda residente en Hannover que se formó por allí el año 1973. Músicos de primer nivel del panorama nacional han pasado por la banda como Rarebell o Jabs, los dos de Scorpions. Si os digo que Fargo tienen un álbum que se titula 'Whising Well'. más los miembros que han estado, os podéis hacer un poco a la idea de cómo suenan. Pues sí, entre Free, Bad Company y algún toque de Scorpions. Nada mal, la verdad. Peter Ladwig, sin llegar a ser Paul Rodgers, se defiende correctamente en las tablas. Peter Knorn, miembro de Victory, le da un toque especial con su bajo. Pero sobretodo cabe destacar la pegada del bateria que lo hizo francamente bien. Temas como “Arrow In The Wind”, “I'm A Loser”, que recuerda un poco a UFO o Thin Lizzy, o “Little Smile” nos hicieron pasar un rato agradable. Buen concierto. XB

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EAV

Con un nombre como EAV (Erste Allgemeine Verunsicherung), sólo se te ocurre un estilo: el divertido. Y así fue. EAV es una formación procedente de Austria cuyas canciones han sido referentes de los jóvenes del pasado y, aún hoy, siguen regocijando a las actuales generaciones. Desgraciadamente la banda canta en alemán y no pudimos más que interpretar, a nuestra manera, lo que su líder, el cantante Klaus Eberhartinger, deshilaba en sus monólogos... Cambios de indumentarias, chistes y frases graciosas y unos temas que la gente cantó al nivel de himnos, nos propusieron desencajar nuestras mandíbulas, como decía a nuestra manera (eso sí, con un par de cervezas de por medio). Lo cierto es que nos sentimos como si un alemán fuera a un concierto de los Mojinos o de El Reno Renaldo: no entendimos ni papa, pero lo disfrutamos. JF

Y llegaba el turno del que a la postre iba a ser el mejor de los conciertos del festival, el de unos Slade que cumplen 50 años de carrera; aunque debido a su vitalidad, nadie diría que medio siglo les contemplan desde los escenarios...

Dave Hill, Don Powell, John Berry y Mal McNutly siguen perpetuando con un nivel envidiable el nombre de una de las bandas pioneras del glam rock. Divertidos, sarcásticos, enfáticos y muy efectivos es como se mostraron, en el mejor concierto de los cuatro que he tenido la fortuna de verles previamente. En el concierto Dave Hill no sólo nos desveló su calidad como guitarra, sino que también nos dejó clara su calidad como humorista, su graciosa elasticidad y su saber a la hora de levantar al público. Sin duda Dave, a sus setenta años es uno de los mejores frontman del rock n roll.

El clásico “Gudbuy T’ Jane” inició el concierto y ya lo hizo con esa fórmula llena de simpatía y efectividad que sólo los grandes saben inyectar a un público que, desde el primer minuto, disfrutamos cantando, saltando y viendo las deambulaciones de una banda que durante algo más de hora y media nos hizo sentir afortunados por vivir uno de los mejores y más divertidos conciertos que recuerdo. Tras Gudbuy, el rock 'n' roll en forma de hard melódico apareció con “Take Me Bak ‘Ome” y “Lock Up Your Daughters”, que contó con parte del riff del “If A Long Way To The Top (If You Wanna Rock n Roll)” de AC/DC, lo que aumentó aún más la festividad con la que disfrutábamos en el inicio de un concierto que iba a ir de más a mucho más; “Look Wot You Dun” fue buena muestra de ello. Tras un breve receso, John Berry cedió las voces al bajista Mal McNutly para que éste adentrase en una parte con mayor feeling pero igual de divertida, y lo hizo con los intensos y sarcásticos “Everyday” y “How Does It Feel”. Nuevamente con Berry a las voces, los octavos de nuestras gargantas subieron y subieron para seguir a la eficaz “Coz I Luv You” y ese himno de saloon que es “Run Runaway”, temas en los que Mal cambió el sonido de su bajo por la armonía de su mítico violín. Dave Hill en ningún momento paró de saltar y brincar doblando graciosamente una piernas que parecían de goma con unos gestos dignos del mejor de los mimos. ¡Parece mentira que ya tenga setenta años! Nuevamente con Mal a las voces, volvimos a cantar a pleno pulmón, esta vez con las salvas de “May Mama Let Me” y el himno de batalla “Mama Weer All Crazee Now”, tema en el que Dave exhibió su Superyob guitar, esa guitarra que con forma de cohete suena de lo más rockabilly, sonido perfecto para la interpretación de un “Get Down And Get With It” que se soldó con parte de un “Tutti Frutti” que rememoró al rey del rock.

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Slade

El concierto había dejado a todo el mundo con una sonrisa en la cara y con ganas de más, y así lo entiende una banda que se guardó lo que todos esperábamos para acabar la fiesta por todo lo alto. Slade iniciaron los bises con ese clásico y sentimental “My Oh My” que emocionó hasta a Mil. Tras el feeling , llegó la tormenta con un inmenso “Cum On Feel The Noize” en el que al batería Don Powell casi se le rompe el protector dental –lo usa por un tic que le hace cerrar la boca cada vez que golpea el bombo-  que casi sonó tan heavy como lo dispusieron Quiet Riot en ‘Metal Health’ (D.E.P. Kevin DuBrow). Todo estaba en lo más alto; el concierto nos había divertido, entusiasmado, convencido y enloquecido, pero aún no había acabado… Dave Hill apuntó: “Chicos ahora vamos a volvernos todos aún más locos, vamos a ser más salvajes que nunca” y un explosivo “Born To Be Wild” hizo honor a su título. El de Slade fue más que un concierto, fue una clase magistral de lo que deberían ser todos los conciertos por los que pagamos, una clase magistral de entrega, virtuosidad, divertimento y buen rollo. Tanto la banda como nosotros tuvimos la misma opinión: ¡De este concierto nos acordaremos durante toda la vida! JF

Barclay James Harvest feat. Les Holroyd. He aquí delante de un dilema. Entiendo que en un festival ha de tener cabida todo los estilos de música. En la variedad hay el gusto. Pero claro, terminar de ver Slade por todo lo alto y que luego te monten un concierto de rock sinfónico, pero de relax, y que encima sabrás que no saldrá la Kim Wilde para hacer un final de fiesta más divertido, da bajón. Y así fue. Imaginaos por un momento los temas más lentos de Alan Parson's Project... pues aquí eran los rápidos. A destacar alguna melodía que recordaba un poco a Pink Floyd, sobre todo “Rock 'n' Roll Star”, algún momento brillante de transición de parajes sinfónicos como “Mockingbird”, pero es que Les Holroyd no cantaba... ¡susurraba! Y mira que Louie Palmer a la bateria, ex-Sting, y Michael Byron-Hehir a la guitarra, ex-Paul Rodgers que ayudó más de una vez a Bryan Adams en alguna grabación, quienies hicieron un excelente trabajo. Pero nada, no me motivaron ni con su clásico más clásico “Hymn”. Y ojo, no estoy criticando que la banda lo hiciera mal, al contrario, estamos hablando de músicos de talento innegable. Pero terminar un festival con este tipo de composiciones... como que no. Eso sí, al poco que terminaron su actuación y como es tradición, se lanzaron los fuegos artificiales que alegraron un poco la despedida de este excelente festival. XB

Texto: Josep Fleitas (JF) y (XB)
Fotos: Josep Fleitas

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