Crónica del Mad Cool Festival (Viernes 17 de junio): Jane's Addiction, Band of Horses...
18 junio, 2016 1:26 pm 5 ComentariosCaja Mágica, Madrid.
Carteles indicativos, gente preparada en sus puestos, barras con una espera razonable, sistemas cashless funcionando a la perfección... ¡esto ya es otra cosa! El Mad Cool, después de ese simulacro de festival que fue su primer día en lo organizativo, dejo espejismos a un lado y dio por primera vez el verdadero golpe sobre la mesa de lo que desea ser y el lugar en el que quiere situarse.
Tras pasar un control de seguridad para nada exhaustivo (no puede ser que hoy en día se limiten únicamente a palpar la mochila) atravesamos el puente hasta plantarnos delante del escenario Matusalem y ver que nos tenía deparado Bigott. Este tío es un personaje, quede todo dicho; un zaragozano con bigote del siglo XIX que se cree americano que se cree una estrella de rock. Y oye, le queda muy bien. Chapurreando el español, balbuceando entre canciones y reconociendo entre risas "estoy borracho", el compositor supo movilizar a unos cuantos cientos de personas a base de un rock austero que bebe más de una simplicidad lo-fi que de terrenos más enérgicos. "Dead Mum Walking" caldeó el ambiente alejado de los teclados de otras interpretaciones en vivos, "Hand" se mostró como una nueva canción incluida en su nuevo disco 'Mis Amigos están muertos' (¿será verdad o estaría vacilándonos?), "Baby Lemonade" continúo la senda y "Cannibal Dinner" fue celebrada, aunque perdiendo mucho con respecto a su versión de estudio. Desde luego el escenario se le vino grande, pero es agradecida un poco de representación estatal en los grandes recintos.
Volvemos a recorrer el recinto para llegar a los primeros acordes de Kings Of Convenience, dúo noruego que tan pronto divagan por ambientes preciosistas ("The Weight of my Words"), como dominan a la perfección los terrenos de la transfiguración folk ("I Don't Know What I Can Save You From") o exprimen al máximo sus armonías vocales a lo Simon & Garfunkel ("Toxic Girl"). Lástima que la gente que llenó el escenario Avalon estuviera a otra cosa. Aquello parecía un bar, con la gente hablando en alto, mirando sus móviles y pasando de largo del concierto. El resultado fue la constatación de que este tipo de propuestas o se electrifican en directo o tienen que ser destinadas a un tipo de festival musical más gourmet en el que el público no vaya para hacer tiempo a la fiesta posterior.
Esperando a verlos en una sala para disfrutarlos en su esplendor, les abandonamos con todo el dolor del mundo para coger hueco en el escenario Caja Mágica para ver a Augustines y comprobar de primera mano si la variedad de su rock alternativo y las influencias africanas de su último disco 'This Is My Life' tienen una buena cabida en los directos. Con más de 15 minutos de retraso por una prueba de sonido tardía, no podemos acusar de falta de entrega a Billy McCarthy y los suyos. Se dejan la piel y viven su música, algo que no siempre apreciamos en la música de nuestros días, pero la sensación tras su bolo es agridulce, a causa de la pérdida de gran parte de los matices de sus álbumes de estudio. Es difícil reducir pistas llenas de efectos, sintetizadores e incluso coros a un formato trío. En la entrevista que les hice, Billy me contó que si no contaban con más miembros era por la pasta pero... ¿por qué no tirar de pre-grabadas ante la contrariedad cómo en esa "Cruel City" que dejó a la gente coreando durante 5 minutos tras la finalización del concierto? Entre tanto, una marabunta eléctrica atravesó temas como la velocísima "Are We Alive" o la interesante "Headlong Into The Abyss", para pasar a la emotividad de la cara B "Ballad of a Patient Man" y regresar a su primer lanzamiento con "Juarez". Tienen que apostar a lo grande si quieren demostrar el valor de su música... pero en este mundo no todo es tan fácil como parece.
Otra caminata de diez minutos nos dirigió hasta el escenario principal, ese en el que Jane's Addiction iban a homenajear a aquel 'Ritual de lo habitual' que nos voló la cabeza hace 26 años interpretándolo de pé a pá. Una vez que cogimos sitio y tuvimos que aguantar 15 minutazos de un muñeco gigante con colorines mientras nos petardeaba la cabeza con la "Kannialen" de Apashe en bucle, comenzaron los primeros acordes de este espectáculo bochornoso en todos los sentidos. Los primeros acordes de "Stop" directamente no sonaron a causa de unas guitarras bajísimas, al contrario que los berreos de un terrorífico Perry Pharrel que no dio una nota bien en toda la actuación, desafinando, sin llegar a las notas y encima pidiendo que le subieran el micro, el cual llegó a saturar. La base instrumental, al contrario, todo un espectáculo. El bajo de Chris Chaney "No One Leaving" nos hizo saltar a todos y para cuando en la tercera "Ain't No Right" se podía escuchar la guitarra, vimos a un Dave Navarro en estado de gracia marcándose unos riffs y solos marca-de-la-casa que dejaban la boca abierta.
Podríamos pensar que si la voz es mierder y la base instrumental de 10, la media está equilibrada y el show queda aprobado, pero la "escenografía" con cuatro bailarinas / strippers que perreaban a Perry, enseñaban sus encantos al respetable, y se mostraban completamente sexualizadas en los juegos lésbicos con esposas o tiras, es algo completamente inaceptable que nos lleva al suspenso. Podemos entender la belleza plástica de las chicas bailando en una barra,o incluso la provocación de colgarlas a las dos de unos piercings de "Ted, Just Admid It" entre tanto que se berreaba eso de "Sex Is Violent", pero la provocación gratuita utilizando a la mujer como objeto es algo que ya debería haberse acabado hace mucho tiempo. El regreso a la edad de piedra con unas primeras filas aplaudiendo con la aparición de las chicas y un señor de 60 años que se tiró todo el concierto haciendo fotos a las chicas no daban otra cosa que vergüenza ajena.
El Ritual siguió en estricto orden desplegando con una poderosa "Obvious" y una "Been Caught Stealing" de la que nos faltaron los ladridos pese a que incluyeron un duelo guitarra-voz que ya podréis imaginar quien ganó. La percusión de "Three Days" nos llevó por el mal camino con acordes acariciando el thrash en sus desarrollos, entre tanto que "Then She Did..." ratificó en sus acordes iniciales la inspiración que un año después asumiría Yorke con su "Creep". El álbum se cerró con una "Of Course" transformada en un vals que se hizo eterno y "Classic Girl" alejada de la redondez del disco.
Entre tanto, Perry Farrell agotaba a tragos su botella de vino antes de marcarse su mejor actuación de la noche: una versión de "Rebel, Rebel" de David Bowie celebradísima por todos nosotros. Tras agotar el LP que venían a tocar, el concierto se cerró con "Mountain Song", "Just Because", el episodio de las chicas volando y una perfecta "Jane Says", todo sea dicho. Quizá con los ojos cerrados y con Farrell en buen estado hubiese sido un conciertazo... pero no lo fue.
Salimos escopetados para intentar entrar en la interesantísima electrónica de Caribou y quitarnos este sabor de boca, pero llegamos 15 minutos tarde... y aquello ya estaba hasta arriba. Y sí, una de las peores cosas de este Mad Cool es que los escenarios interiores tienen un límite de aforo por lo que, o llegas un poco antes o te quedas fuera. Es el precio a pagar por la comodidad de las gradas y un sonido decente según el concierto. Aun así, la falta de previsión ante la convocatoria del músico canadiense se hizo palpable.
Quizá sería un castigo del karma por hacer un amago de perdernos la actuación de Band of Horses, pero la verdad es que tampoco nos perdíamos una gran cosa. Su folk rock americano con raíces sureñas puede cautivar a muchos, pero en directo la épica de algunos temas se diluye en tanto que su forma de presentar estos medios tiempos se dispone con un mismo esquema: pequeños riffs ligeros, varias rondas de acordes, y una fantástica voz de Ben Bridwell. "Casual Party" nos recibió con la dosis de emotividad justa, "Laredo" elevó el nivel, "Throw My Mess" abrazó las raices del americana para subir el ritmo por primera vez y "The Funeral" no llegó a destacar tanto, pese al buen tema que es, debido a la similitud con los anteriores.
Desencantados por la actuación de los de Seattle, nos acercamos tanto como podimos a The Prodigy, quienes reventaron todos los altavoces con un volumen ensordecedor para traernos lo mismo de siempre. Luces epilépticas, los frontman Keith Flint y Maxim Reality repitiendo "fucking" hasta más no poder, las guitarras en un tercer o cuarto plano sobre una percusión martilleante y los esquemas de siempre. O lo tomas o lo dejas. ¿Cuantas veces hemos oído eso de "Voodoo People, Spanish (o inserte otro país) People? El taxi para volver a casa ya lo teníamos pedido, así que solo pudimos quedarnos a los primeros temas de la marcianada que supone Die Antwoord, la cual superó a los anteriores en espectáculo. Un remix de "La marcha de las valquirias", Ninja tirándose al público y la extraterrestre Anri Du Toit con su voz pitufada plantearon una propuesta interesante, tanto en sus bases como en las proyecciones escalofriantes de la pantalla. Lástima que el cansancio nos pidiera ya retirarnos a casa.
¿Siguiente capítulo? Para empezar, Nothing But Thieves, Gary Clark Jr. y Neil Young. Promete.
Texto: Sergio Julián Gómez (@Sergio42)
Fotos: Alfonso Dávila
5 comentarios
Supongo entonces que tambien pensaras que Madonna o Gaga o Kylie estan en la edad de piedra cuando hacen mas o menos lo mismo en sus espectaculos que Jane!s Addiction, solo que son ellas las que van ligeras de ropa y los tios que las acompañan. En el caso de Gaga tambien con gestos sugerentes... ¿o como son sus espectaculos y sus bailarines tios ahi no te parece ofensivo? En mi opinion no es ofensivo en ninguno de los dos casos. Es baile mas o menos picante, pero realizado con estilo y gusta a mi entender.
¡También lo pienso!
Como en todo, considero que hay límites en la provocación. En este caso límites machistas. Pero como digo, la mitad de su espectáculo (con el uso de las chicas) me pareció perfectamente aceptable.
Saludos (:
Efectivamente, como te fuiste antes de que Kings of Convenience terminaran, no escuchaste al propio Erlend Oye dándonos las gracias porque había encontrado un público mucho más respetuoso y silencioso que en su paso por el Primavera Sound. Ergo tan mal no estuvo la gente.
Sobre tus críticas al espectáculo de Jane's Addiction ("completamente inaceptable que nos lleva al suspenso [...] la provocación gratuita utilizando a la mujer como objeto es algo que ya debería haberse acabado hace mucho tiempo")... ¿qué especie de comentarios son esos? Esto es rockandroll, amigo. Me parece que te equivocas de enfoque, todo eso políticamente correcto no encaja en el hedonismo que buscamos los que nos acercamos a estos eventos. Por suerte.
... y ya puestos, si no estuviste a 10 m del escenario de Prodigy como un servidor y te permites el lujo de decir "reventaron todos los altavoces con un volumen ensordecedor para traernos lo mismo de siempre"... con todos mis respetos, no es un festival para tí 😉
Tampoco creo que hayas entendido demasiado el rollo ZEF que se traen Ninja y Yo-Landi Ve$$er...
Un saludo de alguien que sí entendió y disfrutó el viernes de Mad Cool 2016.
Buenos días Ángel!
Respecto a Kings Of Convenience, también dijo en un momento esto, recogido por JNSP: "Erlend llegó a enfadarse. “¿Sabéis qué podemos hacer?”, se preguntó, encontrándose con que la gente empezaba a pedir canciones. “No, sabemos perfectamente qué tocar. Me refiero a qué podemos hacer para que la gente se calle. Es muy molesto”, espetó". No estuvo tan mal, pero desde luego en grada, que es donde me tocó, era insoportable.
Sobre Jane's Addiction, el rock'n'roll puede tener unos límites, así como toda provocación. Eso ya cada uno y su forma de entender el espectáculo lo puede encontrar.
¡Me alegro que disfrutaras el día! Para mí, fue una jornada más floja que el resto.
Gracias por leer 🙂