Crónica de Ross The Boss + Invisible + Agresiva: Gloria Manowariana

27 marzo, 2017 5:01 pm Publicado por  Deja tus comentarios

Sala Lemon, Madrid.

El guitarrista neoyorquino Ross Friedman, conocido popularmente como Ross The Boss, actualmente con las seis cuerdas de Dictators y los powermetaleros Death Dealer, trajo a nuestro país la gira "The Discipline Of Steel Tour 2017", rememorando su pasado por Manowar en la que participó como miembro fundador hasta 1989 grabando sus seis primeros discos, obras indispensables para la mayoría de sus seguidores y para los aficionados al heavy metal.

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Agresiva

Antes de acceder al recinto, nos encontramos con la desagradable sorpresa de que había una importante cola que se encontraba rellenando un impreso para poder acceder a su interior. Resulta que el local ha pasado a ser un club de fumadores, en el que sólo pueden entrar los socios y donde los humos están permitidos por la ley. Los nuevos gestores comunicaron este hecho unas pocas horas antes del concierto, y la predisposición y el buen trabajo de los promotores y los antiguos gestores de la sala consiguieron salvar un concierto que estuvo, por momentos, cancelado. Muy triste y lamentable que un servidor, que no es fumador ni me interesen los clubes de fumadores, tuviera que firmar dicho documento como condición obligatoria para poder entrar y cubrir este evento.

Los madrileños Agresiva abrían el fuego en esta noche tan deseada por muchos seguidores del metal clásico, aportando su buen hacer y experiencia con una corta pero intensa descarga de thrash metal old school marca de la casa, dejando magníficas sensaciones. Con su inminente nuevo trabajo 'Decibel Ritual' subirán otro peldaño en este complicado mundo del metal nacional. Temas como "The End of the Game", "Hell Towns" o "Aftermath" sonaron casi perfectos, con un vocalista como Samuel San Jos, dominando las tablas y vocalmente impecable, destacando la afilada guitarra de Miguel Coello y su poderosa base rítmica con el bajista Miguel Martín y la pegada del batería Bastian Guarda. Presentaron algunos cortes nuevos, como su adelanto del nuevo disco "Heading for Midnight", que ya nos gustó mucho desde su primera escucha, y cerraron de forma inmejorable con "Sent to War".

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Invisible

Los segundos en aparecer fueron los aragoneses Invisible, que provienen del mismo pueblo que los veteranos Tako, Ejea de los Caballeros. La última vez que los vimos fue en la extinta We Rock, abriendo para los suecos Astral Doors, y hay que decir que la banda ha crecido mucho musicalmente, mostrándose muy sólidos y contundentes.

Con un par de EPs a sus espaldas y moviéndose por los senderos del hard and heavy, nos mostraron temas de estos dos trabajos como "Ya estás", "Entre molinos gigantes", "La rueda", "Sapos y serpientes", "Sombra blanca", "Ella" o "Apagado". Con Carmelo Landa a la cabeza como cantante y guitarrista, Jorge Murillo al bajo y Adrián Bayona a los parches, supieron aprovechar muy bien su limitado tiempo, sumando nuevos seguidores a su causa y dejándonos una maravillosa versión del clásico de Barón Rojo "Incomunicación", endureciéndola y llevándola muy bien a su terreno.

Sin mucho tiempo de dilación, teníamos al guitarrista americano Ross The Boss encima del escenario, saliendo de lleno con "Blood of the Kings" y contando con un público entregado desde el inicio. Sabíamos que la banda que le acompañaba era muy solvente, pero para nosotros fue una agradable sorpresa descubrir a un vocalista como Marc Lopes (Hellspeak, Let Us Prey, Trigger Effect), que para nada nos hizo añorar a Eric Adams. Con unos agudos sobresalientes y una entrega encomiable, se metió al público en el bolsillo sin parar de moverse hacia un lado y otro del escenario. Como contrapunto, el bajista Mike Lepond, que tiene un extenso currículum, principalmente con Symphony X pero también con innumerables proyectos como Affector, Burnt City, Elegacy, Last Union o el suyo propio entre otros, y que domina su instrumento, se mostró un tanto apático, hierático y pasota. No podemos decir lo mismo de otro ex Manowar como es el batería Rhino Earl, otro mercenario que ha desfilado por infinidad de formaciones como Angels of Babylon, Jack Starr's Burning Starr, Holyhell, Forgotten Realm y un largo etcétera que sí se divirtió en su tarima, demostrando su destreza con las baquetas y manteniendo su clase intacta. Dejó claro los motivos que le llevaron a grabar el disco 'The Triumph of Steel'.

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Ross The Boss

Con "Death Tone", y "The Oath" pasaban de su ópera prima 'Battle Hymn' a 'Sign of the Hammer', sin interrupciones, ni discursos tediosos, ante el delirio de un público que cantaba las canciones de principio a fin. Dos trallazos del aclamado 'Hail to England' como "Blood of my Enemies" y "Kill With Power" elevaban la temperatura de sala, que vibraba con himno tras himno. Tras una larga intro, volvían a cabalgar de forma intensa con "Thor (The Powerhead)" para buscar su vertiente más melódica con "Each Dawn I Die".

"Gloves of Metal" fue la única que sonó de aquel "Into Gloy Ride", pasando después por "Sign of the Hammer", que daba título a su cuarto álbum. En ella, Ross se lucía con su destreza y rapidez, rasgando las cuerdas con vitalidad a pesar de sus sesenta y tres años cumplidos. Tras "Dark Avenger", Rhino tuvo su momento de lucimiento con un pequeño solo de batería, para que Ross se tomara un leve respiro antes de la intensa parte final.

"Fighting The World" fue la canción que más euforia desató, con ese estribillo que el público cantaba a voz en grito, y que Marc aprovechó para grabar con su teléfono móvil, inmortalizando ese momento de perfecta comunión entre los músicos y sus seguidores. ¡Esto es heavy metal, señores! Sin perder ni un ápice de fuerza, ni de intensidad, volvieron al iniciático 'Battle Hymm' con "Metal Daze" y el extenso tema que le da título. El último cartucho que quedaba fue el eufórico "Hail And Kill" del fantástico 'Kings of Metal', que fue precedido de un solo de guitarra de Ross quedando como un perfecto broche final, fuertemente ovacionado.

Un público muy satisfecho abandonaba la sala comentando en algunos casos que preferían ver a Ross the Boss tocando los clásicos que a los mismos Manowar, que a veces ofrecen desconcertantes setlists y que a menudo se les calienta demasiado el pico entre tema y tema.

Texto y fotos: José Luis Martín

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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